El miércoles, 24 de junio de 2020, el presidente López Obrador anunció que es muy probable que la primera semana de julio viaje en un vuelo comercial a Washington para reunirse con Donald Trump a propósito de una celebración de la entrada en vigor del T-MEC. También agregó que está a la espera de una invitación oficial de parte de la administración de Trump, quien la víspera sostuvo que esperaba recibir a nuestro mandatario “próximamente” sin dar más detalles.
Hasta ahora la Casa Blanca no ha confirmado el encuentro anunciado por Trump en el transcurso de su inspección de una sección del muro entre E.U.A. y México en el sur del estado de Arizona el 23 de junio. Este encuentro sería el primero entre los dos mandatarios, además del primer viaje oficial de AMLO fuera del país.
Dijo nuestro presidente en una rueda de prensa: “Es muy probable que vaya a Washington y me reuniré con el presidente Trump y va a ser pronto, nada más estamos esperando para definir el carácter del encuentro. Nosotros queremos que participe también el primer ministro de Canadá, Trudeau y que la reunión se lleve a cabo con motivo del inicio del tratado. De todas maneras, nosotros vamos a asistir porque nos importa mucho el que podamos participar en el inicio de este acuerdo el 1 de julio que lo consideramos histórico. Ha habido de parte del gobierno de Estados Unidos y de Trump una relación de respeto a nuestra soberanía. ¡No hemos tenido con él diferencias de fondo, ha sido respetuoso e incluso ha habido cooperación!”
¿En serio?
Aparentemente, Andrés Manuel López Obrados no recuerde todas las ininterrumpidas calumnias contra México y todos los mexicanos que empezaron el día de su anuncio como candidato a la presidencia en 2015. Y es obvio, AMLO no reconoce lo que está pasando en los Estados Unidos: Trump viene en picada y si no busca nuevas estrategias corre el riesgo de perder la reelección el 3 de noviembre. La campaña espera desesperadamente atraer el voto hispano – especialmente el voto de mexicanos que residen en E.U.A. como ciudadanos con derecho al voto.
La campaña de reelección de Trump aparentemente espera utilizar el evento como un resurgimiento, cuando las encuestas entre los probables votantes en noviembre, lo muestran ahora 14 % debajo de su rival, el ex vicepresidente Joe Biden. En este entorno López Obrador va a servir como el títere de Trump. En un escenario completamente volátil, Trump está desesperadamente tratando de neutralizar su imagen de ineptitud y suma estupidez en el manejo de la expansión de la pandemia – que cada vez es más alarmante en la mayoría de los estados de E.U.A.
Pero sus insólitas declaraciones sobre posibles curas con ingesta o inyección de desinfectantes como Clorox y la introducción de focos ultravioletas en los intestinos de víctimas de Covid, y sus permanentes choques con los mejores expertos de virología como los Doctores Faucci y Brix, lo mostraron como alguien que no está a la altura de las circunstancias en comparación con líderes mundiales como los jefes de gobiernos de Alemania, Francia, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelandia, etc.
Además, Trump se encuentra en medio de los efectos desastrosos de la pandemia en la economía de su país. Al principio la población estuvo contenta con la rápida reacción del Congreso en la aprobación de paquetes de estímulo de más de 2.3 billones de dólares. Pero el efecto duró poco y la incertidumbre sobre lo que viene aumenta.
Ya hay 43 millones de desempleados y la cifra de la semana pasada creció, a pesar de que ya hay algunos sectores económicos que abrieron. Además, la estrategia de apurar las aperturas promovida por el presidente parece estar teniendo un horrible efecto rebote que está causando una creciente hostilidad del pueblo contra Donald Trump. Pero el peor golpe a su imagen sucedió con las inmensas protestas tras el asesinato de George Floyd y tres afroamericanos más.
Allí Trump se mostró poco empático con las familias de las víctimas y también con los manifestantes que pedían que se hiciera justicia, el fin del racismo endémico y la brutalidad policial. Por todo lo anterior, Trump no tendrá una contienda fácil. La suma de diversos hechos lo están llevando a una encrucijada. ¿Será esta una analogía con el caso México? ¿Será que todos los acontecimientos que están pasando en México son un presagio para AMLO? ¿Qué tan conveniente será la visita de AMLO a la Casablanca?
No hay que olvidar que cuando Trump estaba en campaña visitó al presidente Enrique Peña Nieto con el apoyo de Videgaray y en ese sentido, la visita de AMLO a USA se percibe como un apoyo a Trump en su campaña por la reelección. El problema es que, si Trump pierde las elecciones, los demócratas nos la van a cobrar tarde o temprano. ¿Será esta decisión la que termine de “sepultar a AMLO”?
Dr. Juan Carlos Botello Dr. Werner G.C. Voigt |