La nueva investigación para la destitución de Donald Trump tiene origen – según The New York Times - en una queja interna de un miembro de la C.I.A. por una conversación telefónica que ha puesto a Trump en el camino de su destitución como presidente de los Estados Unidos. La llamada fue entre Trump y el nuevo presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, el 25 de julio de 2019. El denunciante es una persona anónima que tuvo acceso a personas presentes durante la llamada y se quedó tan alarmado que decidió contarlo al inspector general de los servicios de inteligencia de E.U.A. El proceso se inició porque Trump, en julio de este año decidió congelar 400 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania. Cuando el presidente Zelenski desesperadamente pidió el envío de misiles antitanque “Javelin” Trump respondió con este chantaje: “Well, I want you to do me a favor, though…” y Trump pidió ocho veces en el transcurso de la llamada a Zelenski que investigara al ex vicepresidente Joe Biden, su competidor principal en la campaña preelectoral. Sin citar evidencias, Trump lo acusó a él y su hijo Hunter Biden de haber cometido actos de corrupción en Ucrania. Esa llamada ahora ha sido interpretada como un intento ilegitimo de presionar a un gobierno extranjero para que le consiga información incriminatoria sobre un rival electoral. Según el Código Federal Electoral de los Estados Unidos la mera solicitud de interferencia, por parte de extranjeros, en los procesos electorales es un delito grave y en el contexto actual: Suficiente para un juicio político – un impeachment. No obstante, Trump considera que se trató simplemente de una llamada “normal” entre dos mandatarios.
La primera pregunta que surge ante esta información es quién escuchó esa llamada de Trump. Cuando el presidente de Estados Unidos llama a otro líder como mínimo están escuchando su asesor de seguridad nacional, el secretario de relaciones exteriores, algún adjunto del asesor de seguridad nacional quien es especialista en la región en cuestión y en este caso un grupo de seis agentes de inteligencia que trabajan en la sala del Gabinete de Crisis (The Situation Room) de la Casa Blanca. Esos agentes tomaron notas de la llamada e hicieron una transcripción palabra por palabra. En este caso la transcripción ha sido escondido en un servidor de ultra seguridad pero – inexplicablemente – Trump, la semana pasada, revelo el texto completo de las notas de los agentes que revelan exactamente todos los elementos necesarios para su impeachment: la solicitud de ayuda de Ucrania en el proceso preelectoral.
Dándose cuenta de su error, Trump ha tenido un comportamiento frenético en los últimos días en relación a la investigación agresiva que se inició en la Cámara de Representantes del Congreso con miras al ahora inevitable impeachmeant. Ejemplo de su creciente irracionalidad es la catarata de tuits que ha publicado en los últimos días en los que se ha preguntado sobre el arresto por “traición a la patria” del informante y el líder del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja del Congreso, Adam Schiff. Además, ha citado a un pastor evangélico que alega que si Trump es destituido de la presidencia eso “causará una fractura de tipo de la Guerra Civil de la que el país nunca sanará”. Esa alusión a la Guerra Civil, que muchos entienden como alusión al posible estallido de violencia armada, ha sido severamente criticado por considerarlo, tanto, frívolo como sumamente peligroso. Casi todos los expertos creen que ese tuit en sí va más allá de lo repugnante y sería suficiente base para agregar un elemento más al proceso de destitución presidencial.
Lejos de disculparse, su insistencia esta semana que países como Italia, el Reino Unido, Australia y ahora China deben ayudarlo en destruir la reputación de su rival, Joe Biden, revela todo del maligno narcicismo y la patológica egolatría de él.
Dr. Juan Carlos Botello Dr. Werner G.C. Voigt |