Desarrollo humano y social
Las fragatas clase “Reformador”
23 febrero Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo
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Un tema que poco se comenta en México, tanto en ámbitos académicos como políticos, es el de la capacidad militar de nuestras fuerzas armadas. Generalmente se les ve solamente como “el ejército” y se le(s) asocia con el combate a la delincuencia organizada, se les elogia por su ayuda a la población civil en casos de desastre, se les admira en el desfile del 16 de Septiembre, y últimamente, se les agradece públicamente porque “dieron la espalda a la traición y al golpismo”, algo muy nebuloso que solamente ocurrió dentro de la blanca cabecita presidencial.

Hoy tocaremos un tema muy importante y de gran trascendencia para el desarrollo tecnológico y armamentístico de nuestras fuerzas armadas, particularmente para su componente naval, la Armada de México. Nos referimos al proyecto de construcción de armamento más ambicioso y exitoso en la historia militar de nuestro país: el desarrollo, la construcción, la botadura y la puesta en servicio de la llamada “Patrulla Oceánica de Largo Alcance” (POLA), es decir, la fragata clase “Reformador”. Se trata, ni más ni menos, de la embarcación militar más moderna construida en América Latina.

El primer buque de esta clase (ARM Reformador) fue botado el 23 de Noviembre de 2018 en Salina Cruz, como resultado de un ambicioso proyecto conjunto entre la Secretaría de Marina y la empresa holandesa “Damen Shipyards”, con la que existe ya una larga historia de fructífera colaboración. Es un buque sumamente avanzado, con sensores y equipamiento de última generación, que permitirá cubrir las necesidades de defensa estratégica, protección y disuasión tanto en aguas nacionales como internacionales. El proyecto original contempla la construcción de ocho fragatas de este tipo, lo que permitirá tener una herramienta para la llamada “proyección de poder naval”. La proyección de poder es la capacidad de un Estado o nación para aplicar todos o algunos de sus elementos de poder político, económico, informativo o militar para desplegar y sostener rápida y efectivamente fuerzas militares, con el fin de responder a diversas crisis, aplicar medidas de disuasión y contribuir a la estabilidad regional o global. El poseer esta capacidad para proyectar el poder naval permite que la Armada de México pueda unirse a operaciones de mantenimiento de la paz, participar en ejercicios navales internacionales de todo tipo y apoyar a otras naciones en casos de desastres naturales.

Las embarcaciones clase “Reformador”, dotadas de un armamento antiaéreo, antisubmarino y antibuque muy sofisticado, mantendrán el concepto “Trinomio” desarrollado por la Marina, consistente en la incorporación de un helicóptero y una lancha interceptora para complementar las labores del buque portador. Este tipo de buques le permitirán a la Armada navegar en aguas azules (es decir, muy lejos de las costas) y cuidar mejor sus recursos e intereses con la tecnología más moderna que existe y con barcos hechos en México por mexicanos. Lleva embarcadas dos lanchas interceptoras de alta velocidad y tiene hangar y plataforma para un helicóptero embarcado UH_60M Sea Hawk o un NH-90 Sea Lion. Desafortunadamente, y aquí aparece la mala noticia dentro de todas las buenas de este artículo, apareció la mano de la 4T y la compra de los helicópteros, ya aprobada por el Congreso de los Estados Unidos, fue detenida por motivos de austeridad. Es decir, se tiene una fragata modernísima y se desperdicia gran parte de su potencial por una mala idea de lo que es cuidar el dinero. Es como querer construir un banco de tres patas y para ahorrar dinero cancelamos la compra de una de las patas. El gobierno de López también ha detenido la construcción de las fragatas restantes, lo cual es un golpe muy fuerte para la Marina en sus planes de modernización. Aparece de nuevo la palabra que caracteriza a esta administración federal y que ya ha hecho mucho daño en otras áreas de la vida nacional: la incertidumbre…

La fragata “Reformador” desplaza 2 850 toneladas (sólo por debajo del buque de aprovisionamiento “Montes Azules”, construido igualmente en Salina Cruz y que desplaza más de 3 600 toneladas), tiene una eslora de 107.50 m y es propulsada por un motor diésel y por uno eléctrico que le proporcionan 13 400 caballos de fuerza, con una autonomía de 20 a 30 días o casi 4 500 millas náuticas. Sus dos motores, del tamaño prácticamente de una locomotora, son los más potentes de los que dispone cualquier buque de la Armada de México, el motor diésel expulsa muy pocas emisiones, ambos son sumamente eficaces y le permiten al buque manejarse en muchos perfiles operativos sin comprometer nada de la demanda a bordo, sobre todo tomando en cuenta que los sistemas electrónicos requieren un flujo permanente y seguro de energía. En total, el proyecto para poner a flote al “Reformador” ha sido de casi 450 millones de dólares y representa un punto culminante de un largo camino de casi 40 años de experiencias de la Armada de México en lo que atañe a la construcción de sus propios navíos. Ahora podemos afirmar que México es capaz de diseñar, construir y manejar embarcaciones militares con tecnología de última generación, lo que representa un avance enorme para el desarrollo del país. El haber construido un buque de las características de esta POLA es similar a haber construido toda una línea de aviones, cosa que hasta ahora ha sido imposible realizar en México.

Como proyecto de transferencia de tecnología, la nueva fragata mexicana incluye una importante cantidad de técnicas de construcción naval y la incorporación de diferentes tipos de radares, misiles y paquetes de guerra electrónica que no tiene precedentes en México, por lo que es un salto tecnológico enorme. Thales, la empresa francesa constructora de radares, fue la encargada de desarrollar, junto con personal de la Secretaría de Marina, los sistemas altamente sofisticados de defensa de la nave. Estos equipamientos se basan en “Tacticos”, un sistema controlado por diez estaciones que concentran la información en una enorme pantalla de muro. El sistema concentra los datos de todos los sensores del barco y permite a los diez operadores controlar las acciones defensivas y ofensivas de la fragata. El navío cuenta con un gran radar de superficie y de vigilancia aérea “Smart-S Mk2”, un radar “STIR 1.2 EO Mk2” y un sonar de arrastre de profundidad variable “Captas 2”. Además, el sistema “Gatekeeper” permite a los operadores de “Tacticos” una visión del buque de alta resolución y 360° de cobertura, además de que detecta y sigue a objetivos en superficie y aire.

Por si lo anterior fuera poco, los sistemas de contramedidas “C-Guard” y “Rigel”, diseñados para proteger al barco con una cobertura de 360° ante el ataque de misiles y de torpedos de última generación, se cuentan entre los mejores del mundo. La incorporación de estas modernísimas tecnologías por parte de la Marina abre las puertas para futuros proyectos con Thales, una empresa líder en el mercado mundial. El “Reformador” porta misiles Harpoon, misiles RIM 116 RAM, misiles Evolved Sea Sparrow y torpedos MK 54; dispone además de un cañón Bofors de 57 mm, un cañón MK 38 y 6 ametralladoras de 12.7 mm.

Como ya dijimos, estamos ante el que es probablemente uno de los logros tecnológicos y militares más importantes de México. La clave para saber si este proyecto rendirá los frutos que se esperan está en el número de unidades que se construyan. Si el gobierno de la “cuatroté”, con su obsesión por la austeridad y sus políticas equivocadas para ahorrar recursos no alcanza a comprender el alcance del programa de construcción naval mexicano, el futuro de todos los planes ambiciosos del sector defensa en nuestro país, sobre todo los de la Marina, para la que el Presidente López no muestra el mismo grado de acercamiento y confianza que con el Ejército, será sumamente incierto.

Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP

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