Tras el recorrido en el anterior texto desde el origen de la humanidad ahora llegados a el Descubrimiento o Encuentro de América en 1492 y la revolución copernicana que supuso que surgió un planeta y se derrumbó un cosmos. Por un lado la tierra dejaría de ser centro del universo y con ello el hombre dudaría de su posible insignificancia en la infinitud cósmica haciendo necesario un nuevo planteamiento de su modernidad y dignidad en armonía con una confirmación del valor de su propia conciencia, capaz de apreciar por igual los misterios y la armonía del universo y los que descubre en su propio ser.
En segundo lugar y no por ello menos importante, el Descubrimiento o Encuentro de América planteó un hito en la Historia de la Humanidad. Solo una civilización se planteó en la llamada Controversia de Valladolid de 1550 el debate intelectual sobre conceptos de conquista y dignidad. La exaltación de esa dignidad humana tras el encuentro con poblaciones de otro continente alcanzó una relevancia hasta antes no explorada. La posibilidad o no de extender esa dignidad y privilegios de la especie humana a las poblaciones americanas marcaron para siempre el desarrollo de la humanidad gracias a pensadores como Montesinos, Bartolomé de las Casas, Ginés de Sepúlveda o Francisco de Vitoria. Esta idea de dignidad sustentada en la tradición cristiana según la cual todo ser humano posee un valor intrínseco por el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de la divinidad, y por su status privilegiado de persona, objeto del amor paternal de Dios; se refería específicamente al indio pero no al negro; privado aún en la Historia en su reconocimiento como ser con dignidad. Pese a ello, con siglos por tratar, Francisco de Vitoria señaló como padre del Derecho Internacional de Gentes que como consecuencia de esta dignidad y valor intrínseco, todos los hombres poseen, por derecho natural, un dominio o señorío sobre sus vidas y sus bienes: cada ser humano es sujeto de derechos fundamentales independientemente de las diferencias de etnia o de religión.
En las Guerras de Religión de los s.XVI y s.XVII la intolerancia y el abuso de la dignidad era recíproca tanto en zona católica, como protestante, como musulmana… etc. La católica María "la sanguinaria" ordenó tantas muertes como la anglicana reina Isabel. En ambos casos se imponía de manera lapidaria la fórmula de Bossuet: "yo tengo el derecho de perseguirte porque poseo la verdad y tú, en cambio, estás en el error". Los avances de la Contrarreforma y el Barroco volverán a conciliar la omnipotencia de Dios y la dignidad humana. La dignidad en Don Quijote fue estudiada por el mexicano Francisco Monterde ¨ El hidalgo va seguido por aquél: ambos tienen que soportar burlas de aristócratas —las bromas de los duques— dispensadores de gracias, y conllevar la vida, en situación desigual —injusta—, como Cervantes mismo: con dignidad humana.¨ E incluso la dignidad humana de la mujer se puede rastrear en Cervantes como Pablo Descouzis argumentó en la maravillosa obra maestra del humanismo cristiano que el propio Unamuno, también citado en su libro por el Maestro Ramos, tituló ¨una epopeya cristiana¨.
El movimiento ilustrado del s.XVIII y el prusiano Immanuel Kant abrirán el paso a una Revolución Francesa que pretendió acabar con un poder despótico que se burlaba de la dignidad humana (Le confllit des facultés, París, trad.Vrin). La Revolución era el derecho, la libertad, la soberanía popular, el ¨grito de la naturaleza¨ de Kant… pero se les fue de las manos. El comentario de Kant de que ¨La Revolución francesa interesa, a mi modo de ver, a la humanidad entera (…) un rico cuadro sobre ese gran texto: los derechos del hombre y la dignidad del hombre¨ (París, trad. Payot, 1975, p.79) terminará siendo un cuadro de terror, de sangre de violencia pues llegará esa supuesta libertad y dignidad del hombre impuesta con violencia en sucesivas revoluciones hasta expandirse a golpe de bayoneta por toda Europa con Napoleón I Bonaparte.
Llegados a este punto de la Historia y estando es los Estados Unidos Mexicanos debemos sentirnos orgullosos de que en la lucha por el reconocimiento de la dignidad humana este territorio fue tempranamente defensor de la NO esclavitud en decretos de Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria. En esta etapa toda persona que entrase a territorio de la Nueva España y posterior territorio mexicano sería libre. Hablo con especial atención a la población esclava de los Estados Unidos de América donde incluso se nos ha intentado dar una lección de dignidad, libertad y democracia en momentos como la Batalla de El Álamo donde el suelo mexicano fue atacado por insurrectos donde el propio William B. Travis tenía a su lado a un esclavo negro como propiedad. El propio Watl Whitman, pretendido poeta humanista estadounidense, en su poema 34 de la obra ¨Hojas de Hierba¨ llamará ¨asesinos¨ a los mexicanos que lucharon por su tierra y contra la esclavitud. Lejos aún quedará el año de 1857 donde en Estados Unidos de América se les negó a los afroamericanos sus derechos civiles, ¨pues aunque se les reconocía como humanos, éstos no llegaban a la categoría de persona y por consecuencia podían ser tratados como esclavos sin lesionar derecho alguno de ellos¨ (Ramos, 2016) Pasado el tiempo y con la famosa décimo tercera enmienda de Abraham Lincoln parece que ni aún hoy se ha solucionado este aspecto en ese territorio de forma definitiva.
