Por: Lesly Darian Romero Vázquez
Hace un par de semanas los alumnos de primer semestre de Prepas UPAEP realizamos una visita al CRIT de Puebla. Al llegar, las personas que trabajan aquí nos recibieron con una sonrisa enorme y con muchas ganas de convivir con nosotros y eso fue muy lindo de su parte. Luego de tocar un botón amarillo en la entrada, un joven nos dio una breve plática sobre el funcionamiento del CRIT en Puebla y a nivel nacional. Después de esta introducción nos dieron un recorrido por todo el lugar. Un aspecto que me llamó la atención fue el que cada edificio del CRIT tiene una forma diferente. En el caso de Puebla el edificio tiene forma de rehilete.
En lo personal, esta experiencia fue muy bonita, ya que yo iba con todas las ganas de alegrarles el día a los niños y niñas que están ahí. También fui con ganas de interactuar con sus papás que nunca dejan de preocuparse por sus hijos y apoyarlos siempre. Esta experiencia me enseñó a valorar aún más lo que tengo y lo que soy. A veces nos damos por vencidos muy fácilmente. Ver a niños que, más allá de su situación física, enfrentan con valor todas sus terapias para rehabilitarse, me mostró que puedo ensanchar mis límites y abrir mi mundo.
Me parece que los niños que tienen alguna discapacidad tienen mucho que dar. Ellos transmiten esperanza y nunca se dan por vencidos. Mi invitación es que seamos empáticos con los demás y que nos pongamos en los zapatos del otro. También a que, como sociedad, ayudemos a crear mecanismos de inclusión para las personas con discapacidad como mejor infraestructura urbana, adecuamiento de rampas y elevadores en las escuelas, becas y posibilidades de empleo, entre muchas cosas más que se pueden hacer.
Es importante reflexionar y comprender que vivimos en un mundo en el que no todos tenemos las mismas oportunidades. Si tenemos a niños, como los que vi en el CRIT, que no se dan por venidos, usemos ese impulso para tener esperanza en nuestras vidas y aportar nuestros talentos para transformar nuestro país.