Desarrollo humano y social
Tu abuelo lo era
01 marzo Por: David Sánchez Sánchez
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De cómo son los ancestros

No terminaron de serlo y comenzaron a pensarlo. Era un día despejado donde los volcanes vendían nieves de coco hasta media ladera. La hierba estaba en su justa medida, las porterías firmes de guardia, el viento soplando ligeramente sobre las rodillas y los balones giraban como norias de molino atrayendo el rocío de la mañana. Los equipos se miraron no sin antes agradecer por unos momentos a la vida estar compartiendo esas ocho de la mañana puntuales de un sábado madrugador. Nadie bajaba de los treinta y cinco años, solo uno firmaba no volver a tenerlos. Al mismo tiempo que dos decenas de veces millón se despertaron al otro lado del mundo unas almas a medio madurar, comenzaba el partido. Todo estaba tranquilo y la paz aparente era como un cono de yogur con arándanos y virutas de chocolate. Pero como en toda tragedia el impacto es el factor del cambio. Dos rodillas decidieron ir por el mismo carril de peaje automático al mismo tiempo, con las mismas intenciones y sin mirar atrás. Risueño el balón altanero se desplazaba a medio metro de ellas mirando hacia atrás como quien no considera que la situación fuera con él. Sobran onomatopeyas para describir el momento, fue un sonido ronco y afónico fue el resultado del choque de los dos mamíferos placentarios. Mientras uno se tocaba incomprensiblemente el tobillo el otro sorpresivamente ponía su mano en la nuca. Los dos rostros guardaron luto el tiempo que tarda en manifestarse un estornudo. No había lesión pero heridos quedaron sus orgullos. El número 5 gritó de manera expresiva:

<< ¡Qué te pasa, tu abuelo era indio! >>

A lo que respondió el número 8:

<< ¡Y en tu familia lo fue hasta el abuelo de tu abuelo! >>

Al instante una lluvia de neuronas sin controlar, pies cansados y números de camisetas comenzaron una pelea sin cuartel.

Tan solo un rostro permaneció inmóvil, no era el árbitro ni los entrenadores, era el jardinero oaxaqueño que con una sonrisa, 50% india y 50% castellana, evocó en su mente las palabras del Inca Garcilaso:

<< “A los hijos de español y de india, o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir que somos mezclados de ambas naciones; fue impuesto por nuestros padres y por su significación me lo llamo yo a boca llena”.(Comentarios II, cap. XXI, p. 279). >>

 

Y es que como dice el refrán no se hizo la miel para la boca del asno pues hay quienes eligen dejar de ser lo que son, y de lo mejor que creen que se les presenta quedarse con lo peor, ¿el motivo? no saber apreciar su origen, identidad y valor: el mestizaje.

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