Desarrollo humano y social
Información es poder
30 junio Por: Itzel Reyes
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Con las elecciones a la vuelta de la esquina, las opiniones y escándalos no paran. El tercer y último debate no sirvió de nada. Más ataques entre sí, mandándole porras a la selección antes que atender el tema de feminicidios, usando la misma respuesta para la mayoría de las preguntas y el único resultado fue la decepción y frustración de los mexicanos. 

Sobran análisis sobre los resultados de las elecciones, sobre las consecuencias que estos podrían tener a nivel nacional o internacional, pero a pesar de que vamos a elegir a múltiples funcionarios como diputados, alcaldes y gobernadores, toda la atención se centra en los candidatos a la presidencia. No es que esto esté mal, porque es muy importante saber quiénes son las personas que buscan ocupar el mayor cargo público del país, pero hay algo muy distintivo de la democracia mexicana. 

El concepto que tenemos del presidente es una figura de autoridad que debe saber todo lo que pasa en el país, que tiene el poder de cambiar las leyes y disponer de los recursos del país. Sin embargo, la cosa no va por ahí, aunque dados nuestros antecedentes históricos es fácil notar porque seguimos pensando así, aun sabiendo que la democracia no funciona así. 

Antes de la alternancia de partido del 2000, con Fox, el presidencialismo estaba muy arraigado en el sistema político mexicano. No había decisión sobre la que el presidente no estuviera al tanto y que además, aprobara, porque si no estaba de acuerdo, difícilmente alguien se le iba a oponer. Esto era particularmente sencillo porque el PRI estaba al mando de la gran mayoría de los sectores públicos. 

Aunque hoy las cosas son muy diferentes, seguimos con ese concepto de presidente todopoderoso y olvidamos que tenemos un congreso y que son ellos los que realmente tienen la autoridad para poder cambiar la ley o aprobar alguna reforma. Como diría Fox en los inicios de su presidencia: “El presidente propone y el congreso dispone”. 

Por ello, es sumamente importante que no sólo pensemos en lo que dicen o hacen los candidatos a la presidencia. Hay quienes, decidiendo el candidato que quieren sea presidente, votarán por el partido del mismo para todos los demás cargos sin saber quiénes son, cuáles son sus propuestas o qué opinan sobre ciertos temas. 

 Siempre es bueno tener una diversidad amplia en el congreso para asegurarse de que las opiniones de todos se defiendan y para que esto también pueda pasar tenemos que asegurarnos que la gente que llegue a ocupar esos puestos sean gente capacitada. No hay ninguna ley que obligue a un diputado o senador a tener una escolaridad mínima, de ahí muchos de los trágicos resultados y candidatos a alguno de estos cargos. 

La buena noticia es que nosotros sí podemos decidir. Basta con un poco de investigación y tiempo para saber el nombre de los candidatos, sus propuestas, y vaya, en internet puedes encontrar entrevistas, noticias y todo lo que tú consideres necesario para tomar una decisión. Puede que ya estés seguro o segura de quién quieres que sea presidente, pero tu derecho y responsabilidad es conocer de igual forma  a quienes buscan conformar el congreso. 

 

 

 

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