Desarrollo humano y social
El crecimiento de la industria armamentista
19 diciembre Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo
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Hace unos días, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) dio a conocer su más reciente evaluación acerca de la industria de armamentos a nivel internacional, referente al año 2019. La conclusión: para los grandes consorcios fabricantes de armamento en el mundo, el 2019 fue un año sumamente exitoso, particularmente para los estadunidenses. Por el contrario, las industrias miliares en Rusia y en China tuvieron más problemas para acceder al mercado. Según el SIPRI, si consideramos solamente a los 25 productores más grandes del mundo, sus ventas de armamento y de diferentes servicios relacionados con el ámbito militar llegaron a los 361 mil millones de dólares, lo que quiere decir que estas ventas crecieron en un 8.5% respecto al 2018.

Como se ha ido dibujando desde hace unos años, los productos militares estadounidenses son los más vendidos y los más buscados, por lo que siguen siendo los señores del mercado de armas a nivel mundial. Así, cinco de los productores más grandes y exitosos están en Estados Unidos: Lockheed Martin, Boing, Northrop Grumman, Raytheon y General Dynamics. Estos cinco gigantes industriales y tecnológicos ocupan, en el orden expuesto, a los más grandes del mundo y registraron ventas por 166 mil millones de dólares. Para darnos una mejor idea del peso de la industria militar de dicho país en el mundo, diremos que hay 12 empresas estadounidenses entre las 25 más grandes del planeta y sus ventas representan el 61% del total mundial.

Dentro de estos fabricantes de talla internacional se encuentran seis europeos occidentales, cuatro chinos y dos rusos. Al contrario de lo que uno podría pensar, la participación china en el mercado creció a menores tasas que el promedio de las 25 grandes empresas, mientras que la industria armamentista rusa registró incluso un decrecimiento en sus ventas mundiales, algo que quizá pueda entenderse a partir del estancamiento de su mercado interno.

El crecimiento de las ventas por parte de los grandes fabricantes va de la mano, naturalmente, del crecimiento de los presupuestos de defensa en todo el planeta. El mismo instituto sueco registró que para el año 2019 los gastos en armamento crecieron como desde hacía años no ocurría: un 3.6% frente a 2018, el mayor crecimiento desde el año 2010. El gasto total en materia militar en el 2019, en todo el mundo, fue de 1.9 billones de dólares, o sea, casi dos millones de millones de dólares. Esto corresponde al 2.2% del PIB mundial, o a 249 dólares por habitante, es decir, por cada terrícola. Una verdadera barbaridad de dinero.

Los estados Unidos están también no solamente entre los primeros cinco países que más dinero gastan en armamento, sino que son el primero de todos. Esos cinco primeros países invierten en armas casi dos terceras partes del gasto mundial, y son: Estados unidos, China, India, Rusia y Arabia Saudí. Pero, como dijimos, nuestros vecinos del norte son los campeones del gasto: 732 mil millones de dólares, o sea, tanto como los diez países que le siguen en la lista. Para darnos una idea: tan sólo el aumento del gasto militar estadounidense del 2018 al 2019 (5.3%) equivale casi al gasto total de Alemania en materia de defensa, y eso que este último país aumentó en 10% su gasto militar, el aumento más alto en los primeros 15 países de la lista, debido a la creciente percepción de una amenaza rusa para la seguridad europea. Esta preocupación ha aumentado casi en todos los países de la región.

De los 15 países que más gastan en armamento, solamente está un país latinoamericano: Brasil, en el lugar 11, que gasta más inclusive que Italia, Australia, Canadá e Israel. México, como es bien sabido, es de los países que menos gasta en armamento, lo que no corresponde en nada a su importancia económica y a la defensa de sus intereses. Es engañoso, en este sentido, preocuparse porque a la Secretaría de la Defensa le hayan aumentado el presupuesto, ya que ese dinero no servirá para equipamiento militar, sino será, en gran medida, para hacer frente a las crecientes responsabilidades civiles del Ejército, particularmente en los grandes proyectos del actual gobierno, y que nada tienen que ver con su naturaleza militar. Así, no es descabellado pensar que pronto, al lado de la caballería, la artillería y la infantería, habrá una sección de albañilería en nuestras fuerzas armadas de tierra.

Las empresas estadounidenses y europeas están acrecentando su presencia en todo el orbe, mientras que las rusas y chinas dejan ver sus desventajas en esta presencia internacional. Por eso y por las deficiencias en los servicios post-venta, las empresas occidentales salen mucho mejor libradas. Visto desde esta perspectiva, a países como los de Latinoamérica no les conviene mucho comprar armamento chino o ruso, aunque a veces pueda parecer más barato, sino el fabricado en occidente, pues es más fácil así la colaboración con fuerzas de la región y de los Estados Unidos y Europa. Además, tecnológicamente están casi siempre más avanzados.

Deseo ahora expresar a mis amables y fieles cuatro lectores mis deseos de que pasen una feliz Navidad, pidiéndoles encarecidamente que se queden en casa y que eviten reuniones familiares, porque estamos ante un peligroso repunte de la pandemia. Lo mejor que podemos hacer es cuidarnos a nosotros mismos y evitar cualquier situación que nos pueda poner en contacto con el virus. Les deseo igualmente un excelente año 2021, que pronto podamos, como humanidad, vencer a la temible enfermedad que ha azotado al mundo en este año que se acaba.

¡Que Dios bendiga a mis cuatro lectores y que los colme de paciencia y comprensión para seguirme padeciendo!

Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP

 

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