Por orden del presidente de los Estados Unidos, la semana pasada el Servicio Postal de su país fue forzado a informar a los fiscales estatales de 46 de los 50 Estados que no puede garantizar que los votos enviados por correo en las elecciones del 3 de noviembre de 2020 llegarán a tiempo para ser contados. Esto plantea la posibilidad de que millones de personas vayan a perder un sufragio efectivo.
Este es el nuevo capítulo del caos que envuelve a la Casa Blanca que se encuentra en medio de un intenso debate en torno a quien vota y como. Son preguntas particularmente importantes en una época de pandemia en la que mucha gente considera votar por correo en lugar de acudir a las urnas personalmente por temor al coronavirus.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tajantemente recomiendan el voto por correo para evitar exponerse al contagio en los centros de votación. Pero Donald Trump, sin ofrecer evidencias, dice que el voto por correo será fraudulento. Aparentemente, él teme que podría costarle la elección. Los demócratas fueron más proclives que los republicanos a votar por correo en las elecciones primarias. El problema con el servicio postal en los Estados Unidos es que el servicio pierde dinero desde hace 25 años, pero sus partidarios dicen que es un servicio del gobierno y que su función no es generar ganancias.
En junio de 2020, Louis DeJoy, un donante de millones de dólares a la campaña de Trump en las elecciones de 2016 – pero sin experiencia alguna en asuntos del Servicio Postal – fue nombrado por Trump como director del servicio (U.S. Postal Service - USPS) y Trump le encomendó la tarea de paralizar a esa dependencia. Inmediatamente, DeJoy redujo el número de carteros, redujo las horas extra del personal y las entregas de cartas en la tarde. Además, en el transcurso de la semana pasada por instrucciones de Trump y DeJoy fueron desmanteladas 671 máquinas para sortear las cartas en centros clave de procesamiento de correo. El colmo fue la remoción de miles de buzones de correo esta semana en barrios con alta concentración de votantes afroamericanos e hispanos – tradicionalmente seguidores del partido demócrata.
El resultado de esto fueron catastróficas demoras en las entregas de boletas electorales y paquetería a nivel nacional. Los derechohabientes a pensiones y beneficios del Servicio Social no han recibido sus cheques y los veteranos de las fuerzas armadas tampoco han recibido sus cheques y envíos de sus medicamentos. (El USPS entrega cuatro millones de envíos de medicamentos diariamente). Notificaciones oficiales de los Tribunales tampoco llegaron a los destinatarios.
El jueves de la semana pasada – el presidente Trump – con enorme arrogancia, reconoció abiertamente en una conferencia de prensa que está privando al servicio postal de su presupuesto para hacer que le resulte más difícil procesar la gran cantidad de votos por correo que se espera en septiembre, octubre y los primeros tres días de noviembre. Cabe mencionar que los actos cometidos por Trump y DeJoy constituyen delitos federales bajo el Título 18 del Código Federal, Artículo 1701:
Cuando se vota por correo, es vital que el voto llegue antes de la medianoche del martes después del primer lunes de noviembre de cada cuatro años. Aunque DeJoy – después de un tsunami de indignación en la sociedad estadounidense – manifestó su disposición de suspender temporalmente sus nefastas actividades, el daño ya es irreparable.
Surge la pregunta: ¿Entonces qué sucederá?
Los expertos en elecciones advierten que la forma más viable para que el presidente Trump intente robarse la elección es bloqueando el recuento de boletas enviadas por correo. Los funcionarios electorales en los 50 estados esperan un enorme aumento en la votación por correo y consecuentemente una demora significativa – de días o semanas – en el conteo de las boletas.
En la noche de las elecciones los resultados iniciales basados en la votación en persona el 3 de noviembre podrían mostrar que Trump ganó, a pesar de que una gran cantidad de boletas enviadas por correo permanezcan sin contar. Exactamente este es el momento que Trump podría utilizar para declararse vencedor, declarando que las boletas enviadas por correo deberían ser ignoradas ante “un fraude significativo”.
Es posible que diga: “Deberíamos dejar de contar las boletas porque esas boletas ausentes son ilegitimas”. Eso sería falso pero desafortunado en términos en los que el país se viera forzado a aceptar la versión de Trump de la “credibilidad” de los resultados finales de las elecciones, basados exclusivamente en los votos personales del 3 de noviembre – este sería un escenario de pesadilla…
Dr. Juan Carlos Botello Dr. Werner G.C. Voigt |