Mientras la administración de Donald Trump, altos funcionarios y asesores de la Casa Blanca han hecho lo increíble por convertir a los inmigrantes en chivos expiatorios de su fracasada respuesta al Covid-19, o han utilizado la pandemia, que ya ha cobrado la vida de casi 90 000 estadounidenses así como 1´400,000 casos confirmados, para impulsar sus políticas antiinmigrantes y racistas, ahora un buen número de esos mismos funcionarios han sido los afectados por el coronavirus. En efecto, se expusieron tanto creyendo en el halo protector de Trump, que resultaron perjudicados en su salud.
Así, el asesor presidencial Stephen Miller, arquitecto de las políticas racistas y antiinmigrantes de Trump y quien ha usado el virus como excusa para restringir incluso la inmigración legal a los Estados Unidos, fue centro de atención al revelarse que su esposa, Katie Miller, secretaria de prensa del vicepresidente Mike Pence, dió positivo a la prueba de Abbott Laboratorios del coronavirus. Mientras la secretaria de prensa, al igual que su jefe Mike Pence, y el valet personal de Trump asistieron a reuniones, conferencias y comidas con el presidente sin utilizar siquiera un cubrebocas, resulta que portaban el virus. Y como resultado el director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Dr. Robert Redfield, el epidemiólogo principal de E.U.A., Dr. Anthony Fauci, y el secretario de Salud, Alex Azar, han tenido que colocarse en cuarentena por posible exposición al virus.
Trump dice que le practican la prueba del Covid-19 de la compañía Abbott todos los días y que ésta resulta negativa, pero ha estado muy cerca de todos esos funcionarios, sin que se le pueda conminar a aislarse por seguridad nacional. La pregunta es: ¿A cuánta gente podría contagiar un presidente así?
Por su parte, el secretario de salud, Alex Azar, afirmó el miércoles 13 de mayo 2020 que ha sido el “estilo de vida” de los empleados de las empacadoras de pollo y carne, en su mayor parte migrantes de américa latina y afroamericanos, lo que ha desatado la propagación del virus en estos negocios; pero no mencionó la irresponsabilidad de los patrones que han obligado a los empleados a ir a trabajar enfermos y sin mascarillas. ¿Porqué no lo mencionó? ¿Porqué Trump hasta ayer obligó a todos los funcionarios trabajar sin cubrebocas como él, y sin mantener su sana distancia en la Casa Blanca?
Pues, Trump tiene una fe casi religiosa en la prueba rápida del Covid-19 concebida por los laboratorios Abbott y ha obligado a todos los trabajadores en la Casa Blanca a ser sometidos a esta prueba. Y ahora surge la pregunta: ¿Cómo fue posible tener dos funcionarios con resultados positivos probablemente infectando a muchos más?
La prueba favorita de Trump, la de Abbott, que produce resultados positivos en 5 minutos y resultados negativos en 13 minutos, se compara con la de otros aparatos más lentos, cuya respuesta está lista después de 45 minutos. Pero, lamentablemente la prueba de Abbott produce falsos negativos aproximadamente en 33% de las veces en que el hisopo nasal con la muestra se transportaba en una solución líquida y el 48% de las veces en que el hisopo estaba seco, que – desafortunadamente es el método recomendado por la compañía y utilizado en la Casa Blanca.
Esta alta tasa de falsos negativos hace esta tecnología inaceptable en el entorno clínico, según los expertos. Esos alarmantes resultados fueron publicados hace un mes en el sitio público www.biorxiv.org donde miles de investigadores divulgan sus estudios científicos.
A pesar de esta evidencia, Donald Trump insiste irracionalmente en la continuación de estas pruebas. Y su directora de comunicación social dijo hoy: “Ignoramos si las muestras han sido analizadas correctamente”. Con esta actitud solo es cuestión de tiempo hasta el Covid llegue a visitar probablemente al mismo presidente Trump.
En ese sentido surge un falso dilema: ¿Hacer o no hacer pruebas? Se sabe que la recomendación de la OMS es hacer pruebas, pruebas y más pruebas, pero si éstas no son totalmente confiables es probable que nos encontremos ante un problema más grande de lo que se pensaba. Entonces, ¿Cuál es el número real de personas confirmadas con COVID-19 en el mundo después de haberse hecho la prueba y con resultado negativo?
Dr. Juan Carlos Botello Dr. Werner G.C. Voigt |