El cuatro de noviembre de 2020 a las 2:00 a.m., Estados Unidos entró en una crisis institucional ya que Donald Trump se proclamó ganador de la elección presidencial cuando aún restaban por computar 22 millones de votos en múltiples estados del país y Trump anticipó que recurrirá a la Suprema Corte para frenar el recuento de boletas enviados por correo. En su discurso, Trump manifestó de manera irracional lo siguiente: “Esto es un fraude al pueblo norteamericano. Es una vergüenza para nuestro país. Nos estábamos preparando para ganar la elección. Francamente, ganamos la elección. Vamos a ir a la Suprema Corte. Queremos que toda la votación se detenga. No queremos que encuentren boletas a las 4 de la mañana y las sumen a la lista. Es un momento muy triste. Y ganamos esto, y en lo que mí respecta, ya ganamos”.
La declaración de Trump generó alarma y crispó los nervios de un país que, durante meses, se preparó para enfrentarse al temido escenario de que el presidente pusiera en duda la legitimidad de la elección. Trump atacó durante todo el año la fiabilidad del voto por correo al afirmar, sin evidencias algunas, que abriría la puerta a un fraude masivo. Durante el último tramo de la campaña, su entorno ventiló la posibilidad de que el mandatario decidiera cantar victoria antes de que terminara el recuento si el voto presidencial lo mostraba a la delantera. La movida de Trump anticipa una derrota espectacular y una áspera batalla legal en un clima de polarización extrema.
La campaña de Joe Biden indicó que si Trump cumple con su amenaza y lleva la pelea por la presidencia a la Suprema Corte tendrá listo a su equipo legal para enfrentarlo. Dijo Biden: “Creo que estamos en camino de ganar esta elección”. Hay que destacar que, en esta elección, hubo 100 millones de votos anticipados de los ciudadanos probablemente por la inquietud que genera la pandemia.
Al finalizar el día 4 de noviembre, Biden cuenta con 253 votos en el Colegio Electoral – muy cerca de los 270 votos necesarios para ganar en los comicios y Trump con tan solo 214 votos. En el voto popular, Biden se ubica 1.5 millones de votos por arriba de Trump y todavía hay 20 millones de boletas por contar. Cuando el récord de participación por correo está retrasando los resultados – todo lo decidirán tres estados: Pennsylvania, Michigan y Wisconsin y Biden ya ha ganado en Michigan y Wisconsin.
En el Senado la situación es diferente: Los demócratas necesitan desbancar a cuatro republicanos si quieren hacerse de la mayoría – una tarea muy difícil – aunque si el candidato presidencial Joe Biden logra llegar a la Casa Blanca, solo necesitarán tres escaños nuevos, ya que en caso de que haya un equilibrio 50 – 50 la vicepresidente demócrata, Kamala Harris ejerce el voto decisivo. Controlar el Senado es vital en la política de los Estados Unidos, ya que el partido que tenga la bancada mayoritaria elige las leyes que se votan en el pleno y aquí también se confirman las nominaciones sugeridas por el presidente para cargos importantes.
Arriba mencionamos el papel clave del Colegio Electoral en la elección del presidente y el vicepresidente y surge la pregunta ¿Por qué un Colegio Electoral?
Los 538 integrantes del Colegio Electoral se reúnen en las respectivas capitales estatales cada cuatro años tras la elección para designar el ganador. Para ganar, el candidato presidencial debe obtener la mayoría absoluta de los votos del Colegio: 270. Este sistema, originado en la Constitución de 1787, establece una elección presidencial indirecta en una sola ronda. Es decir, los ciudadanos en realidad están votando por sus delegados aun cuando en la boleta electoral aparezcan ambos contrincantes del partido demócrata y republicano. Los padres fundadores vieron este sistema como un compromiso entre una elección con sufragio universal y una elección por parte de miembros del Congreso exclusivamente.
La motivación de los “Founding Fathers” fue su poca confianza en la inteligencia del electorado estadounidense – en estos días eran analfabetas en casi su totalidad. Entre todas las naciones del mundo únicamente los Estados Unidos cuenta con esta extraña institución. Desde entonces, se han propuesto infructuosamente centenares de enmiendas para abolir al Colegio Electoral que ha causado seis veces en el pasado la derrota de un candidato que ganó el voto popular pero no la cifra de 270 votos en el Colegio. Nada en la Constitución obliga a los electores del Colegio a votar de una forma u otra. Si algunos estados les exigen que respeten el voto popular, y no lo hacen, los llamados “Electores Infieles” están sujetos a una multa.
Utilizando este arcaico y extraño procedimiento en la presente elección, los electores se reunirán el 14 de diciembre para votar la fórmula presidencial, porque la ley federal establece que el colegio se reunirá el primer lunes después del segundo miércoles de diciembre. El 6 de enero de 2021 el Congreso debe certificar al ganador en base al voto del Colegio y el ganador asumirá el cargo como presidente el 20 de enero de 2021. Ojalá que sea Joe Biden y con ello, presenciar el fin de la creación del Trumpismo, el fin de la política de realidad alternativa y el populismo etnonacionalista que se ha apoderado del Partido Republicano en los últimos años. Sin embargo, Trump aún no se da por vencido. Usará hasta el último recurso para cambiar el resultado electoral.
Dr. Juan Carlos Botello Dr. Werner G.C. Voigt |