Muy buenos días autoridades y a toda la Comunidad de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, que el día de hoy nos acompañan en esta importante ceremonia cívica en la que conmemoramos la Consumación de la Independencia del Virreinato de la Nueva España, hoy orgullosamente Estados Unidos Mexicanos.
Los valores que nuestra Universidad tiene por ejes rectores en la búsqueda del Bien Común como son la Belleza, la Verdad y la Justicia; que en paz descanse, defendió nuestro querido Don Manuel Antonio Díaz Cid; son valores por los que también luchó Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, conocido popularmente como Agustín de Iturbide.
Iturbide fue propuesto como la persona principal para realizar el último intento de Independencia por parte de la insurgencia. El Plan de la Profesa (1820) donde Matías de Monteagudo había establecido junto a otras personas dos líneas rectoras, tenían a Iturbide como su principal candidato, pero Iturbide con su código de honor seguía siendo leal al Rey Español.
Los dos pilares de ese último intento de Independencia serían: el derramamiento mínimo de sangre y debería encabezar el movimiento armado un cargo militar y no un eclesiástico. Pese a poder cumplir ambas líneas, Agustín de Iturbide tuvo que hacer lo contrario, que era perseguir el movimiento insurgente que estaba por entonces en sus últimos momentos y liderado por Vicente Guerrero.
Posiblemente no existió el abrazo de Acatempan, pero sí tenemos constancia de cartas personales entre Iturbide y Guerrero donde con honor y respeto intentan que cada uno se una al bando contrario para finalizar así el conflicto.
En la propuesta final y tras la conocida frase de “La Patria es Primero”, Vicente Guerrero le ofrece el mando total de las tropas insurgentes a cambio de que Iturbide se una a la causa de Independencia. No fue ambición, sino lógica. Iturbide acepta pasarse a la insurgencia contra un rey que estaba inmerso en un absolutismo y donde era necesario poner fin a años de guerra.
¿Pero cómo hacerlo?, mediante un plan. El Acta de Independencia de la América Septentrional también llamado Plan de Iguala, establecerá las tres garantías del triunfo del movimiento. Un ejército Trigarante donde están unidos realistas e insurgentes alzará a los cielos una bandera con las Tres Garantías: Rojo, unión de todos; Blanco, religión católica; Verde, Independencia; colores y significados que con orgullo aún hoy seguimos ondeando en nuestra patria.
Juan O’Donoju, jefe político superior de la Nueva España no pudo hacer más que firmar los Tratados de Córdoba y abrir así las puertas a una nueva y preciada realidad. Desde entonces serían mexicanos todos los habitantes de esta tierra y por la grandeza de su historia, el orgullo de sus raíces y la extensión de su territorio, no podía ser otra cosa que un imperio, el Imperio Mexicano.
Curiosamente, el mismo día de su cumpleaños, Agustín de Iturbide entró en Ciudad de México un 27 de septiembre de 1821 consumando la Independencia. Será al día siguiente, el 28 de septiembre la fecha señalada de la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano, documento que todo ciudadano debería conocer y que cita que desde entonces no se mantendría con España otra relación que la de una amistad estrecha, lo cual evidencia el carácter integrador en mestizaje y respeto mutuo que siempre ha caracterizado a nuestro territorio.
No podemos sino terminar con la frase que Agustín de Iturbide, consumador, héroe y grande de esta tierra dijo al entrar a la capital virreinal, cito textualmente: ya sabéis el modo de ser libres, a vosotros toca señalar el de ser felices. Un mensaje que todavía hoy debe cruzar de norte a sur y de este a oeste esta tierra, donde no debemos dejar todo en manos de quien dirige las riendas del país, sino que el pueblo debe luchar por su propia felicidad desde su propia realidad cotidiana y no aspirar a que otros por muy grandes que sean, solucionen los problemas de nuestro día a día.
¡MEXICANOS! Desde nuestra querida Alma Mater, y próximos a la celebración de un aniversario de doscientos años de este acontecimiento histórico, donde nació realmente el México de hoy, no debemos sentir otra emoción por Agustín de Iturbide y por la Consumación de la Independencia que la de una eterna gratitud y un firme sentimiento de ORGULLO PATRIÓTICO hacia aquellos que dieron su vida por nosotros.
Muchas gracias.
Desarrollo humano y social
La sociedad debe luchar por su propia felicidad y no aspirar a que otros solucionen sus problemas
27 septiembre Por: Edgar Aldahir Jiménez Hernández