Desarrollo humano y social
Puebla frente a la era del TMEC
09 julio Por: Daniel Ramírez Ortiz
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El primero de julio pasado, entró en vigor el Tratado México, Estados Unidos, Canadá (TMEC), mecanismo jurídico que sustituye al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), como el régimen que reglamenta los intercambios económicos entre los países de la región norteamericana.

Para una economía tan orientada al exterior como la mexicana, es una buena noticia que la postura proteccionista del gobierno de Donald Trump haya derivado en un nuevo tratado comercial y no en la cancelación del anterior tratado como lo había prometido en campaña.

Como cualquier tratado comercial el TMEC ofrece áreas de oportunidad y retos para sus participantes incluyendo a las regiones y entidades federativas de los tres países miembros.

Para el estado de Puebla, el nuevo tratado ofrece continuidad a la cadena global de valor de la que forma parte la industria automotriz poblana la que, dicho sea de paso, constituye alrededor del 25 por ciento del PIB estatal.

Al mismo tiempo, se presentan retos para el estado, siendo uno de los principales el de aprovechar el tratado como una herramienta para la diversificación interna de las exportaciones poblanas.

En este aspecto, las exportaciones del estado muestran una excesiva concentración en el rubro automotriz y del transporte que representa alrededor del 85 por ciento de la totalidad de lo que Puebla le vende al mundo. A ello le sigue las exportaciones de alimentos (3 por ciento del total), de textiles (2 por ciento), las exportaciones de plástico y hule (1.4 por ciento) y las ventas de químicos (1 por ciento).

Me parece que el primer paso para hacer del tratado una herramienta útil para mejorar la economía de nuestro estado, es reconocer que el TMEC es precisamente eso, una herramienta, necesaria pero no suficiente para catalizar procesos productivos más rentables.

Un segundo paso radica en detectar productos que puedan tener márgenes de rentabilidad y demanda tanto en el mercado de los Estados Unidos como en el de Canadá y focalizar esfuerzos en construir las capacidades necesarias en esos productores, para que incursionen con éxito en los mercados extranjeros.

Ahora bien, los productores no necesariamente tienen que ser grandes empresas, es momento creo de hacer un esfuerzo mayúsculo por incorporar a las dinámicas del comercio internacional a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que por cierto generan alrededor del 70 por ciento del empleo a nivel nacional y que ahora están muy golpeadas por el periodo de confinamiento.

Por poner sobre la mesa un ejemplo sobre la incursión de PYMES mexicanas en el mercado global, menciono el de los productos tradicionales mexicanos. En los últimos años, más de 15 estados de la República han incrementado significativamente sus exportaciones de productos como: indumentaria tradicional, joyas, alimentos y bebidas artesanales con denominación de origen. En este último caso llama la atención el desarrollo que el mezcal de Oaxaca ha tenido en los mercados internacionales al exportarse a más de 30 países y al incrementar su valor de exportación significativamente.

Lamentablemente dentro de este grupo de estados no figura Puebla y eso que el estado cuenta con productos tradicionales relevantes en los rubros de alimentos, vestimenta y de artesanías con denominación de origen como la talavera.

Por lo anterior y ante la coyuntura de la entrada en vigor del TMEC — que en su capítulo XIX ofrece innovaciones como la de simplificación de aranceles y trámites aduanales para el comercio digital transfronterizo, cuyas plataformas podrían ser un trampolín eficiente para la PYMES—es nodal que entre la iniciativa privada, gobierno y universidades se articulen sinergias que construyan en las PYMES, las capacidades necesarias para superar las complejas barreras de entrada a los mercados extranjeros.

Hace unas cuantas décadas se le atribuyó al secretario de comercio del presidente Salinas de Gortari la frase de que ‘la mejor política industrial es la que no existe’, en alusión a que una vez teniendo un tratado de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá sólo había que esperar a que las fuerzas del mercado guiarán la construcción de las capacidades industriales en México.

Para Puebla no podría haber peor consejo. Por el contrario, lo que se requiere es una intervención estratégica y robusta del gobierno en sus tres niveles para que, en mancuerna con los actores antes mencionados, se logre que diversos productores y trabajadores del estado se sumen por fin al tren de la globalización.

Dr. Derzu Daniel Ramírez
Profesor – Investigador
Escuela de Relaciones Internacionales
UPAEP

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