Como ya hemos visto en varias ocasiones en este espacio, el escenario actual en la Gran Bretaña en torno a su salida de la Unión Europea (“Brexit”) es un ejemplo acabado de hasta dónde pueden llegar la sinrazón, la estulticia, la superficialidad, la incapacidad y la irresponsabilidad de ciudadanos y de actores políticos; también es una muestra de lo complejos que son la política y la economía, en contra de lo que mucha gente piensa. El 29 de Marzo de este año, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tenía que haber salido formalmente de la UE, pero ante el impresionante caos que reina en aquel país para ordenar este divorcio, el panorama se complicó aún más, por lo que es probable que, de no alcanzarse un acuerdo en estos días, el 12 de Abril los orgullosos ingleses saldrán a empellones de la UE, lo cual repercutirá rudamente en la economía y la política no solamente de Europa, sino del mundo entero.
El mensaje que manda este caos perfecto a sus vecinos europeos está quedando claro. Un ejemplo de ello es Suecia. Desde hace años, los populistas suecos (en todos lados hay, al parecer) han presionado para que su país salga de la UE; si los ingleses tienen su Brexit, los suecos querían su “Suexit”, pero ante el poco dignificante pleito interno de los políticos ingleses en torno a cómo salirse o a si es mejor no salirse, o cuándo salirse, etc., y ante las consecuencia calamitosas que se avecinan para sus vecinos isleños, los suecos están cambiando de opinión, llegando a presentarse el caso inédito de que ninguno de los partidos políticos grandes tiene ya en sus programas la salida de su país de la UE. Esto no ocurría desde hace más de 20 años. Ciertamente, como en casi todos los países en donde se consultó a la población si quería ingresar a la UE, una pequeña diferencia a favor de la UE fue el resultado de dicho proceso: alrededor de un 52% de los suecos que emitieron su parecer lo hicieron con un sí. Eso fue en 1994.
Hace un año, durante las campañas electorales, tanto el partido de izquierda (“Vänsterpartiet”) como el partido demócrata de derecha (“Sverigedemokraterna”), ambos influidos por corrientes populistas, exigían la salida de Suecia de la UE. Sin embargo, ante el caos en el que están sumidas las islas británicas, parece que ambos partidos ya la pensaron mejor y cambiaron de opinión, posiblemente siguiendo, en sueco, la conocida sabiduría popular: cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Por eso, en la más reciente asamblea de delegados del partido de izquierda, los participantes eliminaron la salida de Suecia de la UE del manifiesto del partido, anotando: “Por el momento no es parte de nuestra política el promover la salida de la UE”. Muchos suecos respiraron aliviados, y la UE también.
En cuanto al partido de derecha, si bien todavía en Septiembre de 2018, durante las campañas parlamentarias, seguía insistiendo en que los caminos para cooperar con Europa no eran los que forzosamente transitaban por la UE, sino que había otras opciones, ahora también han cambiado su postura. Hay que hacer notar que este partido sigue insistiendo en que los “burócratas de Bruselas” (quienes, dicho sea de paso, se han ganado a pulso la animadversión de muchísimos europeos) no deben decidir sobre asuntos que solamente competen a los suecos; sin embargo, aunque dicha frase es demasiado general como para saber exactamente qué quiere decir, la posición oficial del partido es que este no es el momento de salirse de la UE. El sentido de esta frase es similar a lo que expresa el partido de izquierda.
La idea de los populistas de derecha suecos es intensificar sus lazos de cooperación con sus colegas nórdicos (finlandeses y daneses), para tratar de reformar a la EU desde adentro, de manera pragmática. Sólo en caso de que esto no funcione a largo plazo podría pensarse nuevamente en una salida de la UE. Este partido alcanzó en las elecciones de Septiembre 2018 la tercera posición; sin embargo, los partidos tradicionales no lo quieren como socio o aliado en coaliciones; el cambio de rumbo en cuanto a la UE podría en este caso acercarlo un poco a los demás partidos o, al menos, a electores no tan radicales. Es importante señalar en este punto que, de acuerdo a encuestas recientes, el 77% de la población tiene una buena imagen de la UE, así que no es buena idea ir en contra de la corriente.
Mientras tanto, el caos británico sigue viento en popa y haciéndose más complicado y vergonzoso cada día que pasa. La Primera Ministra inglesa, Theresa May está solicitando que se le conceda a su país hasta el 30 de Junio para abandonar ordenadamente la UE; pero como la fecha acordada había sido la del 29 de Marzo –que ya pasó- ahora la que sigue, en caso de no llegar a ningún acuerdo en estos días, es la del 12 de Abril: ¡dentro de una semana! El jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, está tratando de impulsar un acuerdo para que se le conceda a Inglaterra un plazo de un año. Esto significa, por un lado, prolongar la agonía, pero por otro, curiosamente, le abriría la puerta a la Gran Bretaña para participar, paradójicamente, en las elecciones del Parlamento Europeo. Parece que el único punto bueno que la UE ha obtenido de esta tragicomedia británica es que ha espantado al fantasma de más divorcios en el vecindario. Suecia, por lo pronto, ya rectificó.
Dr. Herminio S. de la Barquera A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP
Desarrollo humano y social
Suecia y el Brexit: la comedia “Las barbas del vecino”
07 abril Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo