Desarrollo humano y social
Toda esa alberca que aún queda por recorrer
10 abril Por: Prepa Santiago
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Mi nombre es Luis Enrique González Méndez, tengo 17 años y mi vida siempre ha estado vinculada al deporte. Desde pequeño busqué actividades que me ayudaran a desarrollar mis habilidades físicas y a fortalecer mi mentalidad. Con el tiempo, descubrí que la natación era lo indicado para mí porque requiere disciplina, mucha práctica y disfrutar la alberca.

Una de mis primeras experiencias importantes fue cuando asistí a las pruebas para ser parte del equipo de natación de la Alberca Olímpica de Toluca. Tenía 11 años y supe, instintivamente, que el camino sería difícil. Me sentí inseguro y miraba a los chicos que formaban parte del equipo como algo inalcanzable. Esa noche lloré porque creí que había fracasado. Mis papás se acercaron a mí y, después de consolarme, me hicieron una sola pregunta: “¿Te volverás a presentar o no? Cerré los ojos y traté de despejar mi mente: supe que la decisión que estaba a punto de tomar podría ser el inicio de una nueva historia. A pesar del miedo y, sin saber si podría llegar a alguna meta, les respondí: “Sí, mañana me presentaré de nuevo”. En ese momento, como por arte de magia, surgió mi amor por la natación.

En cualquier deporte se empieza desde abajo y la natación no es la excepción. Lo primero que hice fue fijarme un objetivo claro: igualar el nivel de mis compañeros. Por otro lado, había un nuevo reto: llevar de la mano el deporte y la escuela. Un elemento fundamental para que lo lograra fue la confianza de mi familia y los consejos que me dieron. Un año más tarde, estaba listo para mi primer campeonato nacional en Monterrey. En esa competencia quedé entre los 12 mejores nadadores del país en 4 pruebas. Gracias a mi desempeño pude participar en la Olimpiada Nacional Tijuana 2013 en la que fui finalista. En esa ocasión fui uno de los 6 mejores nadadores del país en mi categoría, nadando los 50 metros mariposa. Seguí entrenando duro y, 2 meses después, me convertí en campeón nacional en estilo mariposa.

Así comenzó mi vida en el deporte de alto rendimiento. La natación me ha abierto puertas que nunca imaginé. Por supuesto, ha sido un camino muy largo y duro: entreno 6 horas diarias, a veces duermo poco y tengo que cuidar mi alimentación. Me levanto en la madrugada a entrenar con -5°C de temperatura en el ambiente y, después, asistir a mis clases en el bachillerato. No debo descuidar mis calificaciones ni mis compromisos académicos. He cambiado de equipos y, en cada nuevo inicio, siempre trato de confiar en mí. Aún recuerdo la noche cuando lloré y pensé que el camino era muy duro y que quizás no debería intentarlo. Ahora, entre otros logros, soy campeón CONADEIP representando a la UPAEP y tengo una beca universitaria. Todavía me queda mucha alberca por recorrer.

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