La Conferencia de Berlín de 1884 y el reparto a escuadra y cartabón de África abrió una brecha más en el concepto de la dignidad humana y más que la famosa frase de ¨ El doctor Livingstone, supongo ¨ tendrían que haber mencionado un ¨eres blanco y por tanto tienes dignidad, supongo¨ ya que incluso esas exploraciones abrieron al mundo el conocimiento de accidentes geográficos, animales y plantas nunca vistas por ser humano alguno, en este argumento se excluía por supuesto a la población nativa negra que conocía esa realidad desde tiempos antiguos.
Citar en este momento el siglo XX nos llevaría incluso cien escritos de análisis. E incluso deberíamos anclarnos desde un antecedente como lo fue la Rerum Novarum del 5 de mayo de 1891 donde León XIII menciona que no debemos¨ considerar a los obreros como esclavos; ¨ y que debemos ¨respetar en ellos, como es justo, la dignidad de la persona, sobre todo ennoblecida por lo que se llama el carácter cristiano¨. Este hecho elimina cierto monopolio del joven Marx en cuanto a la defensa de la dignidad humana, expresada por su indignación frente a la explotación y degradación de lo humano en la moderna sociedad capitalista. De ahí tan solo citar, por el tiempo, el Movimiento Sufragista de Emily Davison de 1913, a Gandhi y su Marcha de la Sal de 1930, la Alemania Nazi y el Holocausto judío de la II Guerra Mundial, el Stalinismo del dictador soviético, Martin Luther King y su Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad de 1963, Nelson Mandela leyendo una y otra vez el poema Invictus de poeta inglés William Ernest Henley ¨Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma¨ etc… y tantos otros acontecimientos de nuestra Historia reciente que les vienen a la mente en estos momentos.
Carlos Ramos mencionó que ¨ la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 afirma: Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos¨. Y nos preguntamos para terminar ¿y tenemos algunas obligaciones entre esos derechos? Indudablemente SI, y es un SÍ rotundo. Debemos indagar sobre los conceptos de la Dignidad ontológica congénita o innata, inalienable, singular, intrínseca… recorrer el camino junto a Boecio, Santo Tomás, Aristóteles o Unamuno; preguntarnos si para la bioética personalista ¨dicho embrión es un cuerpo humano en acto de una persona singular, con su dignidad y derechos, pero con un gran potencial a desarrollar tanto en el mismo plano biológico como en el plano psíquico y social.¨
Y es que ¨el personalismo de nuestra comunidad hispanoamericana, tiene como eje, como establecía Buttiglione, el reconocimiento de la dignidad humana y la capacidad de integrar solidariamente la diversidad. A la luz de la historia de nuestros pueblos, ciertamente podemos identificar una cultura que valora lo propiamente humano: el sentido de la vida y del trabajo, de la lucha y del juego, y de la propia muerte; al centro de esta cultura, está una idea de dignidad humana y trascendencia que cobró sentido y forma en el singular Acontecimiento Guadalupano.¨ (BAÑOS, 2016)
¿Y que nos quedará? Seguramente nuestras generaciones venideras verán este problema como hoy vemos lo que fue esa lucha por la dignidad en la Historia que hemos recorrido en dos artículos, de una forma clara y sin cabida al error, pero para ello debemos trabajar desde hoy, desde el ahora.
Finalizo con una frase de Roy, Replicante-Nexus 6, de la película ¨Blade Runner¨ de Ridley Scott, Warner Bros, 1982.
“Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo (…) Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.
Aunque yo diría incluso junto al reto de esa inteligencia artificial que indudablemente nos hará volver a crecer en pensamiento sobre los términos del propio ser: << Es hora de Vivir, es hora de defender, como nunca antes, la dignidad del hombre desde el propio momento de su concepción siendo todos homo sapiens >>.
Mtro. David Sánchez Sánchez
Director Académico de la Maestría en Estudios Históricos
UPAEP
Desarrollo humano y social
El concepto de la dignidad en la Historia de la Humanidad II
11 febrero Por: David Sánchez Sánchez