El secreto de Joe Gould
Joseph Mitchell
Traducción de Marcelo Cohen
Editorial Quinteto. 1era edición 2010.
Joe Gould, hijo de una de las familias más tradicionales de Nueva Inglaterra, licenciado en Harvard, rompe los lazos familiares y se marcha a Nueva York donde se dedica a vagabundear y vivir de la caridad de amigos y desconocidos. La vida de Gould transcurre entre 1916 y 1957. En su diario trajinar por calles, albergues y bares el vagabundo se hace famoso por sus excentricidades, la más llamativa es la Historia oral, una obra casi infinita a la que Gould consagraba sus días. La Historia oral era una supuesta recolección de las voces anónimas de Nueva York, una especie de caleidoscopio que buscaba retratar una sociedad y un tiempo. Gould decía garrapatear fragmentos de su historia en cuadernos que dejaba con amigos. Su idea era legar sus cuadernos a la posteridad y que su nombre fuera recordado con los grandes historiadores de todas las épocas.
Joseph Mitchell, formó parte desde 1938 de la legendaria revista The New Yorker y se especializó en retratos literarios, perfiles de personajes escritos con una gran calidad artística. Mitchell conoce la historia de Gould y, a partir de sus encuentros y conversaciones, redacta dos obras notables: “El profesor Gaviota” y “El secreto de Joe Gould”. La primera es una aproximación breve de Gould publicada cuando el vagabundo aún vivía y la segunda es una obra más ambiciosa que recopila con mayor minucia los encuentros entre ambos hombres. Mitchell ve en la Historia oral un libro posible, fruto de un personaje excéntrico pero que podía significar un descubrimiento importante para la cultura norteamericana. Sin embargo, conforme pasan los años y la relación se hace más profunda, Mitchell se percata de que Gould es la verdadera obra: un hombre que necesitaba aferrarse a una creación imaginaria, casi infinita, para encontrar su lugar en el mundo.
Partiendo de la entrevista, pero también de una mirada profunda y subjetiva, Mitchell elabora un personaje novelesco y continuamente se cuestiona por qué sigue los pasos del vagabundo, por qué cree en sus palabras hilvanadas en larguísimas conversaciones. Mitchell descubre que la Historia oral se reduce a unos cuantos capítulos en los que Gould trabaja hasta el hartazgo al grado de destruirlos y volverlos a escribir: la muerte de su padre, los problemas de salud derivados de comer salsa cátsup, una visita memorable a una reservación de indios americanos, entre otros. El desencanto inicial deviene en una admiración y respeto por un hombre que era consciente de su incapacidad creativa pero que no renunciaba y creaba con su vida una obra que se escribía día a día, en albergues, parques y hoteles baratos. El secreto de Joe Gould es una obra ejemplar que demuestra que los buenos periodistas tienen como sustento los artificios de la gran literatura.
