Desarrollo humano y social
Carlos y Mariana, una batalla ética
15 abril Por: Artes y Humanidades
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Uno de los temas más interesantes y menos atendidos en Las batallas en el desierto (1981) es la relación ética entre los adolescentes y su familia. Carlitos, de escasos doce años, se enamora de Mariana, la madre de su mejor amigo, Jim. Un día escapa de la escuela y la busca en su departamento para declarársele; ella lo rechaza tiernamente –“no se indignó ni se burló. Se quedó mirándome tristísima” (Pacheco, 2007: 38)– y le explica lo imposible de su relación: “yo para ti soy una anciana” (Pacheco, 2007: 38). Las reacciones no se hacen esperar: “Los padres lo castigan y lo sacan de la escuela; sus amigos se escandalizan y el hijo de Mariana (su amigo [Jim]) se ofende. Todos se confabulan bajo el concierto moral de su época, que tiende a cerrar filas cuando el ‘mal’ es mejor desplazarlo de lo propio a lo ajeno” (Marín, 1983).

Años después, Rosales, su antiguo compañero, le cuenta a Carlos que Mariana se ha suicidado: “cuando la sacaron en camilla las sábanas estaban todas llenas de sangre” (Pacheco, 2007: 63). Carlos llora días enteros y, muchos años después –cuando Mariana, de estar viva, tendría 80 años–, escribe la historia de su amor frustrado, de una batalla perdida.

El conflicto entre Carlitos y su familia, a mi modo de ver, puede abordarse desde la dimensión ética. Efectivamente, para él, escaparse de la escuela y correr al departamento de Mariana para decirle: “estoy enamorado de usted” (Pacheco, 2007: 37) es un acto de amor, de honestidad; y ella también lo entiende así: “Me gusta que seas honesto y que enfrentes tus cosas” (Pacheco, 2007: 39). ¿Por qué para los demás es un hecho monstruoso? Marín Chávez explica: porque los padres tenemos miedo de perder “al hijo-niño”, y por ello “sus cambios corporales y sentimentales nos asustan”.

Pero este temor, quiero agregar aquí, proviene de un conflicto ético. Carlitos es honesto y es consciente de su honestidad. Su familia, en cambio, no lo es. Él mismo advierte: “Hasta yo que no me daba cuenta de nada sabía que mi padre llevaba años manteniendo la casa chica de una señora, su exsecretaria, con la que tuvo dos niñas” (Pacheco, 2007: 42). Al hermano le gusta acosar a las sirvientas, bajo la divisa: “carne de gata, buena y barata” (Pacheco, 2007: 51). Y su madre, abnegada y sumisa, prefiere la doble moral tolerando las aventuras del marido, antes que defender su dignidad.

Esto es, la calidad moral de su familia es más que cuestionable. Carlos no entiende por qué sólo para él enamorarse de una madre soltera constituye una grave falta: “El amor es una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio” (Pacheco, 2007: 56). Paradójicamente, el conflicto ético proviene del descubrimiento de algo absolutamente demoledor –monstruoso y maravilloso al mismo tiempo– que toma por sorpresa a todos: el amor.

Las batallas en el desierto las ha perdido Carlitos. La batalla ética deberá ser librada por el lector.

Referencias / References

Marín Chávez, Enriqueta (1993). “Los adolescentes a través de la literatura”. Perfiles educativos, 60, abril-junio, recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/132/13206012.pdf

Pacheco, José Emilio (2007). Em>Las batallas en el desierto. México: Era.

Dr. Noé Blancas Blancas
Facultad de Humanidades
UPAEP

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