La catedral de Nuestra Señora de París está situada en la parte más antigua de la ciudad. París es una fundación celta llamada originalmente “Lutetia Parisiorum”. Los “parisi” eran una tribu celta de la Edad del Hierro, quienes aparentemente fueron quienes fundaron la ciudad. El nombre “Lutetia” está documentado por primera vez en el 53 a.C., por Julio César, quien afirma que los parisi habitaban una isla del río Sena. Sin embargo, ante la escasez de vestigios arqueológicos de esa época, es difícil determinar el lugar con exactitud. De hecho, no se conocen restos que daten de antes de la época romana. Es probable que la parte más antigua de la ciudad sea la llamada “Île de la Cité”, que en un principio tenía unas 8 hectáreas de superficie, pero que artificialmente fue creciendo hasta llegar a 22. Precisamente en donde ahora está la Catedral de Notre Dame fue hallado el llamado “Pilar de los nautas parisinos”, que data del primer cuarto del primer siglo d.C. Se trata de los restos de un monumento dedicado a los dioses galos y romanos, erigido por los navegantes de la ciudad. Es necesario precisar aquí que la fuente principal de ingresos de la ciudad era el comercio, por lo que su escudo de armas muestra un barco y la inscripción “Fluctuat nec mergitur” (“se mece [por las olas], pero no se hunde”). El monumento del que hablamos está dedicado a Júpiter; le siguen Marte, Fortuna, Cástor y Pólux y Vulcano. También están los siguientes dioses celtas o galos: Esus, Smertrios, Tarvos Trigaranus y Cernunnos. El pilar está dedicado también al emperador Tiberius (14-37 d.C.).
En algún momento del siglo III, los bloques de piedra del pilar fueron utilizados para reforzar los muros que daban al río. En el lugar original en donde se encontraba este monumento a Júpiter y al emperador se comenzó a edificar en el año 528 la Catedral de San Esteban, por órdenes del rey de los francos Childeberto I. Dicha catedral era casi la construcción más antigua de la ciudad, después del Panteón (en el monte de Santa Genoveva) y de una capilla mencionada por San Gregorio de Tours cerca de la necrópolis de San Marcial. Con el paso del tiempo, la Catedral de San Esteban fue ya insuficiente tanto en términos prácticos como también estilísticos. Por eso es que en 1163 comienza la construcción de la actual catedral, que en gran medida conserva el estilo gótico de la época, aunque con las modificaciones que se fueron realizando con el paso del tiempo.
A diferencia de otras catedrales e iglesias góticas, Notre Dame de París no había sido dañada severamente por algún incendio en toda su historia. Esto cambió dramáticamente hace unas semanas. Por el contrario, otras iglesias famosas no salieron tan bien libradas, como por ejemplo la de Chartres, que por cierto está dedicada igualmente a la Virgen María (también se llama “Notre Dame”) y que es otra joya de la arquitectura gótica. La primera catedral en Chartres es más o menos del 360, pero hacia mediados del siglo VIII fue destruida por los visigodos y quemada hasta sus cimientos. La catedral que inmediatamente se erigió fue destruida casi un siglo después por los vikingos. Restos de esta catedral se encuentran aún en la capilla de San Leobino. En el 962, la catedral se incendió nuevamente, en medio del conflicto armado entre el Duque Ricardo I de Normandía y el Conde de Chartres. La siguiente construcción se incendió igualmente en el año 1020, debido a un accidente. En ese mismo año se comenzó a construir la catedral románica, de la que quedan algunos restos integrados en la actual. La ciudad se quemó en el 1134, pero la catedral, con algunos daños, salió bien librada; esto cambió en el incendio de 1094, que destruyó casi por completo a la catedral románica. Ese mismo año comenzó a trabajarse en la sexta catedral, que es la que conocemos en nuestros días, uno de los más excelsos ejemplos del estilo gótico y que no ha vuelto a quemarse.
A continuación, los incendios más desastrosos de la Edad Media y hasta el siglo XVII:
-Lübeck, 1157, 1251 y 1276. Después de este tercer incendio se ordenaron efectivas medidas de prevención de incendios, con tal éxito, que la ciudad no volvió a arder en los siguientes seis siglos.
-Múnich, 1327. Un trozo de carbón encendido en un monasterio desató un terrible incendio que consumió dos terceras partes de la ciudad medieval. A partir de eso, el Emperador prohibió hacer casas de madera y techos de paja.
-Aquisgrán, 1656. Un descuido en la casa de un panadero desató uno de los incendios más voraces de la historia. La ciudad ardió casi por completo en menos de 24 horas.
-Londres, 1666. Este incendio sobrepasó seguramente a todos los anteriores. Comenzó en una panadería y destruyó más de 13 000 viviendas y casi toda la ciudad medieval desapareció. Después de la catástrofe, las autoridades ordenaron medidas de prevención que resultaron eficaces en el futuro y que se aplicaron inmediatamente en los trabajos de reconstrucción de la ciudad.
Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP