El pasado 1 de septiembre de 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador expuso su primer informe de gobierno en Palacio Nacional. Su decisión de brindar su discurso en este lugar deja un mal sabor de boca porque desperdició una enorme oportunidad para enfrentar a distintos grupos políticos si lo hubiese presentado en el congreso. Quizá tuvo miedo de enfrentar la realidad. Esa realidad que no escapa ante la demagogia y los engaños de AMLO y, es que hay que subrayarlo, su discurso estuvo plagado de grandes mentiras, pero a quién le importa eso sobre todo cuando te regalan dinero. La cooptación social disfrazada de programas sociales es la principal herramienta de este gobierno para argumentar que el pueblo está feliz. Particularmente hay un punto en el discurso que me llamó profundamente la atención y que no se ha mencionado en las diferentes mesas de análisis durante esta semana y tiene que ver con lo que López mencionó dentro del primer punto (Fortalecimiento de la Economía Popular) de su política productiva. Se creó el programa “Tandas para el bienestar” dónde se asignaron 344 000 créditos a la palabra, sin intereses y sin papeleo a pequeños empresarios y artesanos que se ganan el sustento como pueden y que son parte de la economía informal. Es decir, el presidente promueve y fomenta la informalidad. Lo que ocasiona, entre otras cosas, el desorden y muy probablemente la ilegalidad. Pero quizá la consecuencia más grave es la falta de recaudación fiscal. ¿Por qué algunos tenemos que pagar impuestos y otros no? Nuevamente desde el gobierno se promueve un discurso separatista en la sociedad. Un discurso donde se favorecen a jóvenes que ni estudian ni trabajan. Su programa “Jóvenes construyendo el futuro” ha sido un rotundo fracaso y está plagado de corrupción y mentiras. Algunos de ustedes se han preguntado ¿si estos jóvenes que reciben dinero del gobierno pagan impuestos por el “ingreso” que reciben? Para empezar ni siquiera se puede considerar empleo a algo que no ha creado la empresa sino al contrario el gobierno obliga a las empresas a que les permitan el acceso a jóvenes para que hagan tareas de artesanos. ¿En verdad eso es crear empleos Sr. presidente? El punto cuatro de su política productiva se refiere a promover la intensificación del comercio exterior y la captación de inversión extranjera directa. Seguramente cuando el presidente estaba leyendo ese punto se acordó que en meses pasados decidió que era buena idea acabar con el fideicomiso llamado PROMEXICO (quién era el encargado de dicha política pública) y todavía se atrevió a decir que no había en el mundo ningún organismo que llevara un nombre similar. Y ¿PROCHILE? y ¿PROCOLOMBIA? Y ¿los demás organismos de otros países que promueven su comercio exterior, pero se llaman diferente? ¡Pobre, AMLO!, ¡Pobre México! Realmente es preocupante tener un presidente que piense que se debe desechar la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función del crecimiento económico cuando – en sus palabras – lo fundamental no es lo cuantitativo sino la obtención de la felicidad de la gente. ¿Cómo puede ser feliz la gente cuando hay desabasto de medicinas, cuando hay masacres cada semana, cuando el precio del combustible se incrementa, cuando el país tiene crecimiento cero, cuando se derrocha el dinero en proyectos totalmente improductivos, cuando no hay respeto a las libertades, cuando continúan los asesinatos de periodistas, cuando el gobierno compra pipas para transportar combustible sin el cumplimiento de las normas oficiales mexicanas, cuando se destruyen instituciones gubernamentales, cuando el gobierno promueve cambios en las leyes para favorecer a gobernadores, cuando se promueven discursos de odio desde el gobierno, cuando se gobierna a través de ocurrencias, cuando el presidente miente para convencer a su base electoral, cuando el gobierno mal-gasta los recursos escasos? Son simplemente preguntas que no nos hacen muy felices.
Dr. Juan Carlos Botello |