El próximo 6 de junio se llevará a cabo la elección más grande de la historia de México con 300 diputaciones por el principio de mayoría relativa y 200 diputaciones por representación proporcional para elecciones federales, para elecciones locales se elegirán gobernadores, jefe de gobernatura en la ciudad de México, congresos locales, ayuntamientos, juntas municipales y alcaldías. En el caso del estado de Puebla, hay 26 diputaciones por mayoría relativa, 15 diputaciones proporcionales, 217 presidencias municipales, 217 sindicaturas y 1,810 regidurías.
Como se puede observar, a nivel local y federal las elecciones son muy amplias con diferentes grados de elección, pero la participación ciudadana no refleja el gran aparato de elección que se lleva acabo, tan solo en 2018 la participación ciudadana fue del 62 por ciento. Esto representa un gran problema, ya que las elecciones mexicanas son de las más caras del mundo, de acuerdo con un estudio de la cadena BBC, el voto en países como Rusia, Francia y Brasil tiene un costo entre 0.44 y 1.8 dólares, mientras en México es de 25 dólares. Ni siquiera comparándonos con un país tan grande como Estados Unidos reducimos la brecha de costo, pues el país del norte tiene un costo promedio de 11 dólares.
Con datos de México evalúa, la carrera presidencial de 2012 donde salió ganador Enrique Peña Nieto tuvo un costo de mil 923 millones de dólares. Un dato que resulta preocupante si la participación mexicana es muy baja, pues estamos hablando de que un 40% por ciento de los gastos de elección son de personas que no van a votar. En cuestión de números, si tenemos 52 millones de personas en el patrón electoral, un 40 por cierto son 20.8 millones que tienen un costo promedio de 25 dólares, lo que se traduce en 520 millones de dólares.
Tenemos una tradición de decir, “¿para que votar si da lo mismo?” y como pudimos leer, no es así. El voto cuesta y cuesta mucho.
