Desarrollo humano y social
Un mundo distinto 
08 mayo Por: Prepa Santiago
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Catherine Giselle Ramírez Vargas, Estudiante de Segundo Semestre

Empecé a nadar a los cinco años, al principio lo hice por diversión, pero a lo largo del tiempo la natación se ha convertido en algo más que eso. Es una parte de mí y gracias a este deporte he tenido grandes experiencias.

Muchas personas creerán que la natación es sólo un deporte, que se aprende por supervivencia o sirve como diversión, pero es mucho más que eso. Comencé a entrenar de manera más profesional cuando tenía ocho años con el equipo grande del club deportivo en el que estaba afiliada; yo era la nadadora más joven pues la mayoría de muchachos tenía entre 18 y 20 años. Con el paso del tiempo fui mejorando, me costó mucho para llegar hasta donde he llegado, no es nada fácil, tienes que dar tu mayor esfuerzo y energía en cada uno de los entrenamientos. Muchas veces sientes que tus músculos ya no resisten más, que estás a punto de darte por vencido, que el cansancio que sientes es tanto que quisieras renunciar y no volver a entrenar en tu vida, pero sabes que todo ese esfuerzo valdrá la pena. 

Cuando llega el momento de las competencias, todo el esfuerzo en los entrenamientos da fruto. Las competencias son lo mejor en la natación y cualquier nadador lo puede decir. Tal vez la sensación de los nervios antes de una prueba no es la más agradable, pero la convivencia que existe es lo mejor que puede haber. Cuando llegas a clasificar a competencias nacionales es cuando esa convivencia se vuelve mucho mejor: conoces a muchas personas y haces amigos de diferentes estados o incluso de tu mismo estado y que tal vez nunca habías visto. 

Hace dos años entré al club Nelson Vargas Family Fitness y, desde que comencé a entrenar, ahí mi rendimiento mejoró. Cada año el club se inscribe a una competencia llamada International Children’s Games la cual se hace en un país distinto cada año y hay diferentes disciplinas. Tuve la oportunidad de ir el año pasado a Lituania para competir en este evento. De México fueron 40 nadadores: 20 y 20 mujeres. De los que se inscriben a la competencia se hace un ranking de los mejores nadadores, porque si se pasa el cupo de 20, se clasifica por los 20 mejores nadadores y los demás quedan fuera. Ir a estos eventos no es fácil porque la natación en México no es un deporte con apoyo como el futbol. Todos se tienen que pagar sus gastos y esto representa un sacrificio importante para los nadadores y sus familias.

Yo no tenía la posibilidad de ir debido a los recursos económicos; pero gracias a mi desempeño en la alberca mi entrenador me ayudó a conseguir patrocinadores. Gracias a esto pude ir a Lituania y representar a México. La experiencia que pude vivir en ese país es lo mejor que me ha pasado en la vida. Visitamos 4 países: Lituania, Letonia, Estonia y Finlandia. La cultura de estos lugares es completamente distinta a la que nosotros vivimos aquí. El viaje me motivó a querer conocer más culturas y tener más experiencias. Por ejemplo, pude conocer el sistema educativo finlandés, uno de los mejores del mundo, en el que hay apoyos económicos para todos los estudiantes. 

Una vez que regresé a casa agradecí la experiencia que pude vivir y recordé aquel día en que decidí entrar a una alberca para jugar, mi madre observó cómo disfrutaba estar ahí y me inscribió a unas simples clases que significaron más de lo que yo creí en ese momento.

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