Un profesor puso un pósit en el aula, en zona visible, con la palabra escrita inventada ¨ivismo¨ buscando que alguien acertara el chiste pese al acento, no tuvo fortuna. En nuestros días la inmediatez sigue estando presente como significado de éxito y el resultado práctico del pensamiento está siendo cuestionado nuevamente con cierta corriente de clausura de estudios respecto a las humanidades que se plantean como no generadoras de riqueza inmediata. Eso limita ciertos chistes y temáticas. Esta ola positivista en Argentina mantuvo los postulados excluyentes incluso a su componente social donde el ¨blanqueamiento¨ de la población con aportación extranjera era un pilar para este pensamiento desde su Independencia.
En México la influencia del positivismo de Comte y de su Ley de los Tres Estados es prácticamente directa si tenemos en cuenta a Gabino Barreda y su célebre discurso ¨Oración Cívica¨ en la celebración del 16 de septiembre 1867. Fascinado Benito Juárez por sus palabras se plantea su adopción casi de forma natural intentando explicar científicamente el pasado de México mediante el marco conceptual sociológico basado exclusivamente en dos momentos: la emancipación de 1810 y su reafirmación en 1867 con la Toma de la Ciudad de México frente al Segundo Imperio Mexicano. México tendría por delante un futuro cuyo pilar educativo serían los postulados positivistas científicos. Benito Juárez encargará esta labor a Barreda, Elizalde Contreras, los hermanos Díaz Covarrubias, entre otros, para realizar una Comisión que creara una Ley de Educación. El resultado de estos trabajos dio lugar a la Ley Orgánica de Instrucción Pública para el Distrito Federal del 2 de diciembre de 1867 y su respectiva Ley Reglamentaria como aporte al sistema educativo mexicano, la Escuela Nacional Preparatoria. Además comenzó el análisis sociológico de la sociedad mexicana en base al pensamiento social, así, el positivismo se convirtió en la ideología por excelencia para explicar y dar las justificaciones correspondientes en la nueva circunstancia histórica. Para comprender a México y a los mexicanos, se necesitaba conocer los diversos pasados, pero a partir de una filosofía de la historia.
Un grupo de jóvenes retomó las ideas de Justo Sierra que había puesto en entredicho a Barreda hacia 1880 con el proyecto de restauración de la Universidad Nacional (inaugurada en 1910) que incluiría una Facultad de Filosofía. Se trataba, entre otros, de Antonio Caso, José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña. “Ellos acometen la crítica del positivismo y lo llevan a su final descrédito. Su inquietud intelectual coincide con una búsqueda más dramática: la que hace el país de sí mismo en la lucha civil¨. Frente a esta postura positivista el filósofo mexicano Alfonso Caso:
«Nuestro siglo –nos dice– es codicioso, rencoroso, arbitrario, sanguinario, perverso. Pero todos los siglos lo han sido también. [...] Progresamos en otros órdenes [...] más no como sujetos de moralidad. Hoy hay tan pocos santos como siempre. Hoy hay tantos malvados como siempre. [...] Nuestra ciencia y nuestra industria realizaron progresos estupendos. [...] Ayer, nuestros abuelos cabalgaban sobre caballos y mulos; nuestros padres cabalgaron sobre el vapor aprisionado sabiamente en las calderas de las locomotoras; nosotros cabalgamos sobre la electricidad domesticada en los aeroplanos; nuestros hijos o nuestros nietos cabalgarán sobre un rayo de sol de estrella a estrella; y, a pesar de tantas conquistas industriales y científicas, Caín seguirá degollando a Abel, y Jesucristo implorará desde su cruz vacía el ánimo de seguirlo heroicamente, desdeñando las variedades de la codicia y la farsa para ocupar un sitio, siquiera fuere pequeño y apartado, en las laderas sacrosantas del Gólgota.» CASO, Antonio (1955). El problema de México y la ideología nacional, Ediciones LibroMex, México. Primera edición, 1924.
Nos viene a la mente tras esta lectura la imagen de una escultura situada en la plaza del General Ordóñez (Oviedo) basada en una obra escrita en mi amada tierra asturiana donde se ve la confrontación del positivismo-naturalista con el espiritualismo. Leopoldo Alas “Clarín” escribe “Adiós, Cordera” y nos presenta a tres personajes que contemplan un palo de telégrafo. De inmediato lo describen “como un pendón de conquista” Es decir, que el terruño de los personajes ha sido conquistado y les gobierna “el ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado” Son claras referencias al positivismo. La ¨Cordera¨ es una vaca a la que los protagonistas verán desaparecer pronto del escenario al tener que venderla por necesidad donde los avances científicos llegan con el ferrocarril y el telégrafo haciendo desaparecer para siempre el aroma a la verdadera tierra asturiana y del propio hombre. Clarín dirige una crítica a los positivistas que propugnan la supeditación del objeto al sujeto, hace una crítica a la filosofía jurídica del momento y hace directa e inmediatamente responsables a las tres grandes corrientes doctrinales dominantes, al iusnaturalismo, en sus vertientes idealista y racionalista, al historicismo y al positivismo formalista.
Sobre esta etapa dirá Octavio Paz: “A principio del siglo XX, estamos ya instalados en plena pseudo modernidad: ferrocarriles y latifundio, Constitución democrática y un caudillo dentro de la mejor tradición hispano-árabe, filósofos positivistas y caciques precolombinos, poesía simbolista y analfabetismo”
¿Qué camino debíamos seguir entonces? Antonio Caso dice que el camino estaba en Cristo pueblo (¨En el Cristo de los socialistas y los católicos, de los luteranos y los bolsheviki; en la gran promesa humana de victoria que es Jesús¨) donde el problema social de México como en el resto del mundo era una cuestión moral.
¿Y si soy ateo o tengo una religión ajena a Cristo? En palabras de Antonio Caso: ¨ Sólo el que lo da todo se posee a sí mismo. ¿Por qué? Porque es el único acto que no se explica por un orden o una ley superior al acto mismo¨.
El camino a seguir por tanto, independiente de nuestra dimensión espiritual, es el de darse a los demás, el bien común, que curiosamente debería unificar el pensamiento de todos los caminos... demos el primer paso y caminemos.
Mtro. David Sánchez Sánchez
Director Académico de la Maestría en Estudios Históricos
UPAEP
Desarrollo humano y social
POSIT ¨IVISMO¨
24 febrero Por: David Sánchez Sánchez