Para la mayoría de las personas no es una sorpresa que la clase de Matemáticas es la materia escolar que en general produce más aversión y ansiedad en los estudiantes. Es muy común encontrar comentarios negativos sobre el tema como: “yo no soy bueno para las matemáticas”, “estoy negado” o “yo no puedo con los números”.
Esta aversión impulsa a una serie de estrategias de evitación que encontramos verbalizadas en oraciones como: “no quiero saber de nada que tenga que ver con matemáticas o con números”. La situación puede tener incluso implicaciones en la elección de una carrera profesional, como el famoso “lo que sea mientras que no tenga nada de matemáticas”.
No importa cuanto intentemos huir del alcance de las matemáticas, estas son parte del mundo y estarán presentes en nuestra vida cotidiana, nos guste o no. Ante un mundo que en gran parte está organizado matemáticamente, las competencias relacionadas con sus objetos nos permitirán ser ciudadanos que participen de manera consciente, libre y efectiva en la vida social y democrática. Si concebimos a las matemáticas como una actividad que forma parte de lo humano, su comprensión y competencia pueden ser vistas como un derecho. Esta perspectiva influye de manera relevante en la interpretación de la palabra inclusión y la importancia que se le dé en la enseñanza de la matemática.
Si bien es cierto que las matemáticas presentan un nivel de dificultad alto por su naturaleza abstracta y el nivel de concentración que exigen, muchos estudiantes quedarán excluidos de su aprendizaje por barreras que se construyen desde su enseñanza. Por lo tanto, en la búsqueda del cumplimiento de los propósitos de la educación es relevante pensar en el nivel de inclusión que se propicia en el aula de matemáticas. Ante la pregunta ¿cómo podemos minimizar el riesgo de excluir a los estudiantes del aprendizaje de las matemáticas? Realmente no hay una respuesta simple que sea efectiva para todos los casos. Sin embargo, es posible atender algunos elementos que tienen influencia en el nivel de accesibilidad de la clase.
Al igual que se habla de la “pesadilla” que representa la clase de matemáticas para muchos estudiantes, se escuchan también relatos de aquellos docentes que se recuerdan de manera positiva, ya que lograron que comprendieramos un tema que se nos hacía muy difícil o que aprobáramos la materia aun cuando no nos creíamos capaces. Al ser la experiencia escolar con las matemáticas la que más genera problemas, es también la que tiene anécdotas más notorias de profesores que lograron hacer que esta materia fuera más accesible.
Al hacer un análisis de estos casos de éxito académico se pueden notar algunas cosas relevantes. El profesor o profesora que logra este efecto, no modifica el contenido de las matemáticas, sino la forma en que se imparten. Esto es muy importante, las matemáticas son las mismas, lo que cambia es la forma en la que se presenta la información, en la que se trabaja y en la que se apoya la transición a la comprensión. Las anécdotas de éxito y fracaso en la enseñanza de las matemáticas nos permiten observar una realidad innegable: hay maneras de interacción con los contenidos matemáticos que son más accesibles que otras. Si buscamos que haya más vocaciones matemáticas y menos miedo y ansiedad ante su aprendizaje, entonces sería muy útil poner atención a las características de esta forma de enseñar que han demostrado ser más efectivas gracias a un nivel de accesibilidad más alto.
El cambio comienza desde las concepciones sobre la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas. Si solo se concibe a la clase de matemáticas como la práctica de procedimientos, entonces habrá muy poca oportunidad para la implicación de los estudiantes. En cambio, si se concibe a las matemáticas como un entorno para pensar a través de una verdadera diversidad de formas de representar, expresar y participar, será más sencillo eliminar las barreras que excluyen a los estudiantes. Esto permitirá llevar la clase de matemáticas a otro nivel, como un espacio que permite la creatividad y la socialización, mucho más allá de la simple mecanización.
Bajo este enfoque de inclusión, la labor docente permite eliminar barreras con el fin de que menos estudiantes queden fuera de la participación activa, de la comprensión y por lo tanto del aprendizaje de las matemáticas. Es muy importante comprender que la inclusión en el aula de matemáticas no es algo que simplemente se da, sino que se debe diseñar estratégicamente. La invitación es a construir entornos de educación matemática en los que todos los estudiantes, independientemente de sus características, tengan la posibilidad de acceder al aprendizaje.
Mtro. Manuel Ponce de León Palacios Profesor Facultad de Educación UPAEP |