VIVA FERNANDO VII
(De la lucha por la defensa del Virreinato de la Nueva España)
El Estandarte de Miguel Hidalgo y Costilla defendía al rey Fernando VII y a la Santa Religión Católica. La toma del lienzo (algunos autores discrepan si fue un acto fortuito o premeditado) es un óleo de la Virgen de Guadalupe, el mismo que es considerado como la bandera de guerra. Se tomó al paso por el Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco el 16 de septiembre de 1810, al medio día, viniendo de la congregación de Dolores rumbo a la villa de San Miguel el Grande, mostrando así una imagen que como estandarte unificara el ideario del movimiento. El estandarte original de Miguel Hidalgo y Costilla se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Historia (MNH) “Castillo de Chapultepec” en un pedestal de madera tallada de 1911. Esta obra está firmada por el pintor novohispano, Andrés López, quien lo realizó en 1805. Es un lienzo de lino de 183 cm de ancho por 113 cm de largo, preparado para recibir pintura al óleo. La tela de lino está montada sobre una tela de algodón que le sirve de sostén. Al reverso de la tela tiene una inscripción:
“Esta imagen fue el Estandarte con que proclamó la Independencia en el año de 1810 el señor Cura Hidalgo. Se colocó en esta Parroquia el 12 de diciembre de 1853 con la mayor solemnidad, con la asistencia del señor Arzobispo Doctor Don Lázaro de la Garza, el presidente de la República Don Antonio López de Santa Anna, los Señores Ministros, el Cabildo de esta Colegiata y con religiosos y corporaciones. La repuso (por estar muy maltratada) el Señor Bachiller Marcelo Orihuela mayordomo de las limosnas que se colectan pata el culto de María Santísima de Guadalupe el 20 de enero de 1858”.
El Estandarte parece ser que fue capturado en la Batalla de Aculco, el 7 de noviembre de 1810. Manuel Perfecto Chávez parece que recogió dicho estandarte como dice un oficio fechado el 7 de diciembre de 1810 en Huichapan “Lleva dicho oficial el estandarte oficial de los rebeldes, que se reduce a un cuadro al óleo de la Virgen de Guadalupe con las expresiones favoritas de la insurrección. Este cuadro ha sido arrancado de un marco, según manifiesta por sus extremos” Se tienen referencias del mismo desde 1821 y se iniciaron las gestiones para autentificarlo en 1853.
La confusión histórica entre el estandarte y el blasón de Hidalgo nació en algún momento de la segunda mitad del siglo XIX y se reforzó posteriormente con la obra del pintor español Antonio Fabrés que realizó una pintura de Miguel Hidalgo y Costilla (1905) para adornar lo que hoy llamamos la Galería de los Presidentes en Palacio Nacional. En ella, Hidalgo enarbola el Blasón con los escudos de la Casa de Borbón y la Provincia Franciscana de San Pedro y San Pablo en Michoacán junto a la inscripción en latín por medio de abreviaturas y monogramas de “Viva María Santísima de Guadalupe”. No debemos confundir por tanto estas dos representaciones: el estandarte y el blasón.
Reconozcamos en el primer emblema de la Independencia del Virreinato de la Nueva España la fuerza real de unión entre diferentes componentes de la sociedad y enfrentado a un pensamiento contrario a la religión que se extendía por Europa. Es el Estandarte de Miguel Hidalgo y Costilla el pilar, que una vez reconocido, facilitará la comprensión de los hechos históricos mediante un hilo conductor que caminaba hacia la autodeterminación e Independencia, como consecuencia más que como deseo como diría el magnífico catedrático Tomás Pérez Vejo, bajo la atenta mirada y protección de la Virgen de Guadalupe como estandarte de una nueva y preciada realidad.
Mtro. David Sánchez Sánchez
Director Académico de la Maestría en Estudios Históricos
Desarrollo humano y social
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16 septiembre Por: David Sánchez Sánchez