Decía Diego Rivera que cuando se paga por una obra de arte, un concierto, un libro, un dibujo… “pagas la cantidad de sensibilidad, la cantidad de imaginación, la cantidad genio eventualmente, el trabajo acumulado por el artista para ejecutar su obra”. Que sus palabras resuenen en la SEP.
Adriana Malvido. Los ilustradores y la SEP.
https://www.eluniversal.com.mx/opinion/adriana-malvido/los-ilustradores-y-la-sep
Los libros de texto gratuitos fueron creados el 12 de febrero de 1959 por decreto del presidente Adolfo López Mateos para la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) y estando a cargo de la Secretaría de Educación Pública el poeta y literato Jaime Torres Bodet.
Se pretendía con ellos garantizar la gratuidad plena de la educación pública en la que además de poder asistir a la escuela sin tener que pagar, los niños de todas las regiones del país tuvieran a su alcance también sin costo, los libros indispensables para sus estudios y tareas.1
Existían antecedentes de la entrega de obras gratuitas para uso escolar desde el profiriato y en los gobiernos de Alvaro Obregón, Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho en los que se hicieron esfuerzos para dotar de materiales de lectura y cartillas de alfabetización en las escuelas del país, según refiere el artículo citado en la nota al pie de este artículo. El mismo autor plantea que la novedad y al mismo tiempo el punto de debate y discordia fue la “tríada gratuito-único-obligatorio” que caracterizó a los libros de texto publicados y distribuidos por la CONALITEG desde su creación y sigue siendo vigente hoy, al menos en la normatividad.
La discordia y el debate que han sido casi permanentes pero se han intensificado en ciertos sexenios se debe a que como es lógico y hasta cierto punto inevitable, la orientación del contenido de los libros al igual que la estructura de los planes y programas de estudio y su enfoque responden a la visión del gobierno en turno, cuestión que en una sociedad plural donde existen diversidad de cosmovisiones e ideologías es siempre un motivo de discusión y controversia. Como afirmaba Don Pablo Latapí, la escuela misma es una zona de conflicto porque confluyen y muchas veces chocan en ella intereses del gobierno, de los empresarios, de la sociedad civil, de los profesores, de los padres de familia y de los mismos educandos.
Sin embargo, a pesar de esta polémica y confrontación que ha tenido épocas especialmente críticas, los libros de texto gratuitos constituyen para muchos millones de niños de estratos socioeconómicos pobres, los únicos materiales con los que cuentan para complementar y apoyar los aprendizajes que trabajan en las aulas con sus respectivos profesores. De ahí la importancia de su calidad y de sus enfoques. En el caso de las escuelas particulares en los hechos se ha trabajado siempre complementando -o a veces incluso sustituyendo- los libros de texto gratuitos con otros libros que las escuelas consideran mejores en calidad o más acordes con su visión del mundo y que los padres de familia tienen que adquirir año con año.
Como afirma José Luis Martínez en su columna del pasado sábado 10 de abril en el diario Milenio, cuando hace cien años se creó la SEP, su primer titular José Vasconcelos se rodeó de los mejores escritores y artistas para dirigir los esfurzos educativos y elegir a los autores clásicos y editarlos para enseñar a leer y escribir a los millones de niños que en esa época no tenían la alfabetización mínima.
Posteriormente, afirma el mismo periodista, Jaime Torres Bodet ya contando con la CONALITEG trató también de convocar a reconocidos profesionales de las distintas áreas para escribir e ilustrar los libros de texto que recibieron los niños de esa época.
En general en estas etapas que podríamos considerar icónicas de nuestro sistema educativo hubo siempre una alta valoración de los conocimientos especializados y se invirtieron recursos para que los contenidos de los libros de texto fueran de alta calidad. El columnista antes citado afirma conservar aún algunos de estos libros con los que se formó y admirar la calidad y los nombres de los creadores e ilustradores responsables de estos materiales.
Como ya he mencionado, cada gobierno intenta formar a las nuevas generaciones de acuerdo a su visión del ser humano y del país por construir y desafortunadamente no hemos tenido en general en nuestro país una visión de consenso social y una política educativa transexenal que apunte hacia esa visión y por ello prácticamente cada sexenio se pretende empezar de cero, desechando todo lo que se hizo en el pasado como si no hubiese nada rescatable.
Es el caso del gobierno actual y de la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM) derivada de la (contra) reforma educativa que se hizo al inicio del sexenio. A partir de esta propuesta -bastante difusa por cierto- de la NEM, en semanas recientes el Director General de Materiales Educativos de la SEP hizo la convocatoria para construir e ilustrar los nuevos libros de texto gratuitos que deberán tenerse listos en mayo para estar impresos y repartirse el próximo agosto que inicie el ciclo escolar 2021-2022.
Esta convocatoria a la que respondieron 2300 profesores y diseñadores que se dividieron en doce equipos de trabajo para construir las secuencias didácticas de cada unidad temática y asignatura e ilustrar los libros, muestra desde mi punto de vista el desprecio por el conocimiento que ha mostrado en general el gobierno actual desde la toma de posesión del presidente López Obrador en diciembre de 2018.
Este desprecio tiene antecedentes en las constantes descalificaciones que hace el presidente a los investigadores que según él, desconocen la realidad del pueblo mexicano y en la desaparición de muchos fideicomisos que estaban constituidos para apoyar la investigación científica, la creación artística, el cine y otras actividades intelectuales, además de la nueva reglamentación del Sistema Nacional de Investigadores que sigue la línea de la disminución o la suspensión de los recursos destinados a la generación de conocimiento en las distintas disiplinas.
En el caso de los libros de texto gratuitos desde esta convocatoria, considero que en primer lugar, el desprecio al conocimiento se muestra claramente en el hecho de que se haya invitado a docentes y diseñadores especialistas en ilustración para trabajar sin ningún pago y simplemente “por vocación” y recibiendo exclusivamente el crédito en la publicación de las partes que aporten, un ejemplar del libro y una constancia de su trabajo.
Utilizar la visión romantizada de vocación como justificación para pedir trabajo profesional especializado de manera gratuita es legitimar la precarización y la nula valoración del conocimiento de los profesionales que elaborarán los nuevos libros de texto.
La cita de Diego Rivera que sirve de epígrafe a este artículo es muy clara respecto a que el pago a una obra de arte -y creo yo que también a una obra didáctica- es la retribución a la sensibilidad, la imaginación y la experiencia y conocimiento acumulado en toda una trayectoria como la que tienen todos los que respondieron a esta convocatoria.
Pero la otra parte del desprecio al conocimiento me parece aún más grave. Convocar a la realización de nuevos libros de texto de todas las asignaturas de cada grado escolar con una capacitación mínima y un plazo de prisa para tener listos los libros en mayo -el funcionario que convocó invitó a los participantes a utilizar la Semana Santa para realizar el trabajo y “no dejarlo a última hora”, como si diseñar una buena secuencia didáctica o una ilustración de calidad fueran cosas fáciles y rápidas, muestra con claridad este desprecio que ser verá reflejado en el contenido y la calidad gráfica de los libros y muy probablemente en una mezcla de visiones, estilos y concreciones sin una unidad lógica y pedagógica indispensable para que los aprendizajes se realicen de forma significativa.
Referencias
1.Ixba, E. (2013). La creación del libro de texto gratuito en México (1959) y su impacto en la industria editorial de su tiempo: Autores y editoriales de ascendencia española. RMIE vol.18 no.59 México oct./dic. 2013. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-66662013000400008
Dr. Martín López Calva Decano Artes y Humanidades UPAEP |