Como todos sabemos, el próximo martes 6 de Noviembre tendrán lugar en Estados Unidos las elecciones intermedias (“midterm elections”). En este año estarán en juego los 435 escaños de la Cámara de Representantes (diputados) y 35 de los 100 Senadores. Los partidarios de la democracia en el mundo entero, con un gran optimismo, dan por sentado que el Partido Republicano y Donald Trump perderán los comicios y con ellos la mayoría legislativa, por lo que el Partido Demócrata podrá no solamente oponerse con éxito a las políticas del Presidente, sino inclusive investigarlo con más rigor en lo que atañe a casos sospechosos (el caso de Rusia, de las declaraciones fiscales o el del posible enriquecimiento de Trump aprovechándose de su puesto). Ya ha habido representantes demócratas, como Adam Schiff, que lo han proclamado con radiante optimismo.
Sin embargo, ya faltan menos de tres semanas para la fecha fatal y el optimismo empieza a flaquear entre los demócratas, pues al parecer, los republicanos están recuperando terreno y puede ser no solamente que la diferencia entre ambos partidos se reduzca dramáticamente, sino que incluso podamos llegar al escenario, terrible para la democracia y las instituciones estadounidenses, y para el mundo entero, de que Trump nuevamente se alce con la victoria.
Uno de los factores para explicar la recuperación de los republicanos es la enorme energía con la que el Presidente conduce la campaña electoral, haciéndose presente en todos lados. Por el contrario, el Partido Demócrata sigue padeciendo una enfermedad ya crónica en ellos: la ausencia de una figura nacional que los unifique, que les infunda optimismo y vigor y que los guíe. Trump, siguiendo lo que aprendió en la campaña electoral de 2016, está realizando sus actividades proselitistas en aquellos distritos en los que hay muchos votantes indecisos, por lo que en esas demarcaciones puede encontrar los votos necesarios para marcar la diferencia. Además, ahora concede entrevistas en canales de televisión que antes evitaba, como la CBS. Ya no vive solamente para Fox-News, por lo que ya puede llegar a electores que, aunque no vean las noticias y programas de Fox, aún estén indecisos sobre por quiénes votar. El Presidente aprovecha estos nuevos foros para proclamar su más reciente victoria: el nombramiento de su candidato a la Corte Suprema, Brett Cavanaughy, además de que señala que la economía de su país está más fuerte que nunca en la historia.
Es por eso que las cosas parecen ir cambiando en las últimas semanas: si uno observa con detenimiento, parece que la victoria de los demócratas en el Senado no es tan segura como se creía. Ciertamente, en las últimas semanas, parecía que los republicanos podrían perder su mayoría en la cámara alta, pero ahora parece que esta tendencia se ha detenido y, en algunos lugares, son ya los republicanos quienes están a la cabeza en las encuestas. Así, en estados como Tejas y Tennessee, los candidatos demócratas al Senado ven aumentar la distancia, lamentablemente para ellos, que los separa de los republicanos, que marchan con una cómoda ventaja. En Nevada, el candidato republicano ya rebasó a la candidata demócrata.
En el caso de la cámara baja las cosas lucen un poco mejor para los demócratas, pues es muy probable que allí sí obtengan la mayoría. Inclusive, en algunos distritos dominados tradicionalmente por los republicanos, los demócratas han logrado una leve ventaja. Para poder recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes, los demócratas deben arrebatarles a sus rivales 23 escaños, y uno podría pensar que podrían lograrlo con cierta holgura, pero tampoco aquí la tienen fácil. ¿Por qué? Porque si bien en promedio los demócratas marchan unos 11 puntos porcentuales por encima de los republicanos, en los distritos más peleados están en un empate técnico. Esto quiere decir que los demócratas tendrán al parecer una cómoda victoria en los distritos que casi siempre han ganado, pero en los difíciles, en los que tienen que ganar haciendo que los electores que hace dos años votaron por los republicanos cambien ahora de partido, el resultado es de pronóstico reservado. Por eso es comprensible la estrategia de los republicanos: están abandonando a los distritos que ya se vislumbran como perdidos, y están concentrando recursos en los que les permitirían defender su mayoría, así sea que esta sea menor que en la legislatura actual.
La falta de una figura de liderazgo en el campo de los demócratas está haciendo que estos recurran a Barack Obama, quien está muy activo apoyando a sus correligionarios. Después de los triunfos de Trump en el caso del nuevo acuerdo comercial con sus socios norteamericanos (Canadá y México) y en el del nuevo juez de la Corte Suprema, los demócratas necesitan con urgencia algún tema en el que puedan atacar a Trump y a los republicanos, o que al menos les permitan obligarlos a ponerse a la defensiva. Esto se ve difícil a poco menos de tres semanas de los comicios, además de que los republicanos están altamente motivados. Para el número, considerablemente alto, de los partidarios de Trump, no importa el caso de las mujeres que testificaron contra el candidato del Presidente a la Corte Suprema, acusándolo incluso de intento de violación; no importa el que hace un par de días el Presidente haya alabado a un político republicano, Greg Gianforte, quien el año pasado dio una golpiza a un periodista del diario inglés “The Guardian”. Trump ha estado haciendo campaña en favor de Gianforte, quien busca una curul en la cámara baja. A pesar de estos hechos vergonzosos, Trump sigue gozando de popularidad en amplias bases del electorado estadounidense.
Es increíble que un Presidente defienda y alabe a quien atacó brutalmente a un periodista (caso en el que, además, fue hallado culpable), pues eso demuestra una falta de respeto a la primera enmienda de la Constitución de los EEUU, que garantiza la libertad de expresión. Eso tampoco importa a los seguidores de Trump. Además, si alaba a quien agrede a un periodista que solamente estaba realizando su trabajo, ¿con qué autoridad moral le reclamará a Arabia Saudita acerca de la sospechosa desaparición del periodista, crítico del sistema político de ese país, Khashoggi, quien aparentemente fue torturado hasta la muerte en el consulado árabe de Estambul hace unos días?
Lo hemos dicho muchas veces: una democracia sin contrapesos –y la prensa es uno de ellos- amenaza ruina. En eso debemos poner mucha atención.
Dr. Herminio S. de la Barquera y A.
Decano de Ciencias Sociales
UPAEP