Desarrollo humano y social
El Plan Sectorial de Marina 2020-2024: un verdadero fiasco
27 agosto Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo
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En las semanas recientes hemos hablado en esta columna de algunos planes sectoriales del gobierno federal, como el de Defensa Nacional y el de Cultura. Hoy toca el turno al de Marina que, al igual que los otros que hemos comentado, se publicó con muchísimo retraso, el 3 de Julio de 2020. Dado que el plan es extenso, tocaremos ahora solamente un par de aspectos, particularmente los de construcción naval y de desarrollo científico y tecnológico.

Este plan sectorial parte de un hecho desafortunado: el mal llamado “Plan Nacional de Desarrollo” (que no elaboró la Secretaría de Hacienda, sino que perpetró en su real cabeza el Presidente López) no menciona ni una palabra relacionada con el mar y su importancia económica, por extraño que esto parezca, por lo que mucho menos habla de la defensa y protección del patrimonio marítimo. Esto debería haber obligado a la Secretaría de Marina a partir de una definición y justificación estratégica propia, cosa que no encontré en el documento. Este es un gran problema en este sexenio: la carencia palmaria de una idea (que al menos debería ser general) de la Presidencia de la República sobre temas marítimos y navales es un gran impedimento para lograr un proyecto estratégico específico en materia naval y marítima. En esto estamos ante el problema típico de la 4T: la falta de pensamiento estratégico y la enorme ignorancia en materia militar en general y naval en particular, por lo que el documento que estamos comentando es muy general y abstracto, que define buenas e insuficientes intenciones, pero no habla mucho de los medios.

En materia de construcción naval, se contempla la construcción de dos buques de patrulla oceánica, 4 patrullas costeras, 5 patrullas interceptoras y un buque de apoyo logístico. Además, se construirán 4 buques y 20 embarcaciones para recolectar sargazo. Esta es la peor noticia que transmite el Plan Sectorial Marina: se abandona, por lo menos en este sexenio, el ambicioso y excelente proyecto de la POLA (Patrulla Oceánica de Largo Alcance), que ya hemos comentado en esta columna.

Recordemos que se trata del proyecto de desarrollo tecnológico más importante no solamente de la Marina, sino de las Fuerzas Armadas mexicanas en general. No se ha construido en América Latina un buque equiparable en adelantos tecnológicos y en capacidad armamentística tan avanzado como la fragata “Reformador” (bueno, se le cambió el nombre, con la 4T, a “Benito Juárez”). El proyecto completo, para que pueda alcanzar su importancia estratégica integral, consistía de 8 embarcaciones, y ahora, en aras de la austeridad y de la ignorancia supina en estos temas, se quedará en una sola fragata, lo que resulta en un verdadero fiasco. Y ni siquiera estará completa, pues el Presidente López detuvo la compra de los helicópteros que estarían asignados a estas unidades y que ya estaban aprobadas por el Congreso estadounidense. O sea, que ni siquiera tendremos una unidad completa.

La Marina, que desde mi perspectiva es la fuerza militar más moderna en su pensamiento y en su equipamiento en México, ha dejado pasar lamentablemente una excelente oportunidad de elaborar un documento más ambicioso, que hubiese podido fijar un rumbo, medios y fines más concretos y puntuales. No se logró elaborar un documento de carácter estratégico, sino que da la impresión de ser un papel para sobrevivir en estos aciagos 4 años que todavía faltan para que termine este sexenio.

¿Qué quedó a deber la Secretaría de Marina con este pobre Plan Sectorial? Es increíble que nuestro país, con más de 3 millones de kilómetros cuadrados de Zona Económica, no tenga la capacidad de proteger esa enorme riqueza, y este documento que estamos analizando no aporta mucho en este sentido.

Si nos comparamos con los países más importantes de América Latina, analicemos el llamado “Índice de Defensa Marítima Policial”, el cual nos indica a partir de la relación de su Poder Naval total y su índice de riqueza, qué porcentaje de esta riqueza está efectivamente protegida por la Marina de Guerra respectiva contra infractores de la ley y cuánto de este porcentaje se encuentra sin protección. Cinco países cuentan con armadas capaces de proteger al 100% a su riqueza marítima contra los infractores de la ley: Chile, Colombia, Ecuador, Perú. Argentina la protege en un 81,3%, Brasil y Venezuela en un poco más del 70 % y, por último, está México, que con su armada actual alcanza a proteger solamente un 62,9% de sus riquezas marítimas.

Y hay más: el “Índice de Defensa Naval” nos permite relacionar las capacidades navales actuales con el índice de Riqueza Marítima Nacional y obtener un porcentaje de defensa actual contra amenazas provenientes de otra fuerza naval. Su valor nos proporciona también el porcentaje de riqueza marítima sin proteger. Este índice nos permite observar que Chile, Ecuador y Perú cuentan con armadas capaces de proteger al 100 % a sus riquezas marítimas contra otro Estado agresor. Venezuela tiene un índice de protección del 73 %, Brasil, Colombia, Cuba y Argentina cuentan con un porcentaje de protección alrededor del 50% y solo México cuenta con un valor muy bajo: ¡menos de 10 % de protección de sus riquezas contra otra fuerza naval de un Estado agresor!

Si la Armada pudiese continuar desarrollando el proyecto POLA, en pocos años estaríamos en condiciones de revertir tan vergonzosos lugares en esos índices que presentamos comparados con países de la región y de condiciones económicas similares. No son comparaciones frente a países industrializados. Y, de todas maneras, México está en el fondo de la tabla. Deberíamos estar empeñados en lograr un modelo naval acorde a las condiciones globales actuales, con capacidades balanceadas entre los medios disponibles y las misiones encomendadas. La Constitución y las condiciones actuales demandan muchas actividades a la Armada, pero los recursos puestos a su disposición son raquíticos.

La industria de construcción naval debería ser considerada como de importancia estratégica para el desarrollo nacional, pues trae consigo el desarrollo científico y tecnológico, además de la creación de empleos especializados y calificados. Tenemos que mencionar que, desde hace años, algunos países latinoamericanos manifestaron su interés por adquirir patrullas oceánicas y costeras hechas en México, pues son de excelente calidad y más baratas que las construidas en países industrializados. La clase “Oaxaca”, por ejemplo, sigue siendo de interés para esos países, pero no hay visión de negocios en nuestros políticos y militares. Cada buque vendido representaría miles de puestos de trabajo e impulsaría el desarrollo científico y tecnológico propio.

Esto podría propiciar una alianza con empresas privadas a nivel nacional e internacional. Hay proyectos que son indispensables, como el desarrollo de un misil naval propio, la red de sonoboyas, diferentes tipos de sistemas de sonar, radares 3D, sistemas de dirección de tiro y de anaveaje más sofisticados, etc. Esto representaría también fuentes de trabajo, ingreso de divisas, etc.

Otro tema que pasó desapercibido en el Plan Sectorial Marina es el de la modernización del equipamiento de la Infantería de Marina, pero sospecho que nadie en Palacio Nacional sabe qué es eso. Así que también en cuestiones navales y marítimas estamos viviendo un sexenio perdido.

Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP

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