Desarrollo humano y social
CATÁSTROFES QUE HICIERON HISTORIA
16 septiembre Por: David Sánchez Sánchez
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De las catástrofes naturales a las catástrofes del Antropoceno

Se le atribuye a Herbert George Wells la frase de “La civilización es una carrera entre la educación y la catástrofe.” Es indudable que con ellas cayeron imperios, subieron poderes, caducaron ideologías o resurgieron viejas ideas.

Hace 75.000 años el volcán del lago Toba, al norte de Sumatra (Indonesia), explotó creando un invierno volcánico a causa de sus cenizas que eclipsaron el Sol afectando indudablemente a la evolución del género Homo que poblaba esos parajes. Algo parecido pudo ser a la erupción del Tambora en 1815. Pero si queremos centrarnos es un efecto catastrófico aún más estudiado y en debate constante debemos mencionar una de las teorías explicativas de la extinción de los neandertales que apunta hacia la catástrofe que supuso el cambio climático de su entorno. Indudablemente la suma de factores siempre suele dar la solución pero no por ello esta nueva adaptación al medio no supondría una nueva barrera que deber saltar o fracasar en el intento de superarla. Según los prestigiosos investigadores, y queridos maestros en mi formación académica, Álvaro Arrizabalaga y María José Iriarte-Chiapusso, del grupo de Prehistoria de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko; hace 40.000 años existió la catastrófica desaparición de esta especie y su cultura Musteriense desde la Costa Atlántica al Mar Negro pero no instantánea sino durante unos miles de años. Quizás no llegamos a comprender las dimensiones de una catástrofe sino es en horas, días o semanas. En este caso hablamos respecto a cronologías que se nos escapan inicialmente como son las de decenas de miles de años.

En el Holoceno tenemos el conocido ¨Diluvio Universal¨ seguramente más asociado a regionalismos vinculados a las crecidas de las aguas en diversas partes del planeta, en diferentes culturas y por diversas causas para lo que cada una de ellas era el mundo conocido, y por tanto universal, que a un tajante fenómeno planetario al unísono. Nuevas teorías vinculan parte de esos ¨diluvios universales¨ al colapso del Monte Etna en el Mediterráneo que causaría un gran tsunami que afectaría a gran parte de los territorios circundantes. No debemos dejar de reconocer que desde el Poema de Gilgamesh de Uruk (Mesopotamia) a la cosmovisión mexica del Sol de Agua (Nahui-Atl) este Diluvio o diluvios, han estado presentes haciéndolos quizás más universales hoy en día. ¿Acaso el fin del periodo Interglaciar Riss-Würm de hace 140.000 nos llevaría a la glaciación Würmiense para finalizar con un deshielo del posglacial Holoceno suficiente para que la crecida de las aguas mundiales forjara a ¨agua¨ en nuestras mentes ese factor catastrófico de cambio en todas nuestras cosmovisiones? ¿Existieron por tanto diluvios regionales en diversos continentes que marcaron las cosmovisiones pese a no coincidir en un mismo periodo? No solo Noé fue parte de su posible explicación.

Hace 3600 años Thera (Santorini) entró en erupción creando hasta 60 metros de depósitos y 30 kilómetros de alto de una nube de cenizas. Allí donde la placa Africana se hunde por debajo de la Euroasiática, no quedó nadie. Pero tenemos testimonio de su cultura tras las recientes investigaciones de Klaus Löcker. Quizás con el mismo inicio de una explosión volcánica en el Mediterráneo las conocidas 10 Plagas de Egipto estuvieron curiosamente identificadas con el periodo de Akhenatón y una profunda transformación social imponiéndose al culto de Amón.

Recordemos que en otros artículos hablamos que fueron 25 los emperadores romanos asesinados desde el 27 a.C al 476 d.C de un total de 82. La ausencia de lluvia y el descenso de las cosechas pudieron articular motines contra el poder vigente por causa de esta catástrofe natural. Pompeya y Herculano quedarían eclipsados en cuanto a número de cifras de muertos por el propio hambre. De igual forma el colapso en el s.IX de poderes como Tikal y Calakmul, según los estudios de David A. Hodell, se pudieron potenciar fruto del bajo índice de precipitaciones en lo que podríamos citar como una catastrófica sequía.

El Milagro de Empel en el diciembre de 1585 casi encontró a los tercios españoles en derrota segura si una catástrofe espontánea no hubiera surgido. Entre los ríos Mosa y Waal, rodeados del ejército de las Provincias Unidas y rodeados de agua, se encomendaron a la Inmaculada Concepción. Un frío helado, catastrófico para muchos, fue la salvación para otros y congeló las aguas logrando así tomar por sorpresa las posiciones enemigas. El almirante Hohenlohe N. dijo ¨Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro¨. El Imperio Español navegaba ya, incluso sobre el hielo, en su Siglo de Oro hasta finales del s.XVII.

En la década de 1640 y 1650 , según el investigador Geoffrey Parker, las catástrofes se hicieron más universales, quizás al menos en sus registros, debido a las alteraciones de ¨inviernos más largos y severos, y veranos frescos y lluviosos¨ rompiendo así los ciclos de cosechas a nivel mundial.

A las 9:30 horas del 1 de noviembre de 1755 llegó la muerte a unas 100.000 personas en el conocido Terremoto de Lisboa. El Tsunami destruyó la capital a la vez que las aspiraciones del Reino de Portugal se fueron reduciendo a su dimensión peninsular pese a tener, la Corte, a Brasil como horizonte. Aunque se planificaron de los primeros edificios modernos resistentes a los terremotos a nivel mundial bajo el auspicio del Marqués de Pombal, la mentalidad europea no quiso sucumbir al ver caer una gran capital católica y se reflejó el suceso en obras de ilustrados como Voltaire.

Desde al menos la Primera Revolución Industrial iniciada en 1760 la naturaleza se vio interrumpida de manera determinante en su propio curso por la acción humana. Las catástrofes no cesaron como ese 22 de mayo de 1960 en Chile, a pocos de meses de establecerse el peso como moneda nacional, con el mayor terremoto registrado hasta la fecha en el mundo con 9.5 grados en la escala Richter donde no solo templó esa tierra sino también su política con 420 millones de dólares de petición de apoyo que tendría que negociar con EEUU y la consolidación del Partido Radical de Chile. Del mismo modo, todo lo que podríamos hablar de México 1985. Pero lo que sí cambió es que el homo sapiens se sumó a forjar de manera extensiva diversas catástrofes que teniendo por común la propia naturaleza fueron creadas por nosotros mismos (véase Chernóbil).

Como indicó esta misma semana el Doctor Lucio Florio en nuestra amada Universidad, el Antropoceno, esta nueva era de dominio del ser humano como homo sapiens se aceleró desde la Segunda Revolución Industrial llegando hoy a la sexta extinción masiva de especies, a no existir lugar del mundo donde no llegue la acción del hombre aunque solo sea en gases o químicos y a traspasar ya cuatro de las nueve las líneas de riesgo extremo que investigaron Johan Rockström y Will Steffen. A donde hasta ahora solo llegaron las catástrofes naturales sumamos hoy las catástrofes humanas potenciando a las propias naturales.

Este planeta hospitalario, desde hace 13.000 millones de años, allí donde hemos tenido que cambiar las estructuras históricas ante catástrofes naturales, hoy nos mira atónito ante nuestra capacidad de autodestrucción; nos mira quizás no lejos de un mundo a lo ¨Mad Max¨ ambientada por entonces en la no lejana Australia del 2021, donde su argumento de un futuro apocalíptico fruto de las múltiples catástrofes nos pudiera aguardar de no entender que aún estamos a tiempo de cambiar.

Quizás las palabras de Alexiévich sobre Chernóbil nos mantengan alerta ¨ El hombre se vio sorprendido… los sentidos ya no servían para nada…la radicación no se ve y no tiene olor ni sonido. Es incorpórea…Brilla el Sol. No se ve ni humo, ni gases. No se oyen disparos… en cambio nos vemos obligados a convertirnos en refugiados. Un mundo conocido… convertido en desconocido¨. ¿La solución? Posiblemente esté en el propio corazón del Homo Sapiens como Imago Dei.

Mtro. David Sánchez Sánchez
Director Académico de la Maestría en Estudios Históricos
UPAEP

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