Desarrollo humano y social
LA HISTORIA A GALOPE I
17 noviembre Por: David Sánchez Sánchez
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De los relinchos que hicieron Historia

En el Quijote se cita: […] Cuando subieres a caballo, no vayas echando el cuerpo sobre el arzón postrero, ni lleves las piernas tiesas y tiradas y desviadas de la barriga del caballo, ni tampoco vayas tan flojo que parezca que vas sobre el rucio: que el andar a caballo a unos hace caballeros, a otros, caballerizos. Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día; y advierte, ¡oh Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza, su contraria, jamás llegó al término que pide un buen deseo […]. Son cuatro por tanto las reglas de oro para el buen vivir: mantenerse firme, sin oprimir ni flojear, como jinete a galope, tener moderado el sueño, diligencia en el trabajo y victoria sobre la pereza.

¿Desde cuándo pudimos estar firmes y a galope? No debemos olvidar el linaje del caballo Equus Przewalskii ni la indudable vinculación prehistórica humano-caballo que siempre nos atrapó como el uro o el Ursus spelaeus ¿Pero todas esas especies se convirtieron en aliados del hombre? Pocas son las especies, dentro del reino animal, que forjaron a nuestro lado una relación realmente maravillosa y cercana sin la cual no seríamos lo que hoy somos.

Sobre el caballo, los 18 halogrupos actuales tuvieron un ancestro común hace 160.000 años. Los últimos estudios sobre la domesticación del caballo sitúan tres focos y tres cronologías que indudablemente se verán ampliados en regiones y cronologías con nuevas investigaciones:

  1. En Al-Magar, Arabia Saudí, hace 9.000 años, se realizaron figurillas de caballos con brida y arnés.
  2. En el sur de la Península Ibérica y Ucrania hace 7.000 años.
  3. En las estepas entre las actuales Ucrania, Rusia y Kazajstán; hace 5.500 años, según los últimos estudios de Vera Warmuth publicadas en Actas de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (PNAS)

En la Odisea de Homero del s.VIII se menciona “Mis ojos jamás pudieron dar con un hombre que tuviera el corazón de Odiseo, de ánimo paciente, ¡Qué no hizo y sufrió aquel fuerte varón en el caballo de pulimentada madera, cuyo interior ocupábamos los mejores argivos para llevar a los troyanos la carnicería y la muerte! ¨ El caballo, hippos, en griego, pudo ser en realidad una embarcación con una proa de cabeza de caballo, denominada hippoi (bajorrelieve del palacio de Khorsabad, capital del imperio asirio, Museo del Louvre) aunque algunos objetos arqueológicos como el Vaso de Mikonos (Museo Arqueológico de Mikonos, Grecia) refieren a la ya conocida historia. Lo cierto es que ya en esa época había cierta nostalgia a una edad caballeresca ya perdida. Los lujosos palacios de Néstor y Menelao presentaban un maravilloso escenario de caballos para cría, doma y para los carros de guerra. Una cultura sacra del caballo que había inspirado al propio Aquiles.

Desde las praderas que bordean el delta del Nilo una vez superadas las invasiones de los hicsos a la Odisea, el caballo se convirtió en inseparable a la palabra civilización para muchos territorios, “El don que tu me dieres, que sea un objeto para ser atesorado. No me llevaré caballos a Ítaca, sino que los dejaré aquí para tu ornato. Tu reinas sobre una amplia llanura, en la que hay mucho trébol, también juncia y trigales, espelta y blanca cebada de anchas espigas. Pero en Ítaca no hay ni anchas pistas ni pastizal. Es buena para la cría de cabras y mucho mejor que para la cría de caballos... Ítaca” (Odisea)

En el mundo romano, con diecisiete años, Escipión ¨…al mando de un escuadrón de jinetes de prestigio… al darse cuenta, en pleno combate, de que su padre estaba cercado por sus enemigos …¨ (Polibio: Selección de Historias) lo salvó en batalla contra Aníbal. Desde etapa de edad temprana la vinculación con el caballo suponía una élite social en una educación ecuestre donde el equites era reconocido hasta el grado de que había casos en que el Estado le entregaba un caballo, equi publici, mantenido por los impuestos de guerra y un impuesto anual a las viudas (Sierra, Las legiones romanas)

La D.ª Dolores Carmen Morales Muñiz afirma que ¨ El caballo fue uno de los animales más importantes y apreciados de toda la Edad Media al encontrarse asociado a numerosos ámbitos de la vida material —agricultura, industria, transporte, guerra, caza— al tiempo que constituye un elemento clave de los fenómenos migratorios e invasores que se suceden durante los siglos medievales.¨ Sin lugar a duda, como en nuestro texto, las raíces vienen desde la Prehistoria, pero en este momento se vuelve una relación, hombre-caballo, con logros exponenciales. Incluso en la Castilla del año 1500 se fundará el Real Tribunal de protoalbeiterato en el que se nombraban examinadores de albéitares (antiguo nombre del veterinario) y herradores con categoría de profesión oficial para el cuidado del caballo. Se consolida en esta etapa como símbolo de rango y poder manifestándose en todas las disciplinas artísticas y en los regalos más importantes entre autoridades (Morales,1996)

Permítanme finalizar este primer apartado sobre el caballo con las miras en el Asturcón, el caballo de mis amadas montañas asturianas, que viviendo en semilibertad sigue galopando con la crin al viento y cuya mirada evoca inteligencia, fuerza, nobleza y amor. Seguiremos galopando en la Historia.

Mtro. David Sánchez Sánchez
Director Académico de la Maestría en Estudios Históricos
UPAEP

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