En un clima de profundo pesimismo y sin progreso, los principales representantes comerciales de México, Canadá y los Estados Unidos abandonaron el viernes 11 de mayo la octava ronda de la renegociación del TLCAN y ahora, solo unas pocas mesas de negociación con mandos medios al frente están trabajando sin éxito tampoco.
Lo que ha causado esta triste situación es un conjunto de siete píldoras venenosas presentado por el gobierno de Donald Trump en forma de un ultimátum:
En el sector automotriz, 40% del contenido de un automóvil o camioneta debe fabricarse utilizando mano de obra pagada de 16 Dólares o más por hora. Para camionetas Pick-up la cifra es: 45%. Si resistimos, ¡Trump va a aplicar un arancel punitivo de 25%!
Respecto al punto anterior, hemos comentado en repetidas ocasiones que el sector empresarial vinculado a la industria automotriz de exportación a la zona NAFTA, está en una situación muy compleja dado que hacer un ajuste salarial no es tan fácil porque se requiere una reforma laboral que, dicho sea de paso, ya se tuvo en el último año del sexenio de Felipe Calderón. Sin embargo, si por alguna razón se tuviera que tomar una decisión para salvar el capítulo de reglas de origen, ¿Cabría la posibilidad de diseñar líneas de producción completamente robotizadas y automatizadas para evadir el tema laboral? Haciendo a un lado el componente ético que dicha decisión conlleva; la reflexión anterior nos lleva a pensar más allá. Imaginemos una línea de producción totalmente basada en la inteligencia artificial, pues bien, hasta el momento no hay leyes que regulen estos aspectos. ¿Cuál podría ser la condición jurídica para ello? ¿Se debería tener derechos y obligaciones – guardando toda proporción? Luego entonces, ¿se debería modernizar el TLCAN incluyendo aspectos regulatorios sobre el uso de la inteligencia artificial en el ramo automotriz? ¿Cuáles podrían ser los alcances organizacionales, técnicos y legales en materia de seguridad por el desarrollo que ésta tecnología pueda llegar a tener? Son sólo reflexiones que nos llevan a replantear nuestro futuro no nada más en el sector automotriz sino también en otros ámbitos.
75% del contenido de estos automotores debe ser regional, producido en E.U.A., Canadá o México – no 62.5 % como sucede actualmente.
Trump insiste en una cláusula de muerte súbita del TLCAN 2.0 cada cinco años, requiriendo una renegociación del total del tratado y ya hemos expuesto en boletines anteriores cual sería el impacto para nuestro país si se admite dicha cláusula.
El presente mecanismo de resolución de controversias comerciales por paneles de arbitraje establecido en el Artículo 19 del TLCAN ya no es aceptable por Trump – él insiste en la sumisión de controversias a la jurisdicción de las Cortes Federales de los E.U.A.
Hace una semana Trump trató de imponer en forma de ultimátum el tema de estacionalidad sobre 60 productos perecederos de México dando a entender que México puede exportar productos como aguacates, berries, tomates, plátanos, sandía papaya y todo tipo de cítricos a los Estados Unidos únicamente en el invierno. Esta demanda está en violación de las reglas de la OMC!
También hace una semana, Paul Ryan líder de la Cámara de Representantes agrego su propia píldora venenosa: Si los negociadores no han presentado el texto final del TLCAN 2.0 a más tardar el jueves 17 de mayo de 2018 él no permitirá debate sobre el texto y va a dejar pendiente el asunto hasta la investidura del nuevo Congreso en enero de 2019. Con esto, podemos decir que el TLCAN 2.0 está fuera de control hasta 2019… y por consecuencia, el nuevo Congreso - por la vigencia que tiene la decisión de autorización “Fast Track” hasta el 1 de julio 2018 - podría libremente cambiar elementos del texto negociado.
Wilbur Ross, aparte de mandar un insulto, informó a México y Canadá de la intención de Donald Trump de terminar el 1 de junio, con las exenciones arancelarias en los sectores de acero y aluminio si no hay progreso en las negociaciones. (El 8 de marzo de 2018 E.U.A. impuso un arancel de 25% a las importaciones de acero y de 10% a las de aluminio). El efecto ha sido inmediato: la caída abrupta del tipo del cambio del Peso frente al Dólar. El Peso se ubica ahora por debajo de 20.15 pesos por dólar estadounidense
Dr. Juan Carlos Botello
Profesor – Investigador
Escuela de Comercio Internacional
Dr. Werner Gerhard Christian Voigt Hummel
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