Por: Catherine Giselle Ramírez Vargas, estudiante de segundo semestre Prepa Santiago
Cuando cursaba sexto de primaria mi hermana se acercó a mí y me recomendó el libro Divergente de Verónica Roth. Ella me dijo: “léelo, tal vez es del género que te gusta”. Al principio no me llamó mucho la atención porque en ese entonces no me gustaba leer. Sin embargo, decidí hacerlo. Comencé con las primeras páginas que no me parecieron interesantes. A pesar de eso perseveré en la lectura y me empezó a interesar más y más. La historia se volvía cada vez más atractiva y, después de un par de días, terminé el libro.
Me quedé con muchas ganas de seguir leyendo así que le pedí a mi hermana que me diera el siguiente libro de la saga para leerlo. Sentí un gran vacío cuando me dijo: “no es mío el libro, se lo pedí prestado a una amiga”. Por fortuna la chica era también mi amiga, así que le pedí el libro. Ella me dio las otras dos partes. Me obsesioné tanto con esos libros que los terminé en unos días.
Desde que recuerdo, mis amigos, hermanos, incluso mis padres, me decían: “a ti te gustaría mucho leer”. Yo no les hacía caso porque pensaba que era una pérdida de tiempo. No significaba mucho para mí la frase: “no has encontrado el libro adecuado”. Ahora puedo decir que es verdad. Tal vez suene a cliché, pero es cierto. Desde que leí Divergente, empecé a leer más y más. La lectura es maravillosa, desarrolla tu imaginación, tus ideas, te ayuda a mejorar la ortografía y muchas otras cosas. Es como un viaje porque te adentras en la historia, en lo que quiere transmitir el autor. Yo opino que cada persona debe encontrar su libro, así como yo encontré el mío. Cuando tienes esa experiencia, no paras, sigues, sigues y sigues, hasta que llega un punto en que ya no sabes cuándo comenzaste. Es cierto cuando algunos dicen que los libros son mucho mejores que las películas aunque sean dos formatos diferentes. En los libros puedes mirar todo lo que en la película no encontrarás ya que es como un “detrás de cámaras”; hay muchos detalles interesantes que te permiten entender el contexto de la obra y del autor. Además existen millones y millones de libros de todo tipo, de todo género. Siempre debes seguir tus gustos y aprender a conocer cosas nuevas.
En algunas escuelas tienen la idea de la lectura por obligación. Sin embargo, creo que esta forma de enseñar no ayuda a fomentar la lectura. Para acercar a los jóvenes como yo a esta actividad, se deben analizar nuestros gustos e intereses, incluso nuestro contexto. Una lectura por obligación se vuelve pesada, aburrida, tediosa; pero cuando se hace por gusto, hasta tú mismo sabes que lo que leíste no es suficiente y que necesitas más y más. Claro, esto también depende de cada persona porque muchos cierran sus mentes, no se abren y quieren encerrarse en una pequeña burbuja. Lo que necesitan es salir de ella y conocer el mundo a través de la lectura. No hay que dejar a un lado los libros. Todos pueden encontrar su libro ideal pero hay que ser persistentes y saber que, en algún rincón de alguna librería o biblioteca, hay una sorpresa para ti que te cambiará la vida.