Desarrollo humano y social
De los muros de lo sagrado
03 junio Por: David Sánchez Sánchez
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Los Frisos Historiados

En ocasiones somos como los frisos manifestándonos horizontales con una decoración sorprende mientras estamos recostados sobre la arena. Posiblemente del latín ¨phrygium¨ (tela bordada) este término arquitectónico, friso, distingue a la banda entre el arquitrabe y la cornisa de un edificio. Este espacio era demasiado valioso y demasiado atrayente para no incorporar decoraciones que sirvieran a un propósito por encima de lo ornamental. Los triglifos y metopas dejarán paso con el tiempo al bajo relieve. Los frisos decorativos (lirios, rodillos, imbricación, greca, diente de perro, flor de loto, banda denticulada, ajedrezado, cardina…) nunca hablaron tanto como los frisos historiados. Es aquí donde unificamos una vez más la maravillosa relación entre Historia, Arte, Arquitectura…

El Friso de los Nueve Dragones en la Ciudad Prohibida de Pekín nos propone una muestra de una pared falsa que da al exterior y está fechada en tiempos del emperador Qianlong, ¨Abundancia Celestial¨, de la dinastía Qing en el s.XVIII marcando así una edad dorada en sus territorios. Sus dragones se manifiestan como un estado supremo protector que se alza hasta los seis metros de alto. Y es que el ascenso del Emperador, llamado también Hongli, era un ascenso al trono del dragón. Pero a la vez el dragón procedía de nueve animales unidos (águila, pez, serpiente, camello, langosta, ciervo, camello, perro y león) que en su personificación era el yang masculino. El nueve era el número del Emperador. Los dragones de este friso se retuercen en un dinamismo inusitado acechando a los viandantes dentro de un colorido cromatismo a base de material vidriado policromado, pero su acecho sería para darnos una visión propiciatoria de la buena suerte y protección.

Los Frisos del Palacio de Darío I del Palacio de Susa (Irán) no dejan de sorprendernos con su escena de los arqueros. Inmutables en el tiempo la comitiva armada recorre el lienzo pareciendo vigilarnos de reojo. La grandeza del ejército persa, representado con ladrillos esmaltados en relieve, era una señal de poder, los famosos ¨inmortales¨ que desde el 510 a.C desfilan ante nosotros con una especial elegancia. La consolidación del Imperio estaba en marcha y de la mano la grandeza de su expresión artística.

El Friso de la Expedición al Punt de la olvidada reina Hatshepsut, una de las mujeres más importantes de la Historia del Mundo, fue realizado en su Templo de Deir el Bahari en el s.XV a.C ¿Qué era el Punt? Era el territorio de comercio más soñado por entonces y que estaría en la vertiente Este de la costa africana con salida al Océano Índico. Numerosos faraones intentaron expediciones para obtener especias, oro, mirra… Pero no fue sino esta reina la que logró las mayores hazañas representadas en este friso. ¨Exploraré las rutas hacia Punt, descubriré los caminos hacia las terrazas de mirra, tras guiar a la tropa por mar y tierra para traer maravilla de la Tierra de dios para este dios que ha creado sus perfecciones…¨ dijo la reina-faraón. Son tantas las maravillas de esta representación que no podemos sino animar al lector a buscar las imágenes de este friso y explorarlo.

El Friso del Partenón de Atenas entre los años de 443 y 438 a. C. cumplió su función en las predicciones de Tucídides en la Historia de la Guerra del Peloponeso “La ciudad entera es la escuela de Grecia... seremos admirados por los hombres de hoy y del tiempo venidero”. Y es que hoy hemos perdido parte de esa grandeza al no conservar los colores originales que en ricos tonos pastel cubrían este espacio dándole un impacto visual digno de dejarnos asombrados. No solo el color sino también el oro competía con vidrios coloreados y engalanados de bronces. De este conjunto destacaremos en este texto la Procesión de las Panateneas que sin ser gigantes centauromaquias o guerreros, nos recuerdan las fiestas religiosas, deportivas y artísticas dedicadas a Atenea. La procesión ofrecía el llamado peplo, tela sagrada a modo de vestimenta con pliegues, a la propia diosa junto a animales preparados para el sacrificio. Atenas acogía la procesión hasta la Acrópolis con ramos de olivo, frutas, cántaros de hidromiel, flores, dulces…

Hoy nuestros frisos quedan reducidos de manera minimalista, en ocasiones, a un salvapantallas, screensavers, muros... quizás algún día volvamos a levantar la vista y retomar en nuestra actualidad cotidiana el valor de estos maravillosos frisos historiados que con sus mensajes y códigos nos siguen sorprendiendo, y ¨hablando¨.

Mtro. David Sánchez Sánchez
Director Académico de la Licenciatura en Humanidades y Gestión Cultural
UPAEP

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