Austria es una nación que en realidad no se encuentra muy lejos de México en términos de nuestra historia y cultura, que han tenido a lo largo del tiempo momentos de intensos intercambios. Para empezar, la llamada “Casa de Austria” fue el nombre de la dinastía de los Habsburgo reinante en la monarquía de lo que actualmente es España, entre Carlos I (1516) hasta Carlos II (1700), es decir, durante buena parte del dominio español en América. Luego tuvimos aquí a un emperador austriaco, Maximiliano de Habsburgo, de cuya familia surgieron los emperadores de Austria y Austria-Hungría de 1804 a 1918. Además, dos géneros musicales muy importantes en la música mexicana llegaron a nuestro país por intermedio de Austria: la polca y el vals.
Así que hoy hablaremos de Austria, y, particularmente, de una mujer austriaca: Brigitte Bierlein. Empecemos por su apellido, que muchos mexicanos con gusto portarían: “Bierlein” quiere decir “cervecita”. La Sra. Bierlein es una connotada jurista, con una gran trayectoria en su país, en donde ha ido conquistando paulatinamente puestos que tradicionalmente eran del dominio masculino. En su extensa y exitosa carrera, fue la primera mujer en ser nombrada Procuradora General de la República, la primera en llegar a ser Presidente de los Procuradores Austriacos, la primera Vicepresidente del Tribunal Constitucional y, en Febrero de 2018, la primera mujer en alcanzar el cargo de Presidente de dicho tribunal (más o menos el equivalente a nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación). Y ahora, a un año de que teóricamente se jubile, el Presidente del Estado Austriaco, Alexander van der Belle, la acaba de nombrar Canciller de la República, es decir, Primera Ministra. Con este paso gigante en su carrera, la jurista austriaca se convirtió en la primera mujer en alcanzar dicho cargo. Y, como muchos piensan, no porque sea una mujer, sino porque su país, literalmente, la necesita con urgencia. Recordemos que es una experta en la interpretación de la ley y en su protección, por lo que llega al cargo –pasando del Poder Judicial al Ejecutivo- en momentos críticos para la política de su país.
Y es que Austria ha sido sacudida por un escándalo de corrupción que hizo caer al gobierno del populista Sebastian Kurz: el llamado “Affaire de Ibiza” o “caso Ibiza” dejó al descubierto las sucias entrañas de los radicales de derecha en ese país. Hace unos días, dos diarios alemanes, actuando de común acuerdo, dieron a conocer un video, después de una concienzuda labor para asegurarse de la autenticidad del material que había llegado a sus manos. El video había sido grabado en un hotel en Ibiza en 2017, y muestra a dos prominentes miembros del partido de Kurz, antes de que su partido ganara las elecciones, en un encuentro con una supuesta sobrina de un millonario ruso. Estos dos personajes, Heinz-Christian Strache y Johann Gudenus, le prometen a la mujer jugosos negocios en Austria, si el supuesto tío accede a apoyarlos en la campaña electoral. Es decir, prometen licitaciones estatales directas a cambio de ayuda financiera para la campaña del ultranacionalista Partido de la Libertad de Austria, que ganó finalmente las elecciones. Incluso, llegando a límites que en una democracia son impensables, especulan sobre la posibilidad de que el oligarca ruso compre un periódico austriaco muy influyente pero incómodo para el Partido de la Libertad. El primero de estos políticos austriacos llegó a ser nada menos que Vicecanciller y el segundo, diputado federal, pero después de la publicación del video, en Mayo pasado, ambos renunciaron a todos sus cargos. No cabe duda de que en todos lados se cuecen habas…
Una vez que estalló el escándalo, el canciller Kurz destituyó a su Ministro del Interior (equiparable a nuestro Secretario / Secretaria de Gobernación), pero sin quererlo desató una oleada de renuncias de sus colaboradores más cercanos en su gobierno de coalición: se fueron los ministros de Defensa, de Exteriores, de Transporte… El lunes 27 de Mayo, en el Parlamento se presentó una moción de censura, que prosperó y provocó la caída del gobierno y la necesidad de lanzar una convocatoria para elecciones anticipadas en Septiembre de 2019. La Sra. Bierlein será la Canciller de aquí a esa fecha.
Es interesante hacer notar lo que respondió Bierlein cuando unos periodistas le preguntaron qué opinaba de las cuotas para mujeres en la política: “Por principio, no soy partidaria de las cuotas para mujeres, porque no las deberíamos necesitar más”. Ahora, Bierlein se ha convertido en una figura de identificación nacional, que Austria necesitaba con apremio. Algunos políticos han llegado incluso a decir que su llegada a la jefatura del gobierno federal es más que bienvenida, pues es momento de que una mujer arregle lo que algunos hombres destrozaron previamente.
Ayer jueves se llevó a cabo una gran manifestación en Viena, en las que una banda de música muy popular en aquel país interpretó, ante la algarabía de los asistentes, una cancioncilla que tiene 20 años de haber sido escrita pero que acaba de revivir y se ha convertido en el himno no oficial de esta crisis de gobierno: se llama “We’re going to Ibiza”.
Bierlein es ejemplo de lo que la preparación y la honestidad pueden lograr. En su larga carrera en las instancias de la justicia, nunca ha sido sospechosa de ningún mal manejo, su nombre es reconocido por todos los actores políticos en su país y fuera de él como garantía de rectitud y de civilidad. Es conocida también por su determinación y fuerza, como cuando un ladrón quiso arrebatarle el bolso hace unos 15 años: ella se aferró con todas sus fuerzas a su bolso, el ladrón la arrastró varios metros por el pavimento, causándole feas lesiones, pero tuvo que huir con las manos vacías. Bierlein acabó en el hospital, con todo y su bolso. Afirmó no haber querido soltarlo ante el pavor de tener que hacer de nuevo todos los trámites para que le dieran su tarjeta de crédito.
Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
Centro de Investigación en Ciencias Sociales (INCISO)
UPAEP
Desarrollo humano y social
Brigitte Bierlein, una mujer ejemplar
03 junio Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo