A raíz de la cuarentena y su inevitable prolongación, muchas personas sienten que la vida les está jugando una broma perfecta. Entre el estrés, la alteración de los horarios, las preocupaciones económicas, los mensajes cruzados y poco certeros de autoridades y medios de comunicación; nada parece haber escapado del plan.
Esas son al menos, algunas de las respuestas a ¿cómo estás?, acompañadas de suspiros o risitas nerviosas y el mal usado “bien”, rematando con “aquí sobreviviendo”.
Lo comprendo perfecto porque dicen que el miedo es libre, se mete por donde puede, y es que, su forma de elegir es simple, básicamente al que se deje y el que se deja es el que se preocupa, porque preocuparse es entrar a un especie de limbo mental que terminará sin duda, en un colapso emocional. A mayor tiempo sosteniendo este estado, mayor el impacto que causará.
Según los datos históricos, nadie nunca ha resuelto algo por preocuparse, nadie; los grandes cambios, las grandes historias, tragedias o éxitos resultaron de una disyuntiva, sus protagonistas decidieron hacer o no hacer, y tomar una decisión es estar en acción, ya es ocuparse.
¿Me explico cuando digo que preocuparse no sirve de nada?... pensándolo bien te lo tengo que decir, sí sirve porque tienes una ganancia en la que quedaste atrapada o atrapado bajo el cómodo disfraz de estrés, esto, con tal de no hacer contacto con tu “Voldemort” interno, el “lado oscuro” de tus emociones -no de quehaceres o deberes- repito de tus emociones.
Porque si miras la otra cara de la moneda, por supuesto que hay personas que la están pasando increíble, realizando cambios en sus vidas, en sus rutinas, dicho de otra manera contactaron con sus emociones, decidieron hacerlo, las entendieron, las gestionaron y se desasociaron del miedo.
Así, como ellos lo hicieron, tú también podrías; pero debemos partir de que tú creas, incluso aunque aún no creas, que pese al “macro plan” de la vida, si podemos tener un mejor control a nivel íntimo, en lo inmediato, en la cotidianidad de esto que algunos han etiquetado como “nueva normalidad”.
¿Te has preguntado qué pasaría si dejas libre a un caballo? Exacto, el caballo hará lo que se le dé la gana; ahora piensa que ese caballo es como tu cerebro, aquí decides si lo entrenas o lo dejas libre, pero por favor no te preocupes, ¡ocúpate!
Luego entonces, si decides entrenarlo, empieza por tener un día lo más estructurado posible, pon tus horarios para despertar, para salir de la cama, para desayunar, comer, cenar, de descansar, e incluso hasta para pelear. En serio, acuerda con tu pareja, hijos o con quien estés “en esta casa sólo se discute de 8 pm a 9 pm, verás los increíbles resultados.
Además recuerda que debes alimentarte correctamente, dormir tus 8 horas; que tus buenos hábitos no estén de vacaciones, si re-estructuras tu agenda, hasta tiempo tendrás de ejercitarte y si quieres hasta podemos hacer una rutina online juntos.
Recuerda que la salud física debe cuidar a la salud mental, y que sin la salud mental no se puede sostener la salud física, que hermoso complemente; curioso también, porque ambas empiezan con el trabajo de la mente, con la calidad de pensamientos y en consecuencia, resolvemos la salud emocional.
Así que la próxima vez que quieras preocuparte por la razón que sea pregúntate que emoción quieres evadir, y como tip, al cerebro le es más útil un pensamiento de “esto va a pasar” que el preocuparse.
Yes, I am happy.
*María Isabel Ascención Medina, es egresada de Ciencias de la Comunicación Generación 2002-2006