Desarrollo humano y social
Nada es imposible
18 octubre Por: Prepa Santiago
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Por: Lesly Darian Romero Vázquez, alumna de 1er semestre de Prepa Santiago.

Soy una chica de 15 años originaria de Orizaba, Veracruz. Mi mamá y mi papá juegan básquet y, desde muy chica, me llevaban a sus partidos. A pesar de eso nunca pensé que algún día usaría tenis, shorts, y que correría en una cancha con un balón, despeinada y con mucha adrenalina. Yo me visualizaba en un futuro como una niña delicada, siempre arreglada, con chongo, medias, tutú, pues quería ser una bailarina de ballet.

Fue pasando el tiempo y llegó mi cumpleaños número seis. Mis papás continuaron llevándome a los entrenamientos de básquet y me comenzó a interesar este deporte. Pronto, acompañada por ellos, comencé a entrenar. Recuerdo que, en uno de los primeros entrenamientos, el balón me golpeó la nariz y me puse a llorar. Yo era la más pequeña del equipo ya que entrenaba con niñas de 7 hasta 15 años.
 
Pasaron los meses y los años. Siempre, después de mis entrenamientos, me quedaba una hora extra a seguir practicando con mi papá y así mejorar. Desde los 7 años mi rutina fue: casa-escuela-casa (tareas y comer)-entrenamiento-más práctica-casa (terminar tareas, bañarme, cenar y dormir) de lunes a viernes. Los fines de semana salíamos a pasear para tratar de hacer otras cosas.

Llegó el día de mi primer partido oficial y todos estábamos muy emocionados. Ese día no lo voy a olvidar porque, a pesar de que gané mi primer partido, el balón me pegó en el dedo meñique de la mano derecha y me puse a llorar. De pequeña tenía la horrible fortuna de que siempre me pegara el balón, ya fuera en la cara o en los dedos.
 
He representado al estado de Veracruz en 15 eventos nacionales como Copa Telmex, Juegos Escolares de Educación Básica a Nivel Primaria y Secundaria, Olimpiada Nacional y un evento internacional en Las Vegas, Nevada, representando a México. También soy preseleccionada Nacional ADEMEBA de mi categoría 2003, U-15. Lo más gratificante son las grandes amistades que tengo en otros estados, y cada una de las experiencias inolvidables en cada uno de estos estados que conocí gracias a estos logros.
 
A los 11 años me propuse como meta ser becada por el Básquetbol, salir a otro estado y tener un buen promedio de la secundaria. Me esforcé para tener mucha constancia y dar lo mejor de mí en los proyectos escolares o estudiar para algún examen. También redoblé esfuerzos en las prácticas con mi equipo: sacrifiqué fiestas, reuniones familiares, salidas con amigos. El objetivo que me propuse hacía que todo valiera la pena.
      
Al final mis esfuerzos dieron resultados: fui el mejor promedio de mi generación con 9.8 y conseguí la beca deportiva en UPAEP. Ahora puedo decir, con mucho orgullo, que formo parte del equipo de la Universidad en la categoría Juvenil C. Por supuesto, hubo momentos difíciles y frustraciones, pero siempre perseveré ya que tenía muy en claro mis objetivos. Ahora sólo me queda seguir labrando mi propio camino apoyada por mi familia y mis amigos. Sin ellos no hubiera podido llegar a la meta.

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