“Acreditándonos” es una palabra que en UPAEP se vive con intensidad. La mayoría de nuestros programas académicos cuenta ya con algún tipo de acreditación, lo cual implica que ojos externos han validado nuestros procesos dando fe de nuestra calidad académica.
Es una constante en nuestros labios, pero quizá tan recurrente en nuestro haber de tareas que se ha vuelto parte de la normalidad. No obstante, este proceso, tan importante, tiene riquezas que nos es necesario refrescar: la autoevaluación inherente a los procesos de acreditación nos permite la capacidad de ser reflexivos y conscientes de nuestras fortalezas y áreas de oportunidad. Viñas (2011) menciona que un proceso de reflexión sobre la calidad educativa y nuestro compromiso con ella engloba la mirada de muchos grupos de interés (estudiantes, administrativos, academia, egresados, empleadores, padres de familia y, por supuesto, la sociedad), lo cual es una responsabilidad de quienes sirven a otros y en algo tan trascendente para el ser humano como su formación integral.
Buscar las acreditaciones y mantenerlas no es un tema de mercadotecnia, es un tema de compromiso con la calidad educativa; por ello este término no es parte de la rutina de trabajo; es la oportunidad de replantear nuestra presencia y contribución social, de abrazar la forma en cómo contribuimos a la inserción profesional de nuestros estudiantes haciendo de ellos ciudadanos éticos y entregados con su comunidad.
Una acreditación nos posiciona y válida pues hace visible nuestras fortalezas y el esfuerzo institucional a favor de la excelencia académica. Nos facilita una cultura de mejora continua, pues la hace un estilo de vida. Por ello, cuando estemos “acreditándonos”, nuestro objetivo debe ser estimular el mejoramiento de la universidad, de nuestras prácticas, de identificar áreas de crecimiento que potencien nuestra contribución hacia la sociedad y de evidenciar los esfuerzos académicos, corazón del quehacer formativo.
La excelencia académica es un camino sin fin, porque la vida es dinámica y cambiante que nos obliga a constantemente adaptarnos y repensarnos. En ese sentido, la acreditación no debiera ser un proceso estático y monótono, sino un trampolín de crecimiento y mejora. Los estándares que hoy evidencian nuestras fortalezas, mañana son rebasados y debemos retarnos para avanzar y estar a la vanguardia.
Es por ello, que hoy por hoy, “acreditándonos” para UPAEP cobra una nueva dimensión. Los estándares a los que estamos aspirando son de alcance internacional. Es una nueva oportunidad de reposicionarnos, de hacer visibles ante el mundo los esfuerzos hechos por el éxito de nuestros estudiantes y de evidenciar nuestra calidad educativa en nuevos niveles.
La comunidad de UPAEP se caracteriza por su empuje y por un compromiso pleno con sus estudiantes. El nuevo derrotero que nos marca la acreditación internacional es un aliciente para nuestro crecimiento, para el acompañamiento a nuestros estudiantes y para hacer de este proceso una garantía de excelencia académica de alcance mundial.
Referencias / References
Viñas, J. (2011). La universidad norteamericana, el autoestudio y la acreditación. Un modelo de mejoramiento académico. ANUIES, Revista de la Educación Superior, 79.
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Dra. Soraya Reyes Guerrero |
