El mundo actual con los veloces cambios que sufrimos, nos reta a que la educación tiene que ser dinámica y referirse a procesos de aprendizaje constantes y permanentes a lo largo de toda la vida.
Ya no es suficiente el tener un título universitario y quedarse contento con ello.
Mucho menos es suficiente tener una educación media o básica.
El mundo de hoy y los recursos que se están generando nos invitan a una formación continua y permanente, a desarrollar un aprendizaje constante y diverso para toda la vida.
Por ello como formadores, los padres de familia y los maestros, debemos de imbuir en los hijos y estudiantes el ánimo de aprender a aprender, es decir, el gusto por el conocimiento, y también el desarrollo de conductas y pensamientos estratégicos que nos ayuden a escoger lo mejor de la información disponible en esta sociedad en la que sobreabunda la misma, pero en la que es escasa la información.
Para poner algunos ejemplos prácticos, es importante por ejemplo aprender a navegar por internet, conocer buscadores y estrategias que nos ayuden a seleccionar información que sea en verdad valiosa y evitar sitios e información basura.
Es importante en este punto, especialmente como padres de familia , sembrar en la conciencia de los niños y los jóvenes que la red puede ser maravillosa, pero que también es riesgosa, que se tiene que evitar cierto tipo de sitios nocivos, que lejos de ayudarnos en nuestro desarrollo, más bien pueden estorbar al mismo. Debemos desarrollar la conciencia y estrategias de “autocuidado”, de tal manera que los chicos se hagan responsables de sus búsquedas y se cuiden, pues está probado que el mundo no lo hará.
Otros aprendizajes importantes tienen que ver con los tiempos que vivimos: como padres y formadores, tenemos que aprender a comunicarnos mejor con nuestros hijos, de manera asertiva, con autoridad, pero sobre todo con amor, pues competimos contra una serie de “aparatos y dispositivos” ciber-electrónicos, que son demasiado atractivos.
Tenemos que conocer, en ese sentido, el lenguaje de los niños y de los jóvenes y desarrollar en ellos competencias de pensamiento crítico, que se analice la información que los medios brindan y no ser acríticos y aceptar cualquier cosa.
Tenemos que desarrollar en nuestros hijos y alumnos, habilidades de adaptación a los ambientes cambiantes, y sobre todo, de selección de lo mejor.
Para ello es fundamental el diálogo como una vía privilegiada de la educación.
