Desarrollo humano y social
¿Triunfar es violar?
03 diciembre Por: Jorge Medina Delgadillo
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De la ya célebre frase de Francisco Ignacio Taibo Mahojo- escritor asturiano nacido en Gijón aunque naturalizado mexicano- “se las metimos doblada, camarada”, se pueden extraer interesantes inferencias que ahora quiero compartir.

La más fundamental es ésta: no hay Estado de Derecho. Al menos no en el sentido platónico, donde la Ley es la que rige y a ella nos sometemos todos. El punto es que si la ley estorba a un plan personal (que no al bien común), la ley ha de reformarse. Este no es un buen inicio, ni para Morena, ni para AMLO ni para el FCE.

Me hubiera gustado antes hablar con un psicoanalista amigo mío para que me instruyera en lo que quiero expresar, pero no pude… haré mi mejor esfuerzo para darme a entender, y es que esa expresión de Paco Ignacio, por más vulgar –en el sentido de popular o coloquial– que sea, enuncia una intención de sufrimiento en quien recibe la penetración. El objetivo de la acción no es causar placer, es violar, es hacer sufrir sexualmente a otro. Aquí las protestas deberían encabezarlas o los grupos feministas (si es que la frase fue usada para evocar el placer que siente algún misógino a la hora de hacer sufrir a una mujer) o los grupos LGBT (si es que la frase fue usada para enunciar que la sodomía es una forma de hacer sentir al otro como objeto de sufrimiento, como quien ha de dolerse de una acción sobre él). En fin, la lectura que le queramos dar es políticamente incorrectísima. Lo que me extraña es que la enunció quien es un intelectual de los ahora políticamente correctos.

Nuestra historia, una historia compleja, con luces y sombras, ha de ser constantemente releída, reconocida, reconciliada, aceptada, sanada, agradecida… Un texto de Octavio Paz, seguramente conocido por Taibo II, del Labertino de la Soledad dice así respecto a la frase ‘Viva México, hijos de la chingada’:

“Con ese grito, que es de rigor gritar cada 15 de septiembre, aniversario de la Independencia, nos afirmamos y afirmamos a nuestra patria, frente, contra y a pesar de los demás. ¿Y quiénes son los demás? Los demás son los “hijos de la chingada”?: los extranjeros, los malos mexicanos, nuestros enemigos, nuestros rivales. En todo caso, los “otros”. Esto es, todos aquellos que no son lo que nosotros somos. (…) La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. (…) En suma, chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta. Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad, pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de “lo cerrado” y “lo abierto” se cumple así con precisión casi feroz”

Con la frase Paco Ignacio volví a captar lo acertado que estaba Octavio Paz sobre la propensión que tenemos a la lectura maniquea de nuestra historia, una lectura sufrida, en clave de violación. Sólo que ahora él, Paco Ignacio, es el violador, el cruel, el que se venga, el resentido, el que otrora soportó pasivamente la presencia del PRI y del PAN (también en clave de violación), ahora tiene la potestad de someterlos y violentarlos. Algo que no ha captado aún Taibo es que AMLO quiere la reconciliación, la paz, la pacificación, la amnistía, el perdón.

Nada más en las antípodas de Andrés Manuel que la metáfora desafortunadísima de Paco Ignacio, a menos que, a menos que… -permítame ir de Paz a Tolkien- Paco Ignacio sea como el “boca de Sauron” de esta nueva historia que apenas está a punto de comenzar: un lugarteniente, un emisario, alguien que entabla los parlamentos en lugar de su señor. Yo en lo personal me rehúso a pensar esto, creo más bueno y listo a AMLO de lo que tal vez muchos de sus detractores, sin embargo, por el bien del propio presidente, debe fulminar toda sospecha de que sus ideólogos, sus inspiradores, sus pensadores, los que abanderan su revolución poética, no sean más que una banda de violadores que quieren tomar venganza y que van a arremeter contra todo el que se les oponga, que a muchos se los van a “chingar” con todo el sentido que a este vocablo da Octavio Paz.

Cada vez veo más difícil la reconciliación de la Patria. Esta reconciliación urge. La paz nos urge a todos. La amnistía debe darse primero frente a todo aquel que profese una verdad distinta a la del régimen. La tiranía está muy cerca de la crueldad sexual en cuanto a sus formas de ejercicio y de celebración. Para algunos enfermos, triunfar es violar. La pregunta es si Andrés Manuel se apartará explícita y contundentemente de ellos o no.

Dr. Jorge Medina D.
Profesor Investigador
UPAEP

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