Hay una creciente tormenta de indignación en la sociedad norteamericana porque bajo el nuevo reglamento migratorio instituido por Donald Trump y promulgado el 6 de Abril de 2018 en un decreto firmado por Jeff Sessions, el Procurador General: cuando un menor de edad cruza la frontera desde México al norte en calidad de indocumentado o refugiado, es detenido inmediatamente. Si cruza con sus padres, los adultos son arrestados y en ambos casos, los niños son separados y van a refugios o familias cuidadoras en los distantes rincones del país. Esta crueldad está financiado con fondos federales y supervisado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). En los últimos meses, unos 7,600 chicos terminaron en esa situación. Pero cuando se hizo una auditoría sobre su estado hace unos días, faltaban 1,475 y nadie sabe donde están. Así lo reconoció Steven Wagner, el director de HHS ante un comité del senado de los E.U.A. hace 4 días y él afirmó de que diferentes dependencias del gobierno están pasando la pelota de la responsabilidad unas a las otras y nadie está buscando efectivamente a los niños desaparecidos. La secretaría de Salud y Servicios Humanos dijo en un comunicado de prensa que no es responsabilidad de ese organismo encontrar a esos niños después de que ya no estuvieron en la custodia legal de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados del HHS. Fueron clasificados como simples menores no acompañados y, por lo tanto, ya están fuera de su jurisdicción. Obviamente, este argumento causo enorme consternación entre los senadores que afirmaron que se trata de una cuestión de humanidad, no de una simple responsabilidad legal. Los senadores manifestaron su profunda preocupación de que muchos de los chicos podrían ser vendidos en adopciones ilegales y como trabajadores esclavos. Hace dos semanas la migra encontró ocho de esos chicos trabajando como esclavos en una granja de pollos en el estado de Ohio.
Ante esta situación tan alarmante, el Fiscal General de los Estados Unidos anunció a principios de mayo que el Departamento de Justicia adoptaba desde ese momento una política de “tolerancia cero” y desechó el argumento de la Unión Americana de Libertades Civiles que dice que la mayoría de los indocumentados afectados deberían ser tratados como refugiados solicitantes de asilo y por lo tanto, no pueden ser castigados en violación del Tratado Sobre la Condición de los Refugiados de 1951.
Con horrible frialdad, Sessions explicó que entendía que algunas personas huyan de la violencia u otras situaciones peligrosas, “pero los Estados Unidos no pueden refugiar a todos los que en este planeta se encuentran en una situación difícil. Si cruzas la frontera ilegalmente, te procesaremos. Si estas traficando a un niño, vamos a castigarte, y ese niño será separado de ti como lo exige la ley promovida por el Presidente Trump. Si no quieres que tu hijo sea separado de tu custodia, entonces no lo traigas al otro lado de la frontera de forma ilegal. ¡No es culpa nuestra que alguien haga eso!”
En el mismo tono el Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John F. Kelly, manifestó en una rueda de prensa esta semana, que la separación familiar es un “fuerte disuasivo para evitar el cruce ilegal desde la frontera sur.”
En los últimos días, la Patrulla Fronteriza ha intensificado esa política y ahora las separaciones de niños alcanzan entre 50 y 80 diariamente. Centros de detención – típicamente supermercados abandonados en Brownsville y McAllen, Texas - han sobrepasado su capacidad y ahora Trump ha ordenado el establecimiento de campos de tiendas de campaña en bases militares para niños entre 2 años y 10 años de edad que van a sufrir en temperaturas hasta 40 grados en condiciones infrahumanas encarcelados en jaulas para perros dentro de esas tiendas de campaña
¡Expresiónes de la inimaginable crueldad de Donald Trump!
Dr. Juan Carlos Botello
Profesor – Investigador
Escuela de Comercio Internacional
Dr. Werner Gerhard Christian Voigt Hummel
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