El profesor Aurelio Horacio Heredia Jiménez, investigador de la facultad de Electrónica, comparte su experiencia como encargado del subsistema de potencia del nanosatélite AztechSat-1.
¿Cómo se integra al desarrollo del AztechSat-1?
La propuesta surgió a través de la vicerrectoría académica. En aquel tiempo llegó una propuesta directamente al decanato de ingeniería, como pertenecemos a la facultad de electrónica, nos hicieron la invitación y decidimos un grupo de profesores de la facultad en entrarle al proyecto, entonces empezamos a ver de qué forma estábamos distribuyéndonos los diferentes trabajos, entonces me dijeron que yo era el indicado para hacerme cargo del sistema de electrónica.
¿Qué pensó cuando surgió la invitación al proyecto?
La verdad decíamos que era un compromiso muy fuerte, porque si aun estando en la Tierra tenemos problemas en los sistema eléctricos automotrices, imagínate tener que trabajar con sistemas eléctricos a nivel espacial, que no es lo mismo. Teníamos que aprender a pesar de qué tenemos conocimientos y necesitábamos saber cómo se va a comportar un sistema eléctrico bajo las condiciones espaciales, entonces tuvimos que aprender todo eso y los mentores de NASA nos fueron asesorando. En mi caso, sí pensé que iba a ser algo complicado, pero al final acepté el reto.
¿Cuáles son las diferencias técnicas de cómo trabajan los sistemas eléctricos aquí a comparación del espacio?
Primero que nada las condiciones ambientales extremas en las que va a estar, en un momento puede estar a -60°C y en menos de un minuto 50 a 60°C, por lo que el satélite tiene que soportar los cambios bruscos de temperatura, los conductores eléctricos para los sistemas espaciales tienen que ser específicamente materiales que no gasifiquen, que estén libres de compuestos químicos generar toxicidad. Aquí en la tierra tenemos la ventaja de que sopla el viento y se lleva esos gases, pero en un ambiente de ingravidez donde no hay aire y los gases que se van generando, pueden provocar daño a las personas que estén ahí, porque el satélite va a llegar a la estación internacional.
En el espacio no va a haber una persona que si falla algo lo vaya a arreglar, por eso tiene que ser prácticamente perfecto, sin errores, sin falla porque no va a ver alguien que diga “sube, ve y componlo”. Se tiene que tomar precauciones muy, muy exhaustas que eviten cualquier error de ese tipo.
¿Cuántas horas le dedicaba al proyecto?
Le dedicaba un tiempo considerado de 4 a 5 horas aquí en la universidad, pero también le dedicamos otro tiempo afuera para ir aprendiendo al principio. Hubo ocasiones en las que tuvimos que quedarnos todo un fin de semana para trabajar con el satélite; había que sacrificar tiempo a veces, pero era un gusto venir y trabajar.
Agradezco que hayas hecho esa pregunta porque saber que hay gente afuera de la universidad que sabe y conoce lo que estamos haciendo, da un gusto bonito porque participamos y tuvimos algo que va a dejar mucha huella en la universidad.
¿Qué aprendió mientras trabajo en el proyecto?
Realmente la vida es un aprendizaje a diario, el poder trabajar con gente externa de prestigio, como son los de la NASA o la Agencia Espacial Mexicana, que también aportan mucho, te va dejando aprendizajes de cómo uno puede desarrollar proyectos de gran magnitud a través de estas dependencias. Fue un aprendizaje bastante enriquecedor para mi persona y como profesionista, porque son cosas que no se hacen a diario y que uno nunca pensó hacer, entonces hay aprendizajes en cualquier área que queramos ver personal, profesional, en cuanto a compañerismo, a trabar en grupo con diferentes instituciones, buscar laboratorios, buscar alianzas.
¿Cuál fue el reto más difícil que tuvo que enfrentar?
El reto más grande fue que todo quedara funcional y quedara perfectamente bien. No se permiten errores, trabajar las cosas más que bien, casi perfectamente bien, y que se cometa algún error que pueda provocar que el satélite no funcione, porque el sistema eléctrico de potencia es principal, ya que sin energía no funciona, si falla el sistema eléctrico, el satélite no sirve para nada. Entonces el reto era no tener ningún tipo de error y visualizar los que se pudieran generar en un momento dado.
¿Qué le gustaría decirles a todos los chicos que participaron en el proyecto?
Que no dejen pasar oportunidades en los proyectos que hay, a los jóvenes que precisamente estuvieron participando en el proyecto, agradecerles infinitamente todo el apoyo que tuvimos. Todos trabajamos profesionalmente haciendo esto, se entregaron al máximo, sacaron lo mejor de sí y fueron personas muy comprometidas que les agradezco que hayan estado en el sistema eléctrico de potencia. Yo quedo muy satisfecho con el grupo de estudiantes con el que me rodee y de cada una de las personas que participaron dentro del proyecto.
¿Pensaron que no lo lograrían?
Cuando empieza algo se tiene cierta incertidumbre, tienes cierta duda, pero a medida que fuimos conociendo todo el sistema, nos empezamos a dar cuenta que si teníamos la capacidad de llevar acabo ese proyecto, de ejecutarlo bien y sacarlo muy bien. Hoy en día estamos contentos ya que pasaron todas las pruebas realizadas por la NASA, y quedamos a gusto porque todo funcionaba perfectamente bien y de acuerdo a la forma que nosotros lo habíamos propuesto.
¿Qué sigue para usted?
Seguir trabajando porque necesitamos vivir y comer, por ahora solo nos queda esperar que llegue el 4 de diciembre, cuando llegue a la estación internacional y ahí seguir esperando para que sea liberado en febrero del 2020 y empiece ya a cumplir su misión .
Entrevistas
El trabajo detrás del Nanosatélite
04 diciembre Por: Yolanda Jaimes