Desarrollo humano y social
Las facultades del Presidente de los Estados Unidos de América
09 febrero Por: Herminio Sánchez de la Barquera Arroyo
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En estos días de tribulación y emergencia a nivel nacional y mundial por el tempestuoso inicio del gobierno de Donald Trump, presentamos aquí una serie de facultades que están en manos del Presidente de los Estados Unidos, quien es posiblemente la persona más poderosa del planeta. Esto, independientemente del supuesto tono hostil –de lo que no conocemos hasta ahora prueba alguna- que habría empleado Trump en su reciente llamada telefónica con el Presidente Peña Nieto.

1. A semejanza de nuestro sistema de gobierno, el Presidente de Estados Unidos es a la vez la cabeza del Estado y el jefe del gobierno federal. En los sistemas parlamentarios (Canadá, Alemania, Italia), la cabeza del Estado es un monarca o un presidente, y el jefe de gobierno un primer ministro.

2. El Presidente dirige el aparato de gobierno federal, compuesto por alrededor de 4 millones de personas, de los cuales un millón pertenecen a las fuerzas armadas, las más poderosas del mundo; nombra a los encargados de los diferentes despachos (con aprobación del Congreso), si bien la mayor parte del aparato administrativo funciona por méritos y experiencia.

3. El Presidente dispone del poder de veto, pero este puede ser superado por ambas cámaras del Congreso si disponen de una mayoría de dos tercios.

4. El Presidente puede exhortar al Congreso a legislar sobre determinados puntos, por lo que influye decisivamente en la actividad legislativa y en sus temas. Para esto se puede valer de algunos representantes de su partido.

5. Es además quien nomina a los jueces de los tribunales federales, incluyendo a la Corte Suprema, que deben ser ratificados por el Senado.

6. Constitucionalmente, el Presidente es quien dirige la política exterior de su país, por lo que nombra a los embajadores, cónsules y demás altos funcionarios de la política exterior, que deben ser ratificados por el Senado. También recibe a los embajadores y dignatarios extranjeros.

7. Tradicionalmente, el Presidente es el jefe de su partido, pero esto tiene poco peso en la vida política del país.

8. En caso de alguna emergencia nacional, puede movilizar tropas y llamar a la Guardia Nacional; puede mandar tropas a una región en crisis, pero debe informar al Congreso en 48 horas (lo cual se ha incumplido casi siempre). Si éste desaprueba la medida, debe hacer volver a las fuerzas enviadas antes de 60 días. 

9. A pesar de lo que dice la Constitución, los presidentes de Estados Unidos, interpretando de manera muy laxa su papel de comandantes en jefe de las fuerzas armadas, han podido iniciar y dirigir un elevadísimo número de guerras y acciones militares en todo el mundo, sin necesidad de declaración de guerra, que es facultad del Congreso (ha habido sólo 5 declaraciones de guerra en toda la historia de los EEUU: contra Inglaterra, México, España, y Primera y Segunda guerras mundiales).

10. La promulgación, en 1973, de la “War Power Resolution” buscaba poner orden en las atribuciones constitucionales y metaconstitucionales en materia de guerra y movilizaciones militares que no estaban muy claras entre el Congreso y el Presidente, sin embargo, prácticamente todos los presidentes la han ignorado. Por lo general, si las acciones militares resultan exitosas, aunque hayan sido contrarias a la Resolución, el Congreso no arguye nada en contra. Pero si ocurre un fracaso (como en el caso del fallido intento de rescate de los rehenes en Irán), el Congreso protesta e invoca, airado, a la Resolución.

Esta concentración de poder en manos del Presidente, que se ha acentuado con el paso del tiempo, llevó al historiador Arthur M. Schlesinger a acuñar el término “Presidencia imperial”, al notar una creciente tendencia a usurpar derechos del Legislativo, a actuar con opacidad y a desequilibrar al sistema de pesos y contrapesos (checks and balances), virtud típica del modelo estadounidense, en favor del Ejecutivo. Y esto lo escribió en 1973.

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