Desarrollo humano y social
Cuando la lengua es más rápida que el cerebro / China y Taiwán
02 octubre Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo
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En las dos más recientes colaboraciones en esta columna hemos hablado de las tensiones militares entre dos de las superpotencias más fuertes del mundo: la República Popular China y los Estados Unidos de América. Para hoy teníamos pensado continuar analizando los escenarios de esta confrontación, pero sufrimos un leve ataque de distracción perniciosa debido a un bochornoso acontecimiento a nivel internacional: el discurso del Presidente López ante la Asamblea General de las Naciones Unidas hace unos días y su desafortunada y demencial anécdota relacionando innecesariamente a Benito Juárez con uno de los más detestables criminales en la historia de la humanidad: Benito Mussolini.

Lo peor es que el discurso no se transmitió en vivo, hasta donde he podido averiguar, sino que fue pregrabado, por lo que hubieran podido repetirlo y evitar ese pasaje, por lo menos. ¿Es que nadie hay en el Palacio Nacional que lo pueda asesorar? ¿O nadie se dio cuenta? Cierto: parece que, desafortunadamente, la presidencial lengua es más rápida que los presidenciales pensamientos, pero alguien de sus colaboradores debió haberlo ya notado. López podría repetir, tranquilamente, las célebres y desesperadas palabras del rey Scar en la película “El rey león”: “¡Estoy rodeado de inútiles…!” Bueno, y de paso, le hubieran arreglado el cuello de la camisa. Yo no sé, además, de quién heredó el Presidente todos sus trajes, pero parece que el difuntito era más corpulento.

Sin embargo, hemos dejado de lado la tentación de reflexionar sobre tan vergonzoso discurso y regresaremos mejor a comentar acontecimientos más serios y trascendentales de los últimos días: aquellos que involucraron a las fuerzas armadas de China y de Taiwán en una región que es un verdadero barril de pólvora. Es por eso que esta columna tiene ahora dos títulos: el de la tentación y el del tema que a fin de cuentas vamos a abordar ahora.

El viernes pasado, el periódico taiwanés “China Times” informó acerca de un peligroso incidente en el estrecho de Taiwán, en el que se vio involucrado, primero, un avión militar chino, que atravesó una línea de demarcación que, aunque no es oficial, es en los hechos reconocida por ambos gobiernos: el de China y el de Taiwán. Cuando los controladores aéreos taiwaneses advirtieron al piloto militar chino que había atravesado dicha línea, que estaba invadiendo espacio aéreo taiwanés y que se dirigía a territorio insular, este les contestó: “¡No existe tal línea divisoria!” Esta fue una respuesta más política que militar. El riesgo que acompaña a tales incidentes es que cualquiera de las partes puede cometer, por nerviosismo, impericia, miedo, error de comunicación o exceso de iniciativa, un error que puede ser fatal y que, una vez desencadenados los hechos, difícilmente puedan detenerse.

Desafortunadamente, parece que el gobierno chino se comporta frente al de Taiwán de manera similar a como lo hace frente a los Estados Unidos: parecería que está buscando un choque directo, por lo que no es un escenario impensable el que Beijing busque una escalada militar para solucionar de una vez por todas el asunto de Taiwán, territorio que considera como suyo. Por eso, el martes pasado, la Presidente taiwanesa Tsai Ing-wen advirtió a China que se abstenga de seguir realizando maniobras militares aéreas. Tsai Ing-Wen es conocida por su efectividad para resolver el problema de la pandemia del coronavirus en su país y por su resuelta postura ante las amenazas chinas.

La línea de demarcación entre ambos países no es reconocida por el derecho internacional, pero ambos gobiernos la han respetado durante décadas. La única vez que se registró un incidente fue en 1999, cuando un avión militar chino, muy posiblemente por error, violó el espacio aéreo taiwanés. El siguiente incidente ocurrió exactamente 20 años después: en Marzo del año pasado, una formación de aviones de combate chino se adentraron brevemente en el espacio aéreo de la isla, en lo que de ninguna manera puede ser catalogado como un error.

Sin embargo, lo sucedido durante el pasado fin de semana es algo muchísimo más grave, pues no solamente fue el incidente con un avión militar lo que despertó preocupación en Taipéi, sino que el viernes, una escuadrilla de 18 aviones de la Fuerza Aérea China violó la línea de demarcación; el sábado lo hicieron 19 aviones más. Entre las aeronaves participantes en esta provocación había aviones caza y bombarderos estratégicos, que, divididos en dos grupos, se acercaron a la isla por dos lugares diferentes, con el objetivo claro de enviar una señal al gobierno y al pueblo de Taiwán: “Podemos atacar al mismo tiempo distintos lugares de la isla”.

Las amenazas chinas en contra de Taiwán y la manera en la que el gobierno de Beijing ha tratado de “resolver” la crisis política en Hong Kong ha puesto en estado de máxima alerta al gobierno taiwanés. Los Estados Unidos, su principal aliado, ya han dado a conocer, como vimos hace ocho días, que invertirán una gran cantidad de dinero en el fortalecimiento de su propia marina de guerra, precisamente para hacer frente al expansionismo chino. Por si fuera poco, la semana pasada se difundió la noticia de que ambos países aliados firmarían un convenio de colaboración militar que implica la venta a Taiwán de armas por un valor de siete mil millones de dólares. Entre el equipamiento prometido se encuentran minas marinas (esenciales para enfrentar una invasión por mar), vehículos aéreos no tripulados y cohetes aire-tierra (que pueden alcanzar objetivos en territorio chino).

Hay que recordar que el gobierno chino considera a la isla de Taiwán como un territorio en rebeldía que forma parte del Estado chino, por lo que reacciona de manera airada cuando visitantes de gobiernos extranjeros son recibidos en visita oficial por el gobierno “ilegítimo” de Taipéi. Esta visión de las cosas deja abierta la opción de una invasión armada, lo cual no ocultan ni las fuentes oficiales ni los voceros del gobierno de Beijing. Precisamente, la visita de altos diplomáticos estadounidenses coincidió con las maniobras militares chinas, quienes así respondieron a lo que consideran una intromisión en asuntos internos de su país. Parece que es solamente cuestión de tiempo para que el gobierno chino se sienta con la suficiente fuerza militar y política para aventurar el primer golpe contra Taiwán, o para provocarlo.

Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP

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