Por: Santiago Garduño
Me llamo Santiago Garduño, soy estudiante de bachillerato y tengo 15 años. Hace poco tiempo, cuando tenía 12, un tío mío –seleccionado nacional de rugby– me invitó a ver un torneo de rugby nacional en el que participan todos los estados. Mi tío me dijo que era la Olimpiada Nacional y que, en esa competencia, ese deporte se juega en la modalidad de “7s”, es decir, hay siete jugadores de cada equipo en la cancha. Desde ese momento me llamó la atención la habilidad y fuerza que se necesitan para practicar el rugby y quise intentarlo.
El rugby es un deporte de contacto que se juega en varias modalidades dependiendo el nivel de preparación de los participantes: hay niveles para amateurs, después para equipos que participan en competencias como olimpiadas juveniles, torneos internacionales, universitarios y, por último, juegos profesionales en los que compiten 15 jugadores por equipo. Este deporte es muy popular en países como el Reino Unido, Australia, Sudáfrica, entre otros.
Una vez que comencé a entrenar tuve la oportunidad de jugar en ligas para deportistas de mi edad. Mis primeros pasos fueron en el equipo de Borregos Prepa cuando tenía 13 años. Con ellos jugué varios torneos locales y tuvimos buenos resultados. Gracias a mi desempeño me llamaron de la selección de Puebla Sub 17 para estar con ellos en algunos partidos. Después de esa experiencia fui llamado dos años consecutivos para jugar en la Selección de Puebla para la Olimpiada Nacional.
En el rugby el trabajo en equipo es fundamental: cada uno tiene una responsabilidad individual que se traslada al resto del grupo. si fallas una tacleada, das un pase incorrecto o se te cae el balón, sabes que tu compañero estará a un lado, listo para apoyarte. Cada pieza es importante para que todo el conjunto funcione.
Cuando empecé a jugar rugby cometía algunos errores y pensaba que no era muy hábil para este deporte. Además, jugaba con chavos de prepa mientras aún estudiaba la secundaria. Por esta razón, los entrenadores no me daban muchos minutos en la cancha. Sin embargo, tuve paciencia y seguí practicando. Cada año fui perfeccionando mi juego. Ahora soy titular con mi actual equipo Club Rugby Puebla. Con ellos participo en la categoría Segunda Fuerza Nacional. También estuve con la Selección de Puebla Sub 19 y, gracias a nuestro desempeño, fuimos al clasificatorio nacional.
El rugby ha sido muy importante en mi vida, gracias a este deporte he hecho muy buenas amistades y viajado a muchas partes de nuestro país. Además, he tenido oportunidad de conocer a personas que están fuera de mi círculo escolar y académico. A pesar de que me falta mucho por aprender ya he jugado varios torneos importantes. También tengo más experiencia gracias al contacto con jugadores de muy buena calidad. Gracias a esto, a la ayuda de mis entrenadores y al apoyo de mi familia, pude hacer un “Try out” para jugar con la Selección Mexicana de Rugby. En ese evento participaron 369 aspirantes. Después de las pruebas, quedé entre los 60 elegidos para ir a la concentración con la Selección. Mi objetivo es seguir mejorando mi juego para dar buenos resultados en mis equipos y, así, poder representar a mi país en torneos internacionales. Por supuesto, este camino no ha sido fácil: equilibrar la escuela con el rugby es complicado, pues tengo que entrenar dos horas al día y, además, ir al gimnasio. Sin embargo, cuando tienes la mira bien puesta en tus objetivos puedes organizarte y lograr tus sueños.