Estrategia y competitividad
La Muerte de Ruth Bader Ginsburg y sus Efectos
29 septiembre Por: Dr. Werner G.C. Voigt and Dr. Juan Carlos Botello
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El sábado pasado murió Ruth Bader Ginsburg, la más prestigiada y admirada ministra de la suprema corte de los Estados Unidos a la edad de 87 años tras una larga batalla contra el cáncer. Poco después de conocerse su muerte, comenzó una batalla por su sucesión. Es vergonzoso lo irrespetuosos que son los republicanos – mejor dicho: El Culto de Trump – en la ahora indiscriminada lucha por el poder.

Hay mucho en juego: Dado que los ministros de la suprema corte son nombrados de por vida, el reemplazo de Bader Ginsburg, nombrado por Trump en los próximos seis días y su garantizada ratificación en el senado dominado por los republicanos va a reforzar la mayoría conservadora actual por décadas y consolidar un claro giro hacia la derecha en el más alto tribunal de los Estados Unidos: de los nueve ministros, seis van a ser ultra conservadores al estilo de Donald Trump y solo tres ministros restantes serán progresistas. Sin embargo, en la opinión de los autores, la decencia seguramente se debe imponer y hacer una pausa por un momento, hacer luto y homenajear los enormes logros de la querida difunta, independiente de las nefastas ambiciones de Trump en institucionalizar sus irracionales planes para Norteamérica.

Hay tradiciones en las que, en última instancia, consolidan las democracias y permiten una coexistencia pacifica a pesar de las legítimas diferencias. Las sociedades requieren normas y tradiciones para no desmoronarse, y a ellas pertenece el respeto por los difuntos. Existen razones por las cuales las culturas han desarrollado rituales funerarios distintivos, pero nada de esto se percibe en Estados Unidos, en estos momentos a menos de 41 días de las elecciones en noviembre.

Apenas se supo de la muerte de la ministra, dentro de menos de dos horas, el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, abrió un debate por la sucesión. Trump esperó solo hasta la mañana siguiente para dejar claro que los republicanos harían todo lo posible para asegurar el escaño vacante con una mujer ultra derechista y en menos de unas pocas semanas. Esto sería factible porque el lacayo de Trump, el fiscal general, William Barr, puede ordenar al FBI conducir una investigación muy superficial de la candidata y el otro lacayo, Mitch McConnell, líder de los republicanos en el Senado, ya prometió un voto aprobatorio en el Senado dominado por los republicanos.

Precisamente porque el nombramiento de un miembro de la suprema corte tiene enormes implicaciones políticas, hay muy buenos argumentos para esperar hasta que el nuevo presidente entre en funciones para nombrarlo – otorgando a la mayoría de los estadounidenses en las elecciones de noviembre la habilidad de decidir qué curso desea que tome el país. El mandatario electo debería ser quien tome la decisión de acuerdo a lo votado por la ciudadanía. Pero los republicanos no están dispuestos a considerar estas tradiciones demócratas y hacen todo lo posible por crear un tribunal extremista. Estados Unidos debería estar de luto no sólo por la muerte de una admirada jurista sino también por la muerte de la propia democracia, así como de las instituciones, incluidos los tribunales, una por una. El voto por Trump es un voto que amenaza la democracia misma. Siempre hay un punto de inflexión, y está muy cerca.

Las consecuencias, que cimentaría durante al menos tres a cuatro décadas la mayoría ultraconservadora en la corte, son tan trascendentales como la eliminación de una reforma migratoria, la eliminación de protecciones para indocumentados, el programa DACA, la expulsión de solicitantes de asilo, la eliminación del aborto legal, la protección de prácticas discriminatorias en el empleo, como permitir la intención de Trump de desviar enormes partes del presupuesto de las fuerzas armadas para la construcción del muro entre Estados Unidos y México etc.

Ahora hay la posibilidad de que Trump se beneficie de un fallo de la corte en su favor en una supuesta disputa por el resultado final de las elecciones presidenciales al argumentar la invalidez del voto por correo. Sería catastrófico para los Estados Unidos tener al mismo tiempo un presidente que es visto como ilegítimo por la mayoría de la población y una suprema corte que se percibe como su cómplice.

Dr. Juan Carlos Botello
Director Académico
Facultad de Comercio Internacional y Logística
UPAEP

Dr. Werner G.C. Voigt
Profesor Emérito

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