Por: Eunice Victoria Jiménez Gaytán, estudiante de e 2do semestre
La pandemia es uno de los acontecimientos más importantes que hemos llegado a presenciar. Ahora vivimos de un modo diferente y experimentamos adversidades, además de tragedias. Aunque todos enfrentamos la misma situación lo vivimos desde perspectivas muy diferentes.
En los inicios del Covid-19 muchas personas no tomaron precauciones y siguieron viviendo su vida como normalmente lo harían, sin pensar en que estaban afectando a las personas a su alrededor. El resultado fue que los hospitales se llenaron con multitudes de pacientes, exigiendo un servicio rápido sin importar nada, reclamando a los doctores por un “mal servicio”, insistiendo que sus impuestos pagaban su salario y culpándolos por sus propios descuidos. Lo único en lo que la mayoría pensaba era en su propia salud, pero los que más están sacrificando su propia salud y poniendo todo su esfuerzo para sacarnos adelante, reciben un trato inaceptable por las personas que deberían de tener empatía hacia ellos y los demás.
Al ser hija de médicos que se encuentran en la primera línea de batalla contra el Covid 19, puedo ver de primera mano las dificultades y obstáculos a los que se enfrentan día a día en su jornada laboral. Soy testigo de todo el esfuerzo y pasión que ponen al intentar que alguna vida sea salvada, además de todos los riesgos a los que se exponen por personas desconocidas. Al final llegan a casa con la satisfacción del deber cumplido sin olvidar que aún tienen que realizar una rigurosa rutina de sanitación para no afectar a su familia.
Todos los días se viven con miedo, incertidumbre, y pánico por lo que les pueda pasar a las personas que amamos. Es duro tener que levantarte haciéndote las mismas preguntas: ¿este será el último día en el que pueda abrazar a mi mamá?, ¿ya no podré hablar con mi papá?, ¿será el último día que los vea? Ellos siempre tienen la misma respuesta, “no lo sé”, lo cual sólo aumenta el miedo y confirma que el día siguiente será igual, porque las cosas no mejoran. El miedo es una carga que se tiene que aprender a sobrellevar al igual que sobrellevamos esta pandemia. Algunos estamos consientes que tenemos a una persona con un pie en la vida y otro en la muerte. Aunque muchos creen que todo ya va a estar bien porque ya llegó la vacuna, la verdad es que el proceso de distribución conlleva riesgos y tiempo, así que tendremos esperar más para salir.
Es triste saber que hay personas tan ignorantes y egoístas que creen que los médicos no hacen nada. Es triste saber que hay quienes creen merecer la vacuna mas que cualquier otro sólo por usar un cubrebocas por algunas horas o por tener dinero. Es algo totalmente ilógico e hipócrita el que piensen que los médicos –uno de los oficios más importantes en estos momentos– no estén haciendo nada. Deberían pensar en que el esfuerzo del personal de salud debe ser correspondido quedándonos en casa. Yo veo toda la carga emocional que resisten los médicos. A pesar de eso aún tienen energía para salir y atender a más pacientes. Su esfuerzo y valor es algo que deberíamos de admirar y respetar.
