Desarrollo humano y social
San Gabriel, patrono de las comunicaciones y de los comunicadores
06 octubre Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo
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Hace unos días, el 29 de septiembre, se celebró la festividad de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Antes se festejaba a este último el 24 de octubre y a Gabriel el 24 de Marzo. El más popular de los tres fue y sigue siendo San Miguel, pero hoy nos concentraremos en hablar de San Gabriel, como patrono de los radiocomunicadores y de los encargados de las telecomunicaciones (desde 1951), de los mensajeros, de los carteros, empleados de correos, de los servicios de información y de los coleccionistas de estampillas postales.

El nombre “Gabriel” procede del hebreo “gabri”, forma posesiva de “geber”, “hombre”, entendido como “mi hombre” o “mi protector”; y “El”, “Dios”: “Mi protector (es) Dios”. Gabriel es un arcángel, es decir, un ángel que posee una posición predominante en la multitud de los ángeles. De hecho, el prefijo “ar / archi” proviene del griego antiguo “arché”, que significa “principio”, “mando”, lo que nos da a entender su posición al frente de los ángeles. Ese mismo prefijo lo encontramos en voces como “archiduque”, “archienemigo” o “arzobispo”. Según la doctrina de los ángeles del Pseudo Dionisio Areopagita (siglos V y VI), los arcángeles forman el octavo coro entre los nueve coros de los ángeles; y mientras que estos, los ángeles, son responsables por los hombres en particular, los arcángeles son los mensajeros que llevan la noticia de las más importantes decisiones de Dios, que tienen que ver con pueblos y naciones.

En las artes plásticas y en la literatura, los arcángeles más populares son sin duda Miguel, Gabriel y Rafael. Les sigue Uriel, pero en la Biblia no se le menciona nunca. Solamente Miguel es nombrado “arcángel” en las Sagradas Escrituras, en tanto que Rafael y Gabriel son llamados ángeles. La idea de que hay siete o cuatro arcángeles se remite al libro de Tobías y al primer libro de Enoc; en este último se encuentran casi todos los nombres que después se emplearían en la literatura sobre arcángeles. La importancia de estas figuras se puede ver en el hecho de que los nombres de casi todos ellos terminan en “-el”, que en los idiomas semíticos significa “Dios”, “ser divino” o “de naturaleza divina” (de allí proviene el título árabe “Allah” “el Dios”).

Debido a lo anterior dice Benedicto XVI que Dios está en el nombre y en la esencia de los arcángeles: su verdadera esencia es estar ante Él y para Él. De esto se deriva un segundo aspecto que, según el Papa emérito, caracteriza a los arcángeles: ellos son Sus mensajeros, llevan a Dios a los hombres, abren el cielo y abren la tierra. Precisamente porque están con Dios pueden estar cerca de los hombres. Dios está, de hecho, más cerca de cada uno de nosotros de lo que nosotros mismos estamos.

San Gabriel es el patrono de todos los que tienen que ver con las comunicaciones, incluso de la moderna ingeniería de telecomunicaciones, pues es el ángel de la Anunciación. Él le transmitió a María el saludo divino, a través de él se menciona por primera vez a los hombres el misterio de la Trinidad, él anuncia la encarnación y la inmaculada concepción de María y, además, está estrechamente ligado a la historia del Santo Rosario debido a sus palabras de saludo a María: “Ave Maria, gratia plena…”.

San Gabriel, el comunicador, el mensajero, también aparece en El Corán, con el nombre árabe “Gribil”, en la sura (o azora) 2, 97-98. El texto habla de que Allah se convierte en enemigo de aquellos que rechazan a sus ángeles, sobre todo a Miguel y a Gabriel. La importancia de Gabriel es tal, que es él quien transmite a Mohammed (Mahoma) el Corán. En un “Hadith” (registro en el que están las palabras y acciones de Mohammed, así como su aceptación silenciosa) se dice incluso que Gabriel tiene 600 alas. En los Hadices se menciona más a Gabriel que a Abraham, lo que nos muestra la importancia que se le da a este mensajero divino, quien fue el encargado de llevar las revelaciones a todos los profetas anteriores a Mahoma.

En la Biblia aparece Gabriel varias veces, además del famoso pasaje de la “Anunciación”, en su función de comunicador, de mensajero, de “telecomunicador”: así con Daniel y con Zacarías. En la tradición posterior aparece muchas más veces: él es quien avisa a los pastores que el Redentor ha nacido en un pesebre, siendo el primero en entonar “¡Gloria a Dios en las alturas!”, siguiéndole los demás ángeles en esta música celestial. También se afirma que fue Gabriel quien alertó a José, en sueños, que debían huir a Egisto, para después ser él de nuevo, Gabriel, quien trajera a la Sagrada Familia de vuelta a casa. La leyenda ve también a Gabriel junto a Jesús en el huerto de Getsemaní, animándolo, y en el Domingo de Resurrección será él quien remueva la piedra de la entrada del Santo Sepulcro. Aquí aparece su último mensaje, dirigido a las mujeres que se encaminaban a la tumba del Señor: la buena nueva de que Jesús había realmente resucitado.

Así que el arcángel San Gabriel es sumamente importante, y esta relevancia sigue siendo actual al ser el patrono de algo tan indispensable en la vida diaria actual como las telecomunicaciones. Lo que falta es que quienes debemos ser los receptores de los mensajes de Dios efectivamente estemos preparados para escucharlos, asumirlos y actuar en consecuencia.

Adenda

  1. Ayer fue un día muy triste para la democracia y para el Estado de derecho en México: la Suprema Corte de Justicia de la Nación nos mostró que cada día hay menos contrapesos frente al presidente imperial, sus ambiciones para concentrar el poder, su ineptitud y sus ocurrencias. Los argumentos esgrimidos por el Ministro Presidente Arturo Saldívar parecieron extraídos, literalmente, de una “mañanera”. El Tremendo Juez de la Tremenda Corte hubiera hecho un papel más digno. El otro Poder, el Legislativo, parece empeñado en mostrar su abierta sumisión al Ejecutivo, violando incluso la Constitución con el intento mezquino y desordenado de extinguir los fideicomisos. Nos costará mucho tiempo y esfuerzo salir de esta obscura situación.
  2. Otra noticia triste: ya que en esta columna hablamos hoy de comunicaciones y de comunicadores, recordemos que hace un par de días murió Quino (Joaquín Salvador Lavado), el creador de la inmortal Mafalda. Fue más que un caricaturista: fue un filósofo que supo escudriñar la esencia de nuestras vidas y del mundo con un humor tan fino como profundo. Tuvo frases celebérrimas, una de las cuales, díganme si no, parece ilustrar de manera acertada una de las muchas características de nuestros líderes mundiales populistas: “El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta”. Pero yo me quedo con esta: “Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría.” Descanse en paz.
Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP

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