Por: Antonio Cañedo Peña, estudiante de segundo semestre
Actualmente los aparatos electrónicos se han vuelto indispensables, pues en la vida cotidiana usamos muchos de ellos todos los días. En la situación que estamos viviendo por la pandemia del Covid 19 la tecnología se ha vuelto uno de nuestros mejores aliados para trabajar: el internet, la computadora y el celular son herramientas indispensables, pues la comunicación es más rápida y efectiva. ¿Pero realmente conviene que todo lo hagamos en una máquina?
Creo que no es conveniente depender todo el tiempo de la tecnología. Sabemos que los dispositivos pueden fallar. Los sistemas electrónicos son vulnerables y podrían perder nuestra información. No estamos listos para resolver todos los problemas que tendríamos si no podemos usar los dispostivos electrónicos.
Otro problema es que el abuso de cierta tecnología nos vuelve más robots o más sistemáticos. Nosotros no somos engranajes y algunas herramientas digitales, por ejemplo, hacen que seamos intolerantes a las equivocaciones, sin darnos cuenta que el ser imperfecto es lo que nos hace humanos. Las computadoras, nos pueden convertir en una empresa de correos. Es fácil pensar lo que hace un correo, pero en realidad es un sistema digno de contemplación: una hoja de papel puede darle la vuelta al mundo tan fácil como pasar un papel en la clase; lo único que se debe de hacer es poner el nombre y dirección en un sobre, poner una estampilla y llevarla a la oficina de correos, y funciona porque cada persona actúa como una máquina programada, leen la dirección y sólo la llevan, no cuestionan o divergen, no se detienen a pensar para qué es o qué es.
Hay que considerar algunos peligros de la tecnología. El principal, además de lo que he mencionado, es la desaparición de empleos porque muchas labores son o pueden ser hechas por robots o inteligencia artificial. Por eso es que debemos cuestionar la tecnología e imaginar un futuro en el que ésta sea una aliada y no un problema. La tecnología muchas veces nos ha hecho la vida más fácil, pero tiene un lado oscuro: la manipulación de las redes sociales, los algoritmos de las empresas y, sobre todo, el alejamiento de las cosas que nos hacen humanos: estar en familia o disfrutar la naturaleza. Sé que es imposible desprendernos de nuestros dispositivos electrónicos, pero no hay que dejar que nos controlen.