Por: Hugo Alejandro Soriano Tamariz
Entre jugada y jugada, doy un suspiro, pienso en ti…
Mientras avanzo al peón, d4, un suspiro sale de mi boca, como una raíz arrancada se me desprende ese aliento de vida. Peón d5. Mi vacío existencial se ocupa en únicamente dejarse morir, en hacer que las personas que me rodean vean cómo perezco en esta vida monótona, indiferente, sola. c4. De repente, cuando juegan dxc4 te veo y cuando juego Cc3 tú me miras, ese breve momento cuando el mundo se detiene. Vuelvo a la realidad, veo al tablero y me doy cuenta de que ya estamos a medio juego. Como es relativo el tiempo, un segundo fue más que suficiente para hacer que yo ya haya comido 2 peones, un caballo, y la dama.
Td1, jaque, Rg2, entre otro suspiro, quitarme el jaque es lo que me da alivio, de no ser porque cruzamos miradas no hubiera podido ver que Rg2 era la mejor alternativa. Cada vez me voy acercando más a ti, porque quiero, hablarte, quiero conocerte, quiero que dictes la jugada que haré. Ac6, cuando te empiezo a hablar tu sonrisa dibuja un bonito retrato, retrato del que siempre me acuerdo…
Aún rememoro la trascendencia del ajedrez en mi vida, no sabía que un tablero con escaques determinaría mi futuro. Entre ese juego y tú, logré salir de agujero. Recuerdo aún los divertimentos de los que fui intérprete, en los que prefería ir a jugar al delincuente en vez de cuidar a mi madre cuando estaba enferma, cuando con la manopla en mano imaginé mi futuro encerrado en una celda, cuando mi vestimenta reflejaba mi vida, así como la música que escuchaba, y cuando, sin yo quererlo, un hilo de luz entró por la pared: el ajedrez.
Cf4xCd5…
El tiempo no se detiene, no lo desperdicies, la partida sigue. H4. Todo parece perdido, sólo un error evitaría el jaque mate, ese error fuiste tú. H3. Fuiste el error más lindo. Cuando pude recuperarme, lo hice, recupere posición, dejé la idea de tomar, recuperé 2 piezas menores, dejé la idea de fumar, Ta2+, me encontré contigo.
No supe aprovechar mi ventaja, Tb2+, entré en una combinación que sabía yo, me iba a dar jaque mate, todo porque tú entraste y “me salvaste”, aunque ahora que lo veo sólo lo postergaste. Me sincero: me tienes mal.
En ese momento nos vimos fijamente, nos besamos con la mirada, no supimos qué decir, sólo dejamos que el cuerpo hablara lo que las palabras no podían. Ta7+, entonces nos dimos ese beso, tan sincero, tan traicionero… y fue así como Tb8++. Le diste un jaque mate a mi corazón. Se acabó la partida.
Desarrollo humano y social
LE DISTE UN JAQUE MATE A MI CORAZÓN
24 octubre Por: Prepa Santiago