“La educación no cambia al mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo”.
Paulo Freire.
http://www.eligeeducar.cl/22-frases-de-paulo-freire
Hoy más que nunca el mundo necesita cambiar radicalmente. En este capítulo marcado por el cambio climático, la destrucción de la naturaleza, el renacimiento del discurso de odio, la proliferación de actos terroristas, la amenaza de la guerra nuevamente presente como sombra de nuestra incapacidad de convivir y la pobreza y la exclusión de tantos seres humanos que viven para sobrevivir, cada día es más urgente la necesidad de un cambio estructural profundo.
Cuando un sistema se va mostrando incapaz de afrontar sus problemas básicos, dice Edgar Morin, hay dos posibilidades: o se destruye o bien se convierte en un meta sistema que sea capaz de enfrentar estos problemas y resolverlos desde un nuevo paradigma.
Esto es lo que requiere el mundo de hoy. No basta con un cambio programático –un cambio en las personas, los proyectos, los matices, los partidos, las leyes-, se necesita un cambio paradigmático –un cambio en la forma en que entendemos la vida humana y la convivencia, la organización económica y el ejercicio político, el diálogo entre culturas y la búsqueda humana que trasciende las culturas- para poder realmente lograr el desafío contemporáneo que en palabras del mismo pensador francés es el de “salvar a la humanidad, realizándola”.
Para lograr este cambio no basta la educación, porque la educación está siempre sujeta en alguna medida al modelo económico, político y social de cada momento histórico que configura las prioridades, los modelos, los objetivos, los contenidos y las formas de vivir la formación de los futuros ciudadanos.
Pero si queremos aspirar a este cambio no podemos tampoco prescindir de la educación. Porque la educación si bien no cambia directamente el mundo, como dice bien el gran pedagogo brasileño, cambia a las personas que van a cambiar el mundo.
El mundo de hoy requiere sin duda de una nueva educación que pueda realmente ser capaz de cambiar a las personas que van a cambiar el mundo en lugar de capacitar a los futuros ciudadanos para ser dóciles y funcionales al sistema.
Pero como plantea el mismo Morin: ¿Quién formará a los formadores? Porque para cambiar a las personas que van a cambiar el mundo se requieren profesores diferentes, docentes en búsqueda de este nuevo paradigma para el mundo, educadores abiertos al cambio y comprometidos con la transformación de las mentes y de los corazones de sus estudiantes a partir de su propia y constante transformación.
Resulta entonces fundamental contribuir a la formación de los educadores para que tengan la visión y las herramientas necesarias para construir procesos de enseñanza y aprendizaje, proyectos de orientación y tutoría, formas innovadoras de gestión de los centros educativos, introducción creativa y constructiva de las nuevas tecnologías en el aula, enseñanza creativa de las ciencias y las matemáticas, aprendizajes críticos de la historia, etc.
Para formar a las personas que van a cambiar el mundo es indispensable formar a los profesionales que van a formar a estas personas.
Esta es la convicción que animó hace diez años a la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) en convenio con la Secretaría de Educación Pública estatal a iniciar la aventura de los posgrados de profesionalización docente con el fin de contribuir a la transformación social desde la trinchera de la formación profesional de los docentes en servicio, con una visión humanista y de compromiso social para buscar aportar elementos teóricos, metodológicos y éticos que promovieran una concepción y una vivencia distinta de las prácticas educativas para apuntar al cambio de las personas que van a cambiar a México.
Diez años después, han pasado por las aulas de la UPAEP en el marco de estos programas de maestría varios centenares de profesores, directores, orientadores educativos, supervisores, apoyos técnico pedagógicos y empleados administrativos del sistema educativo que han vivido experiencias de aprendizaje significativo orientadas a la transformación de su práctica.
Al interior de la universidad, a lo largo de estos diez años se ha vivido un proceso continuo de acción y reflexión para la mejora continua de la calidad académica y la pertinencia social de estos programas con el objetivo de contribuir cada vez con mayor eficacia, eficiencia y sentido a la transformación de las mentes y los corazones de los educadores, pues como dice Stenhouse, sin ese cambio, es imposible que ocurra alguna transformación en la educación.
La meta es formar profesionales reflexivos que sean capaces de transformar su propia práctica a partir de los aprendizajes teóricos, metodológicos, disciplinares y éticos que van construyendo en el diálogo con profesores de alto nivel académico y calidad humana y con sus propios compañeros con quienes van compartiendo su experiencia y sus preocupaciones y estrategias prácticas.
La oferta de maestrías de profesionalización docente consta hoy de siete programas: Pedagogía –con líneas terminales en docencia, dirección educativa, educación especial e intervención educativa-, Educación y desarrollo humano, Orientación y desarrollo familiar, Tecnología educativa, Educación matemática, Administración y Estudios históricos.
Con el fin de celebrar estos primeros diez años contribuyendo a la transformación de la práctica educativa, la UPAEP está convocando al Primer coloquio de maestrías de profesionalización docente que se realizará en el Centro de vinculación de la universidad el próximo sábado 30 de septiembre.
En este espacio estará presente la Dra. Frida Díaz Barriga Arceo, investigadora de enorme prestigio nacional e internacional que impartirá la conferencia: Vivir la escuela y aprender con sentido: la voz de los estudiantes. Además de la conferencia habrá una ceremonia de conmemoración a la que asistirán autoridades de la universidad y de la Secretaría de Educación Pública, un panel en el que se compartirá la reflexión de varios egresados de los distintos programas de maestría y mesas de diálogo donde se podrá compartir la experiencia de transformación de las prácticas educativas que ha promovido el estudio de estos programas.
La educación no cambia el mundo. Cambia a las personas que van a cambiar el mundo. Para ello se requiere formar a los formadores del futuro. En esta tarea sigue empeñada la UPAEP desde hace diez años.