Entrevistas
Estudiante de Comercio y Estrategia Internacional recorre Asia
27 febrero Por: Yolanda Jaimes
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[Cursó un año académico de intercambio en China y paseó por Corea, Tailandia e Indonesia.]

Después de salir ileso de un terremoto en Indonesia, hacer un voluntariado en Corea, conocer por dentro un hogar de  la República de China y estudiar un año completo en Shanghai, José Carlos Santillanes Contreras, estudiante de Comercio y Estrategia Internacional regresó a UPAEP para motivar con su historia a quienes deseen vivir una experiencia internacional.

“Lo interesante de un intercambio es hacer algo diferente, muchos se van a España y Colombia por el idioma, pero de lo que se trata es de retarnos a hacer algo más grande y Asia es increíble porque encuentras personas de todo el mundo, comida que nunca imaginarías, texturas completamente diferentes”, expresó.

Y es que José Carlos Santillanes Contreras, estudió un año completo académico de intercambio en Shanghai International Studies University en China, lo que le dió la oportunidad no sólo de entender un poco más la cultura sino de adentrarse a otros países que le llamaban la atención, como Tailandia, Corea e Indonesia, ello pese a que en un principio tenía en mente ir a Holanda.

“Conforme iban pasando los semestres conocí, a través de las clases, la importancia de las relaciones comerciales de México con países de Asia donde China es la potencia comercial, por eso me decidí incluso aprender chino-mandarín”, confesó.

Agregó que el relacionarse con jóvenes de Asia, quienes llegaron de intercambio a UPAEP, le hizo interesarse aún más de la cultura y el idioma pues con ellos empezó a aprender palabras elementales.

Por lo anterior, cuando llegó a la que sería su universidad por un año, estaba muy bien conectado, y aunque no fue el mismo recibimiento cálido que le dan a los estudiantes de intercambio en UPAEP, su emoción al pisar las calles y vivir la modernidad del país asiático, hizo que ese detalle pasara a segundo plano.

“Shanghai es gigante, muy moderno, hay coches Tesla de lujo por donde quiera, pero era un lío caminar en las banquetas, no solo por la gente, sino porque las bicis te van apurando o pitando, y las calles al cruzar también son un poco complicadas, pues no existen camellones y si no te das cuenta, el camino puede ser de dos sentidos, fácil puedes sufrir un accidente”, relató.

Por su experiencia en el país asiático, asegura, el continente es tan diverso que compañeros de distintas carreras pueden fácilmente tomar un intercambio. Por ejemplo, los de Mercadotecnia para aprender a utilizar la tecnología en sus campañas; los de Medicina por todo los conocimientos que tienen en métodos tradicionales; los de Comercio precisamente por las oportunidades que el país ofrece como primera potencia; los de Gastronomía por la gama de platillos, etcétera.

“Sirve irse de intercambio e ir a China, pero les recomendaría irse un año entero, en un semestre es imposible llegar a entender muchas de las actitudes de los chinos, tienes que darte tiempo, salir a distintas provincias, saber qué comen, cuáles son sus tradiciones, entender la cartografía del lugar,  aprender el idioma”, refirió.

De este modo, José Carlos pudo entrar a una casa en China, pese a la dificultad del hecho, pues a diferencia de los latinos, no existe la misma cercanía o confianza de dejar entrar a alguien a su hogar, “es como abrir el corazón, es algo muy íntimo”, precisó.

“Cuando me invitó (mi amigo), fuimos a la casa de sus abuelos, en una provincia muy pequeña, allí, su abuelo preparó un gran banquete en una mesa redonda con un cristal móvil. Cocinó rana, muchas verduras, huevos duros, orejas y cola de cerdo, pescado, arroz y demás condimentos. Lo tradicional era que tenía que beber con el abuelo y el papá. Conocí a su hermana, quien nunca había visto a un extranjero, y estaba en shock porque yo podía hablarle en mandarín, así que eso ayudó para que me tuvieran confianza, fue como demostrarles que podía ser uno de ellos, hablar como ellos y comer como ellos”, mencionó.

Así, sumergido en el ambiente asiático, en su periodo vacacional José Carlos decidió viajar a Tailandia donde visitó la isla de Koh Phi Phi y Bali en Indonesia, viaje en el que desafió a dos fenómenos naturales.

En el primero, gracias a que llegó temprano se salvó de quedar ahogado, pues en el barco que salió después, donde viajaban puros chinos, se hundió por el mal tiempo; en el segundo, sobrevivió a un terremoto. Sin embargo, la aventura no terminó ahí, como regresó antes de lo planeado a China debido a estos eventos naturales, decidió tomar un voluntariado en Corea.

“Mi voluntariado consistía en cambiar sábanas, limpiar pisos o atender en el lobby, que aunque no tenía nada que ver con mi carrera, podía hacerlo. Allí trabajé con canadienses, salvadoreños, muchos rusos y el trabajo incluía hospedaje y una comida”, explicó.

Hoy la meta de José Carlos es terminar su carrera, ahorrar y continuar su recorrido por el mundo, sin importar que tenga que usar una letrina como lo hizo cuando visitó la Muralla China, experimentar la medicina tradicional china como las ventosas o los masajes realizados por invidentes, comer un pastel con palillos de metal como lo hacen los coreanos, e incluso sin extrañarse por ver a hombres maquillarse en los baños de la estación de trenes de Corea.

“Si quiero regresar a Asia, no sé si China, pero me gustaría Hong Kong o Corea por su calidad académica”, finalizó.

 

